La Comisión de la Verdad
Hubo una muy buena noticia la semana pasada que no pasó de agache a pesar de los escándalos por el video de Petro, el discurso de Zabaraín, la trompada del alcalde de Bucamaranga, y el Fiscal General que se queda: la instalación de la Comisión de la Verdad, unen te independientedel Gobierno que nace del Acuerdo de la Habana, capítulo V, el cual crea el Sistema de JusticiaTransic ion al.
Este SJT tiene tres paticas: la JEP, que es la verdad jurídica; la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas; y esta Comisión, que tiene de tarea oír a las víctimas, los responsables y los testigos del conflicto para lograr un relato amplio de los hechos y contextos que expliquen qué fue lo que nos pasó y por qué. ¿Por qué es tan importante la Comisión? Porque hay que construir a partir de la ética. Para lograr avanzar como país tenemos primero que desanclarnos del pasado, de la guerra y su barbarie.
Un dato: después de la Guerra, a Alemania le tomó tiempo comenzar a trabajar sobre los escombros. Los primeros años lo urgente fue reconstruir físicamente el país: levantar las residencias, las calles, los edificios. Hasta finales de los 50 el país estuvo absorto en este tema. Sin embargo, algunos escritores, como Heinrich Böll, el de Opiniones de un payaso, comenzaron a hablar de la necesidad de adelantar, al mismo tiempo, el trabajo de restauración moral e intelectual de la Nación. Eso de preguntarse: “¿Qué pasó, por qué, en qué momento nos convertimos en monstruos para el resto del mundo ?”. No solo era la seguridad externa: era más el hombre, más ese individuo al que había que reforzarle el amor propio. Lo que pasó, pasó y para avanzar tenemos que perdonarnos. Y ahí están los resultados: apenas 70 años después, Alemania volvió a ser una potencia.
Durante tres años, la Comisión oirá a la gente. ¿Por qué tres? La experiencia de este tipo de comisiones en Argentina(el famoso Informe Sábato, ll amado Nunca más ), Chile y Sudáfrica (“Sin perdón no hay futuro, pero sin confesión no puede haber perdón”, dijo entonces el Nobel de Paz Desmond Tutu) enseña que en menos de este tiempo es imposible lograr lo que se busca; y en más se convierte en ente burocrático. Esos tres años comenzaron a correr el miércoles 28: el día cero de los 1.091 días en los que se espera, entre otras cosas, identificar los patrones de violencia y las lógicas de la guerra.
Lo que viene no es fácil: avanzar en medio de la polarización política y la confrontación ideológica. Sospecho que lo salvará el prestigio de De Roux y el trabajo humanístico desarrollado en los territorios por los otros comisionados.
PD: El evento de instalación el jueves en el 2do. piso del pabellón 8 de Corferias se desbordó: se esperaban 1.200 asistentes y llegaron más de 1.700. Entre los discursos llamó la atención, por su coherencia, el de Darla González, violada por las Farc. El Gobier no fue el gran ausente. Emilio Ar chi la, Alto Comisionado del Posconficto, dijo al final unas palabras, pero la ausencia de Duque se lamentó. Aunque quizá fue mejor así.