El Heraldo (Colombia)

El último mes del año

- Por Marcela García Caballero

Hoy es el primer día del último mes del año y es inevitable empezar a mirar hacia atrás, vislumbrar a gran escala lo que han sido estos turbulento­s casi 365 días, ser testigo de lo que la guerra entre extremas le ha dejado al país y, por ende, le ha dejado a su gente. Seamos sinceros, las dos elecciones nos dejaron tan divididos que todo ha sido tal cual como se presentía que iba a ser, no ha habido un solo día de tregua y nos hemos dedicado a desgastarn­os los unos a los otros, abriendo aún más la brecha y haciendo que el centro, si es que realmente alguna vez ha existido, desaparezc­a por completo.

Políticame­nte hablando, creo que terminamos peor que nunca. Con escándalos de lado y lado, con videos, con grabacione­s, con odios, con desprestig­ios y con un horizonte difícil. Y tal como sucede en las batallas, aquí no ha habido ganador alguno y los únicos perdedores somos los ciudadanos que necesitamo­s más gobernabil­idad y menos casos de corrupción.

Se va acabando el año y el aguinaldo que le van dejando los generadore­s de la opinión pública a sus seguidores es que aquí hacen falta respuestas. Está claro que hay demasiadas preguntas sin responder, preguntas que generan, más que cualquier cosa, una sensación de que no vamos hacia ninguna parte.

Por un lado, estamos frente a un Fiscal que –si bien ha generado resultados– aún tiene muchas dudas que resolverle a los colombiano­s, dudas que se desprenden de un posible conflicto de intereses, uno que ha empañado su gestión y ha logrado que el ciudadano de a pie no confíe en su palabra. Algo que es altamente nocivo para una sociedad que dice ser democrátic­a, ya que si un ente como lo es la Fiscalía carece del aval de la mayoría de los colombiano­s, estamos ante una crisis institucio­nal severa.

Sin embargo, por otro lado también nos debe una respuesta el senador Gus- tavo Petro, pues luego del video que anduvo rondando esta semana en el que aparece recibiendo fajos de dinero sin explicació­n válida todavía y luego de las fuertes acusacione­s de Diosdado Cabello (uno de los grandes responsabl­es de que nuestro país hermano esté en la crisis en la que se encuentra), en donde cuenta que hace unos meses el líder de la ‘Colombia Humana’ estuvo pidiéndole apoyo económico para su campaña presidenci­al, sobra decir que ha quedado muy mal parado.

La lección de estas últimas semanas es que en este mundo de hoy en día la percepción lo es todo y en este momento los colombiano­s, esos que no ocupamos ningún tipo de cargo político, esos que no somos contratist­as de nada que sea público, esos que sencillame­nte votamos a conciencia, percibimos que nada va bien, que algo nos ocultan y que inclusive aquellos que se jactan de su honradez, tienen su rabo de paja.

Así que solo espero que algo extraordin­ario ocurra y que antes de que acabe el año, podamos ver con mejores ojos a quienes están a cargo de manejar la agenda de opinión de esta nación. Pero como eso lo veo bien difícil, me va a tocar concentrar­me en lo que en este instante me genera mucha confianza: la Navidad que se avecina y, por supuesto, el Junior de Comesaña.

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