Por la plata baila el Petro
Hasta que por fin Petro quedó retratado como es y ha sido. La senadora del Centro Democrático Paloma Valencia, en el candente debate del martes, reveló un video en el que jefe de la Colombia Humana aparece recibiendo fajos y fajos de dinero.
En su desesperada defensa, el controvertido político indicó que “como estaba previamente establecido querían con el video sobre mí, tapar graves hechos de corrupción”. Según dijo, la cinta es de hace 14 años y en ella quedan claros “la fuente del dinero y su uso”.
Mal chiste, Petro. No hable bobadas. No se ridiculice. La filmación es contundente. A usted se le ve en ella como a los “montesinos” que tanto ha denunciado desde el Congreso.
A sus 58 años, Petro ha edificado su carrera política con base en una constante: desprestigiar a sus adversarios, molerlos a través del aparato judicial y hacerlos encarcelar. El tema es muy simple: para el personaje de marras todo el mundo es paramilitar y corrupto, menos él y sus seguidores, claro está.
En parte, el otrora guerrillero del M-19 fue el artífice de la parapolítica. Cuando el escándalo estalló, a finales de 2006, Petro no se cansaba de hablar con testigos para señalar a sus rivales políticos.
Para no ir muy lejos, fue Petro el que se levantó en Canadá a Jairo Castillo Peralta, alias Pitirri, quien fue clave para que las autoridades procesaran a varios congresistas. Ciertamente Pitirri sabía una que otra cosa de políticos de Sucre, pero elevado a la categoría de héroe terminó echando al agua a gente que ni siquiera conocía.
Fue Petro, igualmente, el encargado de hacerles imposible las vidas a los militares que heroicamente recuperaron el Palacio de Justicia, cuando en noviembre de 1985 fue asaltado por los terroristas del Eme.
En el último momento, en la Corte Suprema, el coronel Plazas Vega se salvó de milagro de una injusta condena. En cambio, el general Arias Cabrales no ha tenido la misma suerte e infamemente sigue en prisión.
Entonces, quién iba a pensar que el inquisidor Petro fuera a terminar dando explicaciones por andar recibiendo a hurtadillas billete, vaya uno a saber de qué origen y con qué objetivo.
Usted, senador Petro, lleva años haciéndoles gambetas a los jueces. O si no mire lo que pasó cuando fue alcalde de Bogotá: en una decisión legítima, la Procuraduría lo destituyó por el mal manejo que le dio al tema de las basuras en la capital colombiana.
Pues bien, “Aureliano” movió cielo y tierra y no se dejó sacar del cargo. Fue un descarado desafío a la institucionalidad del país. Petro demostró en esa oportunidad que la justicia solo le sirve para aplastar a sus antagonistas. En cambio, cuando toca la puerta de su casa “es una persecución de las bandas mafiosas que persiguen al pueblo”.
“Mafias” como las que lo han multado por las burradas que cometió como alcalde capitalino. Claro, Petro dice que no tiene un peso. Pues fácil: pídale prestado al mismo que se ve en el video entregándole morros de plata.
Señor Petro: a usted, con contadas excepciones, todo el mundo le tiene miedo. Permítame contarle que hago parte de esas contadas excepciones.
Senador: después de la hazaña protagonizada hace cuatro días por Paloma Valencia, ¿ve lo bueno que es sentirse aplastado y con todo el mundo encima, como lo ha hecho usted con tanta gente?