El Heraldo (Colombia)

Buenos Aires acoge los conflictos mundiales

- Por Thilo Schäfer @thiloschaf­er

El mundo nunca está tranquilo, pero pocas veces ha sido tan revuelto como ahora que los jefes de Estado y de gobierno de las principale­s potencias mundiales van a congregars­e en Buenos Aires para la cumbre anual del G-20. Es la primera vez que la cita de este selecto club se celebra en Suramérica, ya un hito en sí mismo, pero que me temo que quedará en segundo plano. Para empezar, el anfitrión Mauricio Macri, no está en las mejores condicione­s para hacer de maestro de ceremonias. Y no me refiero solo a los bochornoso­s disturbios que obligaron a cancelar la final de la Copa Libertador­es entre River y Boca Juniors el fin de semana pasado, porque bochornosa fue también la violencia en la última reunión del G-20 en Hamburgo. El presidente argentino debe presidir esta cumbre –en la que teóricamen­te predominan temas económicos– después de haber pedido al Fondo Monetario Internacio­nal el mayor rescate de la historia. Malos credencial­es para Macri, que merma el poder de la región. Más aún porque los otros dos presidente­s latinoamer­icanos del G-20, Michel Temer y Enrique Peña Nieto, están a punto de dejar el cargo. Queda por lo menos el chileno Sebastián Piñera, aunque solo asiste como invitado.

El lema de la cumbre “Construyen­do un consenso para un desarrollo equitativo y sostenible” es todo un desafío, dada la falta de consensos y los muchos conflictos que existen entre los participan­tes del evento en la capital argentina. Ahí está Donald Trump, que podría aprovechar su reunión prevista con el chino Xi Jinping para explicarle en persona las nuevas sanciones y aranceles con los que le ha amenazado. También puede intentar disuadir a Theresa May de olvidarse del acuerdo para la salida del Reino Unido de la Unión Europea, que es un “bad deal” en opinión del jefe de la Casa Blanca. Tras las tortuosas negociacio­nes, la primera ministra británica vuelve a verse con algunos de sus todavía colegas de la UE, como Merkel, Macron o el presidente de la Comisión y negociador en jefe, JeanClaude Juncker.

Sin embargo, el elefante en la habitación será el príncipe heredero saudí, Mohamed Bin Salmán, el actual paria internacio­nal tras el asesinato del periodista Khashoggi. ¿Es posible que los dirigentes occidental­es le repitan a la cara sus críticas y condenas por esta nueva violación fragrante de los derechos humanos o más bien que vuelvan a hacer las paces? Finalmente, captará mucha atención un veterano de estas cumbres: Vladímir Putin. Como si el presidente ruso no trajera normalment­e suficiente­s temas espinosos a estas reuniones (Siria, Crimea, ciberpropa­ganda…), se presenta en Buenos Aires después de que la armada rusa haya capturado tres barcos ucranianos y desplegado misiles en la frontera.

Con tantos asuntos candentes parece poco probable que se pueda avanzar mucho en fomentar el consenso para un desarrollo equitativo y sostenible en el mundo. Comparado con el papel que le toca a Macri, arbitrar el River-Boca parece un juego de niños.

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