Modificación genética: debate abierto a la ética
El anuncio de un investigador chino sobre la creación de los primeros bebés modificados abrió un debate en la comunidad científica mundial sobre los límites de la práctica científica y la trasgresión de varios acuerdos.
La noticia que ha revolucionado el mundo de la ciencia en la última semana proviene de China. He Jiankui, un científico de ese país, aseguró haber creado a los primeros bebés modificados genéticamente de la historia, lo que varios expertos han considerado “nuevos humanos” e incluso “una práctica científica reprochable”.
En un video de casi cinco minutos el científico, profesor de la universidad de Shenzhen, en China, anunció el nacimiento hace unas semanas de gemelas cuyo ADN fue modificado para que sean resistentes al virus del sida. Precisó que el padre es seropositivo.
Luego, en una conferencia de prensa, donde anunció también que pausaría estas investigaciones, explicó que ocho parejas –todas formadas por un padre seropositivo y una madre seronegativa– se habían declarado voluntarias para el ensayo pero que una de ellas se había retirado.
Pero, ¿en qué se centra la polémica? Para entender los dilemas éticos y científicos en torno a la comunidad global es necesario conocer la técnica usada por este profesor, que hasta el momento no había sido probada en humanos.
Se trata de la Crispr-Cas9, llamada ‘tijeras genéticas’, la cual permite quitar y reemplazar las partes no deseadas del genoma.
La Academia Noruega de Ciencias y Letras otorgó este año el Premio Kavli en Nanociencia a Emmanuelle Charpentier, Jennifer A. Doudna y Virginijus Šikšnys por la invención de CrisprCas9, una nanoherramienta para editar el ADN. El hecho “causó una revolución en la biología, la agricultura y la medicina”.
“Este gran invento no solo ofrece grandes oportunidades, sino que también conlleva responsabilidades y riesgos que afectan a toda la humanidad. Los desafíos éticos profundos deben ser abordados y resueltos”, dijo la institución al momento de entregar el premio.
Las posibles aplicaciones médicas incluyen la capacidad de corregir mutaciones causantes de enfermedades y utilizar la terapia génica para curar enfermedades graves como la distrofia muscular, la anemia de células falciformes y algunas formas de ceguera y cáncer.
En este caso de China, los bebes, llamados Lula y Nana, nacieron por fecundación in vitro de un embrión modificado antes de ser implantado en el útero de la madre.
“Justo después de inyectar el esperma del marido en el óvulo, un embriólogo inyectó una proteína Crispr-Cas9 encargada de modificar un gen para proteger a las niñas de una futura infección de VIH”, explicó He Jiankui.
SIN VERIFICACIÓN. Este autoproclamado suceso médico aún no se ha verificado de manera independiente. Los resultados del equipo chino no fueron publicados en una revista científica ni tampoco se han presentado pruebas. Esta es una de las ramas de la polémica científica.
“La ética es un asunto en los que hay mucha interpretación personal y por eso siempre hay un comité que evalúa si lo que uno pone es justificable o no. Siempre se deben someter los experimentos a este comité al momento de presentarlo”, explica Rafik Neme, biólogo con maestría en biología molecular y doctorado en genética evolutiva y genómica.
La idea, entonces, es tratar de sopesar qué es lo que uno gana versus lo que se sacrifica. Qué tanto tienes que ganar para ceder una vida, por ejemplo.
Asumiendo que el resultado del experimento es cierto, hay varios problemas según Neme. El primero es que en términos técnicos “sabemos que esta herramienta no es 100% confiable, que tiene una cantidad de problemas para modificar, que así tengas positivo en un punto puedes obtener mutaciones en otro lado”. Entonces, al tratar de arreglar un problema, puedes estar creando uno mayor.
El procedimiento que se utiliza parece ser muy prometedor para el futuro, señala Juan José Yunis Londoño, médico genetista profesor titular de la Universidad Nacional y coordinador de la maestría en genética humana. Sin embargo, advierte, “no hay ninguna certeza de que cuando se use esta herramienta no se puedan estar generando cambios en otra parte del genoma. No es un procedimiento 100% eficaz, todavía tiene problemas”.
“No hay un solo protocolo que indique que esta metodología cuando se utiliza va a ir específicamente al daño genético que uno quiere corregir, sino que también altera otras partes del feto. Por eso es que éticamente no se ha debido utilizar, porque no es segura para los humanos”.
En la aplicación cotidiana, podríamos estar reparando la baldosa en la que estamos parados, pero otras tres, ubicadas a un metro, se afectarían totalmente. Es decir, al modificar para una enfermedad, podrían desarrollarse otras malformaciones no contempladas en el proceso.
“El comité seguramente habría cuestionado la aplicación en un embrión, porque las modificaciones que se generen por esta metodología en esos embriones las pueden transmitir a sus siguientes generaciones”, indica Yunis, mencionando otro punto clave: el comité ético.
El comité normalmente está conformado por personas con formación en estos protocolos internacionales donde se evalúan los riesgos. Son las que dirán si se aprueba que se realice o no este trabajo experimental.
