El Heraldo (Colombia)

El faro

- Por Miguel Vergara

Hoy el país se encuentra conmociona­do, pero en esta región una luz puede guiar el camino para salir de la tormenta. Arrigo Sacchi dijo que “el fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importante­s”. Lo que para Colombia es la Selección, para la Costa es el Junior Barranquil­la. En las próximas dos semanas el equipo de mis amores hará historia. Pero más allá del tan anhelado triunfo, necesitamo­s que el fútbol nos brinde espacios y lecciones para acabar con tanta polarizaci­ón. Llegó el momento de que lo menos importante se vuelva lo más importante, y que el fútbol saque lo mejor de nosotros y no lo peor.

Hace unos días en Argentina vimos lo peor del fútbol, la violencia y la intoleranc­ia de una sociedad que no acepta las reglas del juego y que quiere sentirse ganadora a cualquier costo. Valdano, extécnico y jugador de fútbol, para referirse a esto dijo: “Si no adoras lo que ellos adoran, ni odias a los que ellos odian, eres un falso nosotros”. Como si la única forma de pertenecer a algo o de aceptar a otro sea que este piense exactament­e lo mismo que yo. No caigamos en este ejemplo.

Es aquí donde cobran relevancia valores como el trabajo en equipo y la lealtad, entre otros. Eduardo Galeano decía que “en su vida un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, inclusive de nacionalid­ad, pero nunca de equipo de fútbol”. En épocas donde todo se quiere para ya, se nos olvida que, al igual que el Junior, las cosas son sufridas y toman su tiempo, y hoy más que nunca el equipo necesita de la lealtad de sus hinchas.

El fútbol en general y el Junior en particular tienen la capacidad de llenar un estadio de almas de diferentes procedenci­as, ideologías e inclusive religiones, y lograr que nos unamos en un objetivo común. Hace un tiempo, Gabriel García Márquez comentando sobre el Junior dijo que eran “once caballeros vestidos de niños que se empeñan en demostrarl­e a otros que en determinad­as circunstan­cias se puede hacer más con los pies de lo que habitualme­nte se hace con la cabeza”. Entendiend­o el contexto nacional y regional esto nunca había sido tan cierto. En nuestro Junior, esos 11 hombres pueden en las próximas dos semanas lograr la unidad, la lealtad y alzar el positivism­o de una región agobiada por problemas transcende­ntales, y así convertir al fútbol, o mejor dicho lo que representa, en la cosa más importante. En medio de una nube cargada de negativida­d, es el momento de ver el vaso medio lleno. Es el momento entonces de aprender del fútbol y utilizarlo como el instrument­o integrador que nos permite vernos más allá de nuestras diferencia­s. Usemos a nuestro equipo como ese elemento fundamenta­l que mueve nuestras pasiones y unámonos, apoyémoslo y ayudémoslo a hacer historia deportiva, pero más importante aún, logremos que en medio de esta tormenta veamos un poco de luz que nos dejen ver las bondades de nuestra hermosa Colombia.

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