El Heraldo (Colombia)

¿Día del médico? ¡Ja!

- Por Haroldo Martínez

Para mi fortuna, fui enseñado en la Facultad de Medicina de la Universida­d del Cauca que lo único importante, la razón de la medicina, es el paciente, sin él no existirían las enfermedad­es ni nosotros los médicos que interpreta­mos y tratamos los síntomas y signos de esas patologías. Más importante aún, me recalcaron, para la salud mental y física del médico, es ser un buen profesiona­l para disfrutar ese compromiso que se adquiere al ponerse sobre los hombros el manto que nos consagra como prestadore­s de servicio para el resto de nuestros días.

Es decir, celebramos el día del médico todos los días porque disfrutamo­s nuestro trabajo, y esa sí que es la última razón por la que nos levantamos a trabajar a pesar de las condicione­s actuales en que se encuentra la medicina en Colombia. Yo puedo sentir la lucha entre mis dos hemisferio­s cerebrales cuando empiezan a discutir en las madrugadas sobre si me levanto o no para ir a trabajar. Pero siempre gana el izquierdo, ya saben, el del orden, la disciplina, el cumplimien­to, Hipócrates y tal. Porque, por cuenta del derecho, todo se iría al carajo. Mi batalla intracereb­ral es la batalla de los otros que trabajan conmigo, cada uno en su especialid­ad, a quienes he llegado a respetar y admirar así como me respeto y me admiro a mí mismo por levantarme a trabajar a un sitio en el que no me pagan desde hace meses.

La recompensa de este esfuerzo la recibimos de los pacientes y sus familiares, que nos hacen sentir como superhéroe­s en ese centro de atención médica en el que nos hemos inventado un nuevo estilo de hacer medicina con base en el ingenio, para resolver problemas conjuntame­nte con la consulta del paciente. Con frecuencia somos más “resolvedor­es de entuertos” que médicos por cosas que no hemos crea- do nosotros sino el propio sistema de salud de este país.

Por supuesto, no hago ningún análisis de tal situación porque he aprendido que no sirve de nada que grite como loco las injusticia­s porque hacen parte del propio sistema y no representa­n ninguna solución. Todos los análisis están hechos y llegan a la misma y deprimente conclusión: los médicos en Colombia estamos bien jodidos. Peor aún, no se ve ninguna solución a mediano o largo plazo.

Nuestro sistema de salud es un monstruo que se alimenta de todo lo que está funcionand­o mal, hasta de la queja de los médicos, para robustecer­se de todo eso con el fin de dejar de resolver lo que tiene que ver con los médicos. Todos sabemos que es un asunto de dinero, y ahí sí que tuerce la puerca el rabo, porque hay demasiados intereses por encima de los nuestros. Somos, aproximada­mente, unos 90.000 médicos en el país. ¿Cuántos pueden decir que son bien recompensa­dos en su trabajo para una vida digna en razón de su mérito profesiona­l?

El 3 diciembre, Día Panamerica­no del Médico, lo celebramos como todos los días, trabajando con ética a pesar de.

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