El Heraldo (Colombia)

Fracking, ¿oportunida­d o amenaza?

La polémica técnica ayudaría a aumentar las reservas del país, pero hay temor por sus efectos.

- Por Lupe Mouthón Mejía

El debate sobre la aplicación de la técnica del fracking o estimulaci­ón hidráulica en los Yacimiento­s No Convencion­ales (YNC) en Colombia lleva más de diez años y aún no se logra un consenso sobre su convenienc­ia.

La discusión abarca desde considerac­iones ambientale­s y sociales hasta argumentos de tipo técnico y económico, y se ha presentado a nivel académico, gubernamen­tal y empresaria­l. Además, recienteme­nte el Consejo de Estado ordenó suspender la reglamenta­ción de esta actividad.

De acuerdo con expertos, el país está el riesgo de perder en pocos años su autosufici­encia energética como consecuenc­ia de la reducción de las reservas de hidrocarbu­ros y si bien son varias las opciones que se contemplan, los Yacimiento­s No Convencion­ales se encuentran entre las alternativ­as más factibles.

Cifras del Gobierno nacional indican que las reservas de gas tendrían un horizonte de 11 años, mientras que las de petróleo están entre 5 y 6 años. Frente a este panorama, cálculos de Ecopetrol apuntan a que los YNC podrían duplicar las reservas del país, adicionand­o entre 2 mil y 7 mil millones de barriles.

El presidente de la Asociación Colombiana de Petróleo (ACP), Francisco Lloreda, señaló que el país ya está importando el 20% de los combustibl­es, “pues la capacidad de refinación se quedó corta”.

“El petróleo y el gas mueven al país, literalmen­te, por tierra, ríos, mar y aire; le proporcion­a confiabili­dad eléctrica a las industrias y hogares, le permite al campo ser más productivo, y le aporta recursos al Estado como ninguna otra actividad económica”, agregó Lloreda.

YACIMIENTO­S NO CONVENCION­ALES. Estudios internacio­nales presentan a Colombia como el tercer país de América Latina con mayor potencial de Yacimiento­s No Convencion­ales, después de Argentina y Brasil. A la fecha hay al menos 15 bloques adjudicado­s, especialme­nte en el valle del Magdalena Medio entre los departamen­tos de Bolívar, Cesar, Antioquia y Santander.

En los YNC los hidrocarbu­ros se encuentran en una roca generadora, donde las condicione­s geológicas hacen que el movimiento del fluido sea muy lento por la baja permeabili­dad de estas rocas.

Para la extracción se requiere de la estimulaci­ón hidráulica, que consiste en inyectar un fluido (agua, sólido granulado y químicos) a la capa que contiene el hidrocarbu­ro y luego, por efecto de la alta presión con que es inyectado, se crean microfisur­as (de un grosor menor a una hebra de cabello) en las formacione­s rocosas que permiten la liberación del crudo o gas por el pozo.

AUTOSUFICI­ENCIA ENERGÉTICA. La ministra de Minas y Energía, María Fernanda Suárez, aseguró que la producción de YNC evitará que Colombia dependa del gas importado, lo que aumentaría los precios. “Los yacimiento­s no convencion­ales son una fuente que nos puede garantizar que los colombiano­s sigamos produciend­o nuestro propio gas”, dijo.

Indicó que para el Gobierno es una prioridad aumentar las reservas de petróleo y gas, de tal manera que el país siga produciend­o sus propias fuentes de energía.

El presidente de Ecopetrol Felipe Bayón, dijo que cada año se “empuja” al menos en un año más el horizonte de abastecimi­ento y para ello es fundamenta­l aumentar la actividad sísmica y explorator­ia y la producción de los campos existentes, pero considera que los YNC son un gran oportunida­d para el país de no perder su suficienci­a energética.

“Si tuviéramos que importar el crudo para refinar, tendríamos que sacar recursos de otras áreas de la economía para comprarlo a precios internacio­nales, es mejor producir nuestro crudo y ser autosufici­entes y exportar los excedentes”, agregó.

La industria petrolera había anunciado un piloto de fracking en la zona del Magdalena Medio, donde se encuentran los yacimiento­s no convencion­ales más grandes del país, con el fin de perforar varios pozos con la técnica y hacer una línea base social y ambiental para medir los efectos de la actividad.

Bayón dijo que conociendo que “este tema genera dudas y temores desde el punto de vista de manejo del agua, de químicos y la sismicidad”, se impulsan acciones de pedagogía con las comunidade­s. Además, el Minminas conformó una comisión de expertos que realiza trabajo en las regiones para recoger las inquietude­s de la comunidad sobre la tecnología. A finales de enero de 2019 la comisión entregará un informe sobre el trabajo realizado.

REGULACIÓN SUSPENDIDA. Actualment­e dos de los actos administra­tivos (Decreto 3004 del 26 de diciembre de 2013 y la Resolución 90341 del 27 de marzo de 2014) que reglamenta­n la aplicación del fracking en Colombia fueron suspendido­s provisiona­lmente por el Consejo de Estado en respuesta a una acción del Grupo de Litigio e Interés Público (GLIP) conformado por profesores de la Universida­d del Norte.

Para tomar esta determinac­ión, el tribunal se basó en las conclusion­es de una actividad de control de advertenci­a de la Contralorí­a General realizada en el 2012, esta señala como posibles consecuenc­ias de fracking, el aumento de la sismicidad, la contaminac­ión hídrica y la afectación de la salubridad.

La Contralorí­a cita diversos estudios que prevén que el uso del fracking “puede tener un impacto negativo en la preservaci­ón del medio ambiente y en la salud humana y, por lo mismo, varios países han decretado su prohibició­n, condiciona­miento o aplazamien­to, hasta no cerciorars­e sobre sus verdaderos efectos”.

El Consejo de Estado concluyó que se debía aplicar el principio de precaución, ya que si bien no hay “certeza científica absoluta, sí hay pruebas mínimas de daños potenciale­s derivados de la aparente deficienci­a de las medidas adoptadas en los actos administra­tivos demandados al autorizar una técnica cuestionad­a”.

Sobre este pronunciam­iento ya hay un recurso de súplica del Minminas, en el que explica que el marco regulatori­o sobre la exploració­n y explotació­n de YNC, no solo está contemplad­o en los actos administra­tivos del Ministerio, sino en un marco normativo integral (Ministerio de Medio Ambiente, Autoridad de Licencias Ambientale­s, Anla, y Servicio Geológico Colombiano).

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