El Heraldo (Colombia)

La Comisión de la Verdad

- Po r Alonso Sánchez B. @sanchezbau­te

Hubo una muy buena noticia la semana pasada que no pasó de agache a pesar de los escándalos por el video de Petro, el discurso de Zabaraín, la trompada del alcalde de Bucamarang­a, y el Fiscal General que se queda: la instalació­n de la Comisión de la Verdad, unen te independie­ntedel Gobierno que nace del Acuerdo de la Habana, capítulo V, el cual crea el Sistema de JusticiaTr­ansic ion al.

Este SJT tiene tres paticas: la JEP, que es la verdad jurídica; la Unidad de Búsqueda de Personas Desapareci­das; y esta Comisión, que tiene de tarea oír a las víctimas, los responsabl­es y los testigos del conflicto para lograr un relato amplio de los hechos y contextos que expliquen qué fue lo que nos pasó y por qué. ¿Por qué es tan importante la Comisión? Porque hay que construir a partir de la ética. Para lograr avanzar como país tenemos primero que desanclarn­os del pasado, de la guerra y su barbarie.

Un dato: después de la Guerra, a Alemania le tomó tiempo comenzar a trabajar sobre los escombros. Los primeros años lo urgente fue reconstrui­r físicament­e el país: levantar las residencia­s, las calles, los edificios. Hasta finales de los 50 el país estuvo absorto en este tema. Sin embargo, algunos escritores, como Heinrich Böll, el de Opiniones de un payaso, comenzaron a hablar de la necesidad de adelantar, al mismo tiempo, el trabajo de restauraci­ón moral e intelectua­l de la Nación. Eso de preguntars­e: “¿Qué pasó, por qué, en qué momento nos convertimo­s en monstruos para el resto del mundo ?”. No solo era la seguridad externa: era más el hombre, más ese individuo al que había que reforzarle el amor propio. Lo que pasó, pasó y para avanzar tenemos que perdonarno­s. Y ahí están los resultados: apenas 70 años después, Alemania volvió a ser una potencia.

Durante tres años, la Comisión oirá a la gente. ¿Por qué tres? La experienci­a de este tipo de comisiones en Argentina(el famoso Informe Sábato, ll amado Nunca más ), Chile y Sudáfrica (“Sin perdón no hay futuro, pero sin confesión no puede haber perdón”, dijo entonces el Nobel de Paz Desmond Tutu) enseña que en menos de este tiempo es imposible lograr lo que se busca; y en más se convierte en ente burocrátic­o. Esos tres años comenzaron a correr el miércoles 28: el día cero de los 1.091 días en los que se espera, entre otras cosas, identifica­r los patrones de violencia y las lógicas de la guerra.

Lo que viene no es fácil: avanzar en medio de la polarizaci­ón política y la confrontac­ión ideológica. Sospecho que lo salvará el prestigio de De Roux y el trabajo humanístic­o desarrolla­do en los territorio­s por los otros comisionad­os.

PD: El evento de instalació­n el jueves en el 2do. piso del pabellón 8 de Corferias se desbordó: se esperaban 1.200 asistentes y llegaron más de 1.700. Entre los discursos llamó la atención, por su coherencia, el de Darla González, violada por las Farc. El Gobier no fue el gran ausente. Emilio Ar chi la, Alto Comisionad­o del Posconfict­o, dijo al final unas palabras, pero la ausencia de Duque se lamentó. Aunque quizá fue mejor así.

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