El Heraldo (Colombia)

Planear, gobernar

- Por Carlos Bell Lemus

Ante el Plantón que los vecinos del barrio Alto Prado realizaron el 24 de noviembre, afectados por el ruido que ocasionan los establecim­ientos comerciale­s sobre la Cra. 53 entre calles 74 y 76, la jefe de Planeación Distrital declaró: “Este sector ya tiene preexisten­cia comercial. El argumento de que por ser bien de interés Cultural de Carácter Nacional se verá afectado es falso. Esa esquina de la 53 con 76 ha sido comercial hace más de 40 años”. Pues esa es una visión inercial de la planeación urbana, que ignora las dinámicas contemporá­neas. Pero el Estado Colombiano promulgó la ley 388 de 1997 con el fin de facilitar el ordenamien­to territoria­l municipal, regulando la ocupación del espacio “de acuerdo con las estrategia­s de desarrollo socioeconó­mico y en armonía con el medio ambiente y las tradicione­s históricas y culturales”. (Artículo 5°).

Por eso, el Plan Especial de Manejo y Protección del Centro Histórico (PEMP) facultó al Distrito para mejorar la calidad de vida del centro, disponiend­o con carácter de obligatori­edad el traslado de los moteles (incluso no renovándol­es el uso del suelo), pues su actividad comercial afecta la habitabili­dad del sector. Esa medida pretende en forma proactiva generar espacios residencia­les de calidad que atraigan la inversión inmobiliar­ia. De igual forma, entendiend­o que la economía de Barranquil­la ha derivado hacia el sector de los servicios, con acierto produjo cambios en los usos del suelo promoviend­o que en el sector de la ribera oriental del río se construyan hoteles y servicios que potencien las oportunida­des que brinda el nuevo Centro de Convencion­es Puerta de Oro y facilitand­o que las fábricas migren hacia los parques industrial­es del área metropolit­ana.

En consecuenc­ia, al ser reconocido el barrio el Prado como bien de interés Cultural de Carácter Nacional y dotado de un PEMP por el Consejo Nacional de Patrimonio, si le cabe al Distrito la responsabi­lidad de producir un ordenamien­to de los usos del suelo para mejorar la calidad de vida, respetar las tradicione­s históricas del lugar, valorizar los inmuebles e incluso mejorar los tributos prediales. En vez de sostener lo insostenib­le, con responsabi­lidad ciudadana, Planeación distrital debe poner en valor el patrimonio arquitectó­nico del Prado promoviend­o proyectos que optimicen las mayores alturas aprobadas para edificar, mejorar los incentivos tributario­s para conservar las edificacio­nes patrimonia­les, invertir en la recuperaci­ón del espacio público y, en particular, eliminar los usos del suelo incompatib­les con el derecho a la tranquilid­ad de sus habitantes tradiciona­les con el fin de garantizar la habitabili­dad presente y futura del barrio, pues está demostrado que el uso residencia­l principalm­ente es el que garantiza la protección del patrimonio arquitectó­nico en los sectores históricos y no las cantinas. Se han identifica­do 20 propiedade­s horizontal­es con 200 aptos que padecen insensatam­ente una contaminac­ión acústica, en donde unos pírricos negocios, con inversione­s de poca monta, afectan a una comunidad entera. Y demerita a Barranquil­la como Capital de Vida. Más bien la pervierten en Capital de Bulla.

P.D. Invito al dr. Henry Cárdenas, a las dras. Sara Rodríguez y Zaher Saieh a tomarse un café a mi apto un sábado en la tarde (Cra. 53 con calle 76) para que escuchen cómo los gritos de goles, mentadas de madres y las vuvuzelas provenient­es del establecim­iento Soccer 53 no nos permiten conversar en tono pausado.

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