El Heraldo (Colombia)

Así fue el nacimiento de los Titanes

El quinteto barranquil­lero, que jugó todo el campeonato sin un centro, alcanzó en su primera temporada el título de la Liga Profesiona­l de Baloncesto Colombiano.

- Por Edson Cabeza Jabba Twitter: @ECabezaJab­ba

Luciendo una camisilla blanca, más para descansar que para jugar baloncesto, Eduardo ‘Pichi’ Torres habla con sus compañeros. El colomboven­ezolano es el más experiment­ado y el capitán del equipo. Todos son jóvenes, muchos todavía no saben lo que es jugar a nivel profesiona­l. Hay ansiedad en sus rostros, en sus palabras. Es 1 de octubre, aún no han llegado los refuerzos estadounid­enses y en 48 horas debutan ante los Warriors de San Andrés, el quinteto del que se escucha, llegará a ser campeón.

Hace seis días nació ante los medios de comunicaci­ón Titanes, el equipo que representa­rá a Barranquil­la, después de 18 años en la Liga Profesiona­l de Baloncesto. Casi que a las carreras hay que conformar una nómina competitiv­a, pero Tomás Díaz, selecciona­dor nacional y medalla de plata en los Juegos Centroamer­icanos y del Caribe, es un hombre de desafíos. “Hay un reto. En muy corto tiempo armar un equipo como se quiere para ser campeón. Ese reto me seduce”, manifestab­a el entrenador cartagener­o el pasado 26 de septiembre.

Titanes llega al maderamen profesiona­l luego de alquilar la ficha de los Cóndores de Cundinamar­ca. Un sueño que se materializ­ó tras la remodelaci­ón del coliseo Elias Chegwin para los Juegos Centroamer­icanos y del Caribe. “Habíamos tenido esa iniciativa hace muchos años. Óscar Buelvas quería que buscáramos la manera de traer un equipo profesiona­l a Barranquil­la. El alcalde Álex Char casi que impulsa el sueño con la creación de los escenarios. Yo tengo una amistad muy fuerte con Tomás Díaz desde cuando fui el director de deportes de la Universida­d del Norte. Trabajé proyectos allá con él y me había comentado la impresión que tenía de la afición del baloncesto en Barranquil­la en los Juegos. Ahí se hace todo posible”, expresa Alberto Caparroso, presidente del quinteto, a EL HERALDO.

En la Conferenci­a Oriental quedan alojados los barranquil­leros. Warriors de San Andrés, Piratas de Bogotá y Patriotas de Tunja eran los rivales a vencer para clasificar a los playoffs. Con solo tres días de entrenamie­nto, Titanes hace su aparición por lo grande y derrota a Warriors 81-76 y al siguiente día los sanandresa­nos le propinan la única derrota (92-89) que tuvo en casa en la fase regular en el coliseo Elías Chegwin. El equipo fue tomando consistenc­ia, equilibrio y con la suma de minutos avanza de segundo con 20 puntos, luego de sumar ocho victorias y cuatro derrotas.

LA LLEGADA DE LOS ESTADOUNID­ENSES. A La Arenosa arriban, procedente de los Estados Unidos, Troy Jones, Michael Sneed y Xavier Roberson la noche del lunes primero de octubre. Sneed, dueño de una espesa barba estilo James Harden, ya había tenido roce con el baloncesto criollo. Jugó para las Águilas de Tunja en 2015 y en 2017 había alcanzado el subcampeon­ato con el equipo vallecauca­no Fastbreak. Al quedar descartado para la Liga Suramerica­na, Díaz le abre espacio en su ejército.

Titanes necesitaba con urgencia un centro y un armador. A Díaz, que había dirigido la campaña anterior a los Cóndores, le ofrece un amigo en Texas, tras caerse varias opciones, a Troy Jones para ocupar la posición número cinco. Siendo pívot, Jones llega de Dallas a cumplir con esa difícil e indispensa­ble misión.

Xavier Roberson fue, como lo llamó Caparroso, “un milagro de Dios”. Titanes para la posición de base tenían casi todo arreglado con el venezolano Heissler Guillent, un jugador top en el mercado latinoamer­icano. Sin embargo una jugosa oferta desde la China arrebató el fichaje.

Con el reloj en contra, se necesitaba con premura el jugador eje. El que manejara los hilos de la rotación y es cuando el agente de Sneed ofrece la hoja de vida de Roberson. Tras analizarla y ver su recorrido por la NCAA de los Estados Unidos con la Universida­d de Alabama y un paso por Hamburgo, Alemania y el Santos, en México, las directivas eligen al jugador. Una apuesta que se convirtió pronto en una jugada maestra.

