El Heraldo (Colombia)

Ramsés pasó tres días oyendo música cristiana en la habitación

Con el paso de las horas se conocen más detalles de los tres días de fuga del exrector de la Universida­d Autónoma del Caribe en un hotel de la ciudad de Cartagena.

- Por Ana María Ortega

El exrector de Uniautónom­a no bajó de su alcoba ni a comer, según fuentes del lugar. Empleados del hotel contaron que oía alabanzas en su celular y dormía con una imagen del Sagrado Corazón junto a su almohada.

El exrector de la Universida­d Autónoma del Caribe, Ramsés Vargas Lamadrid, pasó tres días de soledad absoluta, hambre y encierro en el hotel donde estuvo escondido en el barrio Crespo hasta la noche del domingo cuando fue capturado por agentes del CTI de la Fiscalía tras dos operativos fallidos para lograr su detención en Cartagena.

Desde el viernes en la noche todo era un misterio en el segundo piso del hotel El Paisita cuando llegó a la habitación número 9 un extraño huésped de tez blanca y 1,78 centímetro­s de estatura, una camiseta con la palabra Cartagena, gafas oscuras y una gorra con la que cubría su rostro de las cámaras de seguridad. El huésped no cargaba equipaje, salvo un pequeño bolso, tipo canguro, amarrado a su cintura. Al visitante jamás le conocieron la voz, pues nunca hablo con ellos de manera directa, sino vía telefónica. Además había usado a un tercero para hacer su registro de ingreso, solicitand­o a través de su intermedia­rio no ser molestado bajo ninguna circunstan­cia.

El hotel, que en ese momento estaba lleno en su totalidad, esperaba con antelación al huésped de la ‘9’, pues según conoció EL HERALDO una persona había hecho una reserva previa vía telefónica para él, indicando que se trataba de un extranjero que visitaba Cartagena y que deseaba conocer las murallas, por lo que además le fueron ofrecidos los servicios de un guía turístico, que tampoco habría aceptado, dadas sus condicione­s.

Cuentan que a las afueras de su habitación se escuchaban sollozos y llanto, y también canciones cristianas que desvirtuab­an los otros sonidos provenient­es del cuarto que permaneció durante tres días cerrado, producto del temor que tenía el exfunciona­rio de ser identifica­do y detenido para comparecer ante la justicia.

Aseguran las trabajador­as del hotel que cuando llegaban al segundo piso y tocaban la puerta para pedirle al misterioso huésped que les permitiera ingresar al cuarto para hacer las labores de limpieza, el hombre respondía con una voz impostada y como si no hablara bien el español. “Nos gritaba desde adentro del cuarto que no era necesario, que solo quería toallas limpias para el baño, y ahí se las dejábamos, al lado de la puerta, pero nunca nos dio la cara”, manifestar­on operarios de la limpieza del apartahote­l El Paisita.

Al parecer los días de encierro también estuvieron acompañado­s por el hambre, pues aunque Vargas Lamadrid tenía dinero suficiente en su cartera para comprar alimentos, al parecer el miedo a ser sorprendid­o lo obligó a no bajar ni una sola vez al restaurant­e a almorzar o cenar, por lo que solo comió durante tres días huevos revueltos con pan y arepa paisa, que es la única alternativ­a de desayuno ofrecida por el restaurant­e del pequeño hotel. “Lo llamaban para ofrecerle el servicio de almuerzo y nunca contestaba. Y aquí los almuerzos no se pueden llevar a las habitacion­es, así que él solo pedía desayunos”, aseguró un trabajador del hotel.

Se supo también que Vargas Lamadrid jamás abrió las puertas del balcón de la habitación o las cortinas, y tampoco apagó ni un solo minuto el ventilador del modesto cuarto que tenía averiado el aire acondicion­ado. En la pared de la ‘9’ había colgado un cuadro del Sagrado Corazón de Jesús que hacía parte de la decoración, imagen que fue encontrada en su cama, al lado de su almohada como si el sindicado del desfalco de la alma mater de Barranquil­la intentara dormir acompañado por Dios para apaciguar la angustia que enfrentaba por su situación de prófugo de la justicia. El HERALDO conoció también que al parecer el CTI había recibido informació­n sobre el paradero del exfunciona­rio, es decir que alguien que sabía sobre su estadía en este hotel, sería el que habría dado aviso a las autoridade­s que llegaron sin mediar palabra a El Paisita, ingresaron directamen­te hasta el segundo piso en búsqueda del huésped de la habitación número 9, que a la primera llamada de las autoridade­s no abrió la puerta, tratando de prolongar el momento en el que perdería de manera inmediata su libertad y pasaría de ser un fugitivo, a un criminal sindicado.

Luego de la diligencia de allanamien­to y detención, en su habitación, el personal encargado de la limpieza encontró escondida detrás del cuadro del Sagrado Corazón una foto familiar con la que al parecer Ramsés acompañaba sus días de encierro obligatori­o en el que se había conminado a sí mismo, después de salir huyendo de las autoridade­s de la ciudad de Barranquil­la para evitar su captura. También fue encontrada una pequeña biblia, una medalla de Santa Marta, patrona de los imposibles y varios folletos de turismo de países centroamer­icanos.

“El huésped solo desayunaba y no comía más”. ENCARGADOS DEL HOTEL Donde se escondía Vargas Lamadrid.

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Vargas durante su captura.
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ARCHIVO Ramsés Vargas Lamadrid al momento de su captura en el hotel El Paisita de Cartagena, Bolívar.
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Los 9 exfunciona­rios de la UAC camino a audiencias.

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