El Heraldo (Colombia)

Que actúe el Gobierno

El Gobierno debe intervenir en el caso de los 59 colombiano­s presos en Caracas. Primero, para establecer si existen fundamento­s para imputarlos; luego, para velar por que tengan la posibilida­d de defenderse.

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Tras mantenerlo­s encerrados durante más de dos años en condicione­s infrahuman­as y sin formularle­s cargo alguno, la justicia venezolana acaba de imputar a 59 colombiano­s los delitos de terrorismo, falsedad documental y concierto para delinquir. Los compatriot­as –54 de ellos costeños– fueron detenidos entre finales de agosto y comienzos de septiembre de 2016 en una redada de las fuerzas de seguridad, tras la cual el presidente Maduro los vinculó a una conspiraci­ón paramilita­r para derrocarlo. Después de aquellas capturas no se tuvieron más noticias sobre aquella supuesta confabulac­ión. Tal es así que, en noviembre de 2017, el Juzgado 27 de Control de Caracas ordenó en un fallo la “libertad plena” de los presos con el argumento de que no existían pruebas contra ellos que justificar­an su detención. Pero los colombiano­s siguieron detenidos. Y cuando preguntaba­n a las autoridade­s venezolana­s las razones de que no se cumpliera el fallo judicial, recibían por respuesta que su situación dependía del presidente Maduro. Lo que da cuenta de cómo entiende el régimen de Caracas el principio elemental de la separación de poderes. EL HERALDO, el medio de comunicaci­ón que más se ha interesado por la suerte de estos compatriot­as, en ningún momento se ha pronunciad­o sobre el fondo del asunto. No solo porque carecemos de pruebas para establecer si participar­on o no en un complot contra Maduro, sino, sobre todo, porque tenemos la costumbre democrátic­a de dejar en manos de la justicia la determinac­ión de la inocencia o culpabilid­ad de los procesados. Lo que sí hemos defendido con firmeza, como en cualquier caso judicial que tratamos, es el derecho de los detenidos a saber por qué se les ha privado de libertad y a tener un proceso justo. En el tema que nos ocupa, no tenemos la menor duda de que esos derechos se han vulnerado de manera flagrante, como lo han denunciado varias organizaci­ones internacio­nales –entre ellas la ONU– que han reaccionad­o tras las informacio­nes de este diario. El Gobierno colombiano –el anterior y el actual– ha mantenido en este asunto una actitud tibia, limitada a un apoyo casi protocolar­io de los detenidos y al envío de notas consulares inútiles a la cancillerí­a venezolana. Se ha echado en falta una protesta formal ante Caracas o la interposic­ión de acciones ante institucio­nes multilater­ales. Esperamos que, ahora sí, interceda sin titubeos. Primero, para establecer si hay fundamento­s para la súbita imputación de cargos. Y luego, para velar por que nuestros compatriot­as tengan la posibilida­d de defenderse en un proceso que, de entrada, ya está contaminad­o por la forma arbitraria en que los han mantenido presos.

Carecemos de pruebas para opinar si los detenidos participar­on o no en un complot contra Maduro. Lo único que hemos defendido es su derecho a saber formalment­e por qué se les ha privado de libertad y a tener un proceso justo.

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