Más gracias

Siempre he sido de las que se burla de aquellos que saben más de las tradiciones gringas que de las nuestras, de los que festejan la pascua llamándola ‘Easter Day’, de los que cogen rabia con su pareja porque no les dio nada de San Valentín y de los que celebran ‘Thanksgiving’ con decoraciones de hojas de otoño, cuando aquí ni siquiera hay estaciones.

Sin embargo, a pesar de que me cause gracia que algunos conozcan más de las tradiciones estadounidenses que de las de acá (porque apuesto a que no saben por qué es que tenemos tantos festivos y cuáles son cada uno de los santos a los que les debemos los días libres), debo confesar que me gusta la idea de esta celebración. Independientemente de que crea que se está celebrando el hecho de que los nativos del norte fueron demasiado queridos (e ingenuos) con los ingleses que eventualmente los terminaron explotando y exterminando, siento que es una buena excusa para sentarse a reflexionar de lo que ha sido la vida hasta ahora.

El ser humano tiende a pedir y a quejarse. Nos quejamos de frío, de calor, de hambre, de llenura, nos acompleja el peso de una balanza, nos “molesta” la “poca” ropa que tenemos, nos amarga que nos falte plata y tendemos a ver todo mirando hacia arriba, comparándonos con los que tienen más y, por ende, pidiéndole a Dios, o a la vida, que nos dé aún más.

Por eso es que me gusta la idea de esta fecha, pues por un día (aunque debería ser siempre) ponemos en pausa lo urgente para concentrarnos en lo importante y una ‘comelona’ obliga a todos a sentarse alrededor de una mesa para dar las gracias. Así que debido a esto, decidí que aunque no soy ‘de por allá’ hoy quiero invitarlos a que agradezcan lo que sí tienen y no lo que les falta. Hoy quiero invitarlos a que vean el vaso medio lleno.

Lo hice y es por ello que recomiendo mucho que lo hagan, pues luego de hacerlo descubrí que mi vaso que creía medio lleno realmente es uno que se desborda. Yo hoy agradezco que tengo salud, que tengo a mis papás y hermanos vivos, que gozo de amigos que me quieren al igual como yo los quiero a ellos, que tengo una sobrina por la que daría mi vida, que aún me quedan dos abuelas para que me sigan enseñando el camino, que tengo una familia unida con la que puedo contar, que tengo piernas para bailar y ojos para ver el mundo, que he tenido la oportunidad de conocer lugares increíbles, que amo poder conectarme con otros y que tengo un espacio para contar mi historia y cada locura que se me atreviese en ella.

Y, por último, agradezco por ti. Porque te tomaste un par de minutos de tu día para leerme, porque eso me honra más de lo que te imaginas, porque así sea la primera o la última vez que leas mis palabras estás ahora haciéndolo y por gente como tú es que semana a semana escribo, opino, me enfrento o solo resalto.

Porque es por quienes me siguen, sea por mis palabras, por mis videos, por mis fotos o por lo que sea que sea, que yo sigo haciendo lo que hago. Y por todo eso y más hoy doy las gracias.