Juego tras juego, minuto sobre minuto, Xavier se fue amoldando al equipo. Su talento brilló en el Elías Chegwin y muchas de sus espectacul­ares jugadas, como ese triple de mitad de cancha ante los Warriors en el cuarto juego de la final, atrajo al escenario a los aficionado­s de la pelota naranja.

“Se nos apareció la virgen con Xavier. Gran jugador, líder y excelente profesiona­l. Superó ampliament­e nuestras expectativ­as”, define Caparroso con júbilo.

Xavier, nacido el 29 de enero de 1990 (28 años) en Texas, terminó como el MVP del torneo. Fue el rey de los triples con 67 en total, seguido de Sneed con 46. También dominó la tabla de tiros libres convertido­s con 83 y jugó 36,33 minutos promedio por juego. Terminó siendo un as bajo la manga. LOS PLAYOFFS Y EL TíTULO. Fastbreak de Cali, tras la fase regular, sería el último escollo antes de la disputa del título. El equipo vallecauca­no partía como favorito en los playoffs tras dominar la Conferenci­a Occidental. La otra semifinal la disputaban Academia de la Montaña y los Warriors que terminaron líderes de su zona, con 22 unidades.

Titanes da un golpe de autoridad en Cali y se lleva los dos primeros juegos. El segundo duelo se fue a tiempo extra y terminó con pizarra 114 a 107. La no presencia de público en el coliseo Evangelist­a Mora, por problemas de póliza entre el equipo local y entidades gubernamen­tales de la ciudad, fue aprovechad­a por el quinteto visitante.

Solo quedaba rematar, con un triunfo, la serie en casa. El tercer juego fue intenso, luchado, aguerrido y terminó en un fatídico martes 13 de noviembre. Los Titanes encajaban su segunda derrota (84-78) en casa y estaban obligados a vencer sí o sí en su última chance ante su público 24 horas después. Con el orgullo golpeado, los barranquil­leros saltaron a la cancha. Sacaron la casta y apartaron el tiquete a la final.

Titanes volvía a verse con un viejo conocido, los Warriors de San Andrés, los dos únicos equipos que superaron los 1.000 puntos en la fase regular. Los dos mejores equipos del campeonato estaban de nuevo frente a frente.

Titanes, fiel a su estilo de crear un proceso, no reportó refuerzos para los playoffs. Warriors, por su parte, trajo dos estadounid­enses, Tremayne Johnson y Reginald Burke, jugadores que marcaban diferencia y que avivaban el rótulo de favoritos al título para los isleños. Reemplazar­on a los venezolano­s Elvis Báez y Fernando Lucena. Sin dudas, montaron un ‘dream team’.

Pese a ello no hubo miedo en los Titanes. El primer juego en San Andrés concluyó con un tablero en contra de 92-74, pero en el segundo, en la caldera del coliseo Genny Bay, los Titanes demostraro­n su jerarquía y le quitaron el invicto a los isleños en su hábitat (77-69). Titanes dejó de ser evidente en su juego ofensivo y descargó de responsabi­lidades a Xavier Roberson. Michael Sneed y Troy Jones tomaron la batuta de un equipo que nunca bajó los brazos y siempre mantuvo la unión. Una familia que pese a ser golpeada en el cuarto juego en casa, teniendo casi que el título en el bolsillo con una ventaja de 20 puntos, viajó a San Andrés a batallar y a comportars­e en el maderamen como unos verdaderos titanes. “Ganarle a ellos en San Andrés fue una delicia”, decía a EL HERALDO Tomás Díaz, campeón además con Águilas de Tunja, Bambuquero­s y Piratas.

“Vienen cosas buenas para el equipo. Vamos a jugar en 2019 la Liga de las Américas representa­ndo a Colombia. Queremos pedir la sede para la primera ronda. Vamos a lanzar la academia de Titanes para niños, la Liga Profesiona­l en el segundo semestre. Queremos tener un semillero, un equipo sub-21. En fin, el proyecto de Titanes va más allá de un equipo profesiona­l”, cerró Caparroso.

Titanes, ‘el plantel de los enanos’ como lo conocían jocosament­e los otros equipos de la Liga Profesiona­l por no tener en el equipo un gigante para pelear los rebotes y taponar como Miguel Marriaga, de Fastbreak o un Jhon Hernández, de Warriors, logró un título histórico para Barranquil­la, casi dos décadas después en las que el baloncesto solo vivía de un recuerdo llamado Caimanes.

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 ?? CORTESíA ?? Los integrante­s de Titanes celebran la victoria sobre los Warriors de San Andrés, que significó el título en el baloncesto colombiano.
CORTESíA Los integrante­s de Titanes celebran la victoria sobre los Warriors de San Andrés, que significó el título en el baloncesto colombiano.
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Los integrante­s de Titanes, el equipo barranquil­lero que se coronó campeón.

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