Lo que no es ético aquí, coinciden Neme y Yunis, es que se haya hecho la modificación genética sin que hubiese una indicación médica para hacerla. “Nunca le informó al comité de ética de la institución que harían el procedimiento con ese fin, en la nota de prensa dicen que ellos le informaban a las personas que lo que hacían era para una vacuna contra el VIH, es decir, daban una información distorsionada de lo que realizaban”, asevera Yunis.
PREGUNTA FORMAL. ¿Por qué involucrar humanos en un tratamiento que no es 100% seguro y que puede tener riesgos genéticos en los pacientes?, es la pregunta formulada por Antonio Acosta Hoyos, químico y biólogo molecular, doctorado en bioquímica molecular y director del doctorado en genética de la Universidad Simón Bolívar.
“¿Por qué someterse a esto cuando hay otros mecanismos de prevención contra el VIH?”, agrega.
El debate ético gira ahora en torno a otra pregunta más formal: ¿yo para qué quiero modificar un embrión?
Neme dice entonces que en este caso se podría decir que hay un llamado altruista grande que es utilizar el VIH como un modelo para mostrar que uno puede tener una resistencia contra el virus. “El problema es que no estás tomando una persona enferma y la estás curando, sino que estás tomando una persona que no lo está y la estás modificando. Estás jugando con el miedo de los papás, de la familia y la sociedad a una enfermedad que ya existe sobre la cual ya hay muchos tratamientos y que además no es algo de lo que sufren las pacientes”, añade.
Se puede entonces hacer una modificación genética porque va a curar una enfermedad, como se haría en un trabajo con terapia génica —ya existente—, pero lo que sucede, explica Yunis, “es que He aquí modificó genéticamente estos embriones en un gen que codifica una proteína (que es el receptor) para que estos embriones no lo expresen y entonces sean resistentes al VIH”.
Pero los embriones no tienen infección, o por lo menos en la nota de prensa no dice que la mamá estuviera infectada, “entonces el riesgo de que esos bebés se infectaran era muy bajo, que ahora con los tratamientos actuales se reduce significativamente”.
Surge la pregunta: ¿era necesario arriesgar estos embriones con una técnica no perfeccionada para eliminar el riesgo de un virus que ya tiene varias alternativas para no expresarse?
He lo que hizo fue “producir un cambio genético a un embrión aparentemente sano porque ellos no tienen una enfermedad genética conocida. Su trabajo fue inmunizarlos contra el VIH”, dice Acosta.
REGULACIÓN. Este caso abre la discusión de cómo regular y tener control en países en temas de modificación genética debido a que en China está abierta la posibilidad de hacer estas investigaciones, mientras que en Estados Unidos y Europa no.
La declaración de Helsinki (1964) fue producto de la 18ª Asamblea Médica Mundial de esta ciudad. Esta recoge disposiciones para guiar a los médicos y a otras personas en la investigación biomédica, que involucre seres humanos. Se destaca que es necesaria la investigación, pero que la preocupación principal deber ser siempre el bienestar de los seres humanos, incluso por encima de la ciencia y de la sociedad.
“Hay unas reglas y leyes. En Colombia no se puede trabajar, pero en China sí”, asegura Acosta.
El Código Penal Colombiano contiene en los artículos 132, 133 y 134 lineamientos sobre la investigación genética en el país. El primero sanciona a quienes manipulen genes humanos “alterando el genotipo con finalidad diferente al tratamiento, el diagnóstico, o la investigación científica relacionada con ellos en el campo de la biología, la genética y la medicina, orientados a aliviar el sufrimiento o mejorar la salud de la persona y de la humanidad”.
El segundo va contra quienes generen “seres humanos idénticos por clonación o por cualquier otro procedimiento” y el tercero para el que “fecunde óvulos humanos con finalidad diferente a la procreación humana, sin perjuicio de la investigación científica, tratamiento o diagnóstico que tengan una finalidad terapéutica con respecto al ser humano objeto de la investigación”.
Yunis sostiene que en Colombia puedes trabajar experimentalmente, pero no puedes modificar genéticamente organismos humanos y llevarlos hasta que se desarrollen.
Todas las instituciones que hacen investigaciones deben tener un comité de ética y estos deben seguir unos lineamientos para poder determinar si es seguro, si no se hace un daño a la persona y si el beneficio que se va a obtener sobrepasa los riesgos de llevarlo a cabo.
“El hecho que una legislación no la prohíba explícitamente no quiere decir que esté permitido realizarlo”, recalca Yunis.
El más interesante de este tipo de debates éticos, apunta Neme, es que al hacer esto con un virus con humanos estamos ignorando que existe un ciclo de coevolución entre un parásito —en este caso el virus—, y su presa o el hospedero, — en este caso los humanos—, en el que al virus le interesa mantenerse vivo. “Entonces si nosotros empezamos a editar humanos, así la técnica fuera perfecta eso no es garantía de que el virus no nos va a seguir infectando. Porque para ello tendríamos que editar a toda la generación de humanos que viene ahorita y deshacernos de todos los que ya existen para evitar que el virus se siga propagando”. Eso, para él, ignora la realidad de este problema que es mucho más amplia.