Las polémicas corralejas
En medio de la discusión que generan las corridas de toros, algunos habitantes de este municipio defienden esta “fiesta tradicional”.
Varios jóvenes intentan esquivar al toro en la primera faena que dio inicio a la polémica fiesta en Juan de Acosta. A pesar de las discusiones que genera la corraleja, la mayoría de los habitantes defiende el evento como una tradición que hace alarde a su identidad.
“Es una tradición y la mayoría la disfruta”.
DIANA CHARRIS Asistente a la corraleja.
Los toros ya fueron elegidos. El redondel está listo. Hay grito de corraleja en Juan de Acosta y las opiniones por la realización de este evento en el municipio están divididas. Contra todo pronóstico, la faena comenzó ayer en la tarde.
El evento cuestionado por animalistas y del que la Gobernación del Atlántico hizo reparos se realizará hasta el domingo. “Hacer la corraleja implica un gran riesgo; sin embargo, la documentación de los organizadores está en regla y las normas de seguridad también. La Gobernación debería implementar una medida más radical y no dejar la decisión en mano de los mandatarios locales”, señaló el alcalde de Juan de Acosta, Iván Vargas Molina.
La corraleja ayer fue dirigida a los niños. 19 terneros y novillos fueron parte de esta faena que se realizó como antesala de la fiesta popular que inicia hoy oficialmente.
“Es un atropello lo que se hace con los animales, pero indudablemente eso divierte al pueblo”, señaló Martha Salcedo, habitante de Juan de Acosta. Por otro lado, Diana Charris trae a su nieta para que conozca cómo se vive esta fiesta y observe por primera vez la corrida.
“Todos los años disfruto de las corralejas, no entiendo por qué la gente se opone, esto hace parte de nuestra cultura”, señaló.
Por un lado está la iniciativa animalista, el tema de la inseguridad y el pánico que ocasiona en los habitantes que no están de acuerdo, y por el otro, las ganancias y la generación de empleos directos e indirectos que produce esta fiesta que, según Cristian Molina, uno de sus organizadores, supera las 100 vacantes.
“Nos quieren quitar el trabajo prohibiendo la fiesta. Vendiendo sombreros yo llevo el sustento a mi casa”, dijo José Miguel Landero.
Muchos de los habitantes de Juan de Acosta anhelan este encuentro anual con los toros porque, para ellos, significa reencontrarse con sus viejas tradiciones y una forma de integrar al municipio que “tiene pocas opciones para la diversión y el esparcimiento”.
“Es una costumbre que nos forjaron desde pequeños, es el entretenimiento del pueblo y por eso no lo vemos como un hecho criminal”, dijo Etelvina Moli- na, asistente a la corraleja.
Son alrededor de 25 mil los habitantes de Juan de Acosta y, según el alcalde, un 80% disfruta de esta fiesta de corralejas como parte de la idiosincrasia de sus habitantes.
Mientras la discusión continúa, este municipio costero disfruta de la corrida como un hecho simbólico que hace alarde a su identidad y que esperan deje de ser juzgado por quienes no saben lo que representa para la mayoría de su población.