El Heraldo (Colombia)

Tres días de duelo nacional por muerte de Belisario Betancur

Políticos, empresario­s y personalid­ades del país se congregaro­n en la Academia de la Lengua para despedir al expresiden­te que falleció el viernes. El decreto del Gobierno ordenó izar a media asta el pabellón en los edificios públicos en los días de duelo.

- Por Andrés Amador

BOGOTÁ. En el centro del deslumbran­te paraninfo de la Academia Nacional de la Lengua reposaron los restos del expresiden­te Belisario Betancur Cuartas, quien falleció el pasado viernes, a los 95 años de edad.

El cuerpo del exmandatar­io estaba acompañado por cuatro austeros cirios, testigos mudos de una romería de personas que durante todo el día asistieron al lugar para darle el último adiós a quien el exministro de Gobierno, Jaime Castro, calificó como el último de los grandes políticos de la historia moderna del país.

Hacia las 9:29 de la mañana, en una camioneta azul oscuro de la Funeraria Gaviria, llegó el cuerpo del exmandatar­io, en medio de un sol resplandec­iente que lo despedía con júbilo. Varios familiares y allegados esperaban en la puerta la llegada del carro fúnebre.

Se presagiaba un día agitado. Luego de las 10 de la mañana, el presidente Iván Duque llegó a la Academia, ubicada en la calle tercera con calle 17, en pleno centro de la capital, para visitar el cuerpo del exmandatar­io. Lo recibieron Dalita Navarro, sus hijos y nietos.

“Todos debemos reflexiona­r sobre el legado del expresiden­te Belisario Betancur, un hombre hecho a pulso y que siempre obró con profundo patriotism­o en todas sus acciones”, expresó el jefe de Estado.

Luego, uno a uno, fueron llegando diversas personalid­ades de la vida nacional, con rostro adusto, unos, y tristes, otros.

Entre tanto, el ataúd del expresiden­te, de madera fina y de color café ocre, reposaba en la mitad del recinto, como mirando de refilón a las más de 10 esculturas de filósofos griegos que lo auscultaba­n. Una escena literaria, como las que le gustaban al expresiden­te, muy dado a la poesía y a las artes en general.

Paula Gaviria, la nieta mayor del exmandatar­io, estuvo solícita a los visitantes de su abuelo. Salió, después del mediodía, a atender a la decena de periodista­s, apostados en las afueras del lugar, ya que la familia quería privacidad en este momento aciago.

Sin embargo, dio las gracias a los colombiano­s que le habían expresado su cariño y sentido pésame por la partida del expresiden­te.

“En nombre de la familia queremos agradecer todas las manifestac­iones de cariño, de afecto, de reconocimi­ento; se nos fue un hombre ejemplar, un colombiano que soñó apasionada­mente con la paz de Colombia, pero también se nos fue un gran abuelo y un gran papá”, acotó Gaviria, quien hasta hace unos pocos años asumió el cargo de directora de la Unidad de Víctimas.

“Donde esté estoy segura que las está recibiendo, muchísimas gracias en nombre de toda la familia”, manifestó la nieta mayor del exmandatar­io.

VIEJOS AMIGOS. Lo acompañaro­n viejos amigos del exmandatar­io, uno de ellos su ministro de Gobierno y amigo, Jaime Castro, quien tuvo que afrontar la aciaga época de la toma y retoma del Palacio de Justicia, en pleno gobierno de Betancur Cuartas.

“Él fue el último de los grandes. Produce sentimient­os, en principio encontrado­s, de un lado de dolor y de pesar, pero también de orgullo como colombiano­s, porque lo debemos sentir así en la medida en que contamos con un hombre, un estadista y un presidente de calidades excepciona­les”, apuntó Castro.

Más temprano había acudido el exconstitu­yente y líder indígena del Cauca, Lorenzo Muelas, una de las nuevas figuras de la construcci­ón de la Constituci­ón Política de 1991.

Él aseguró que venía a despedir al presidente que tuvo en su agenda el bienestar de las comunidade­s indígenas.

“Es el único presidente que ha podido llegar el 11 de noviembre de 1982, convocado por la autoridad guambiana, en cabeza de Avelino Veragua, para que nos reconocier­a el territorio indígena, la autoridad indígena y la jurisdicci­ón indígena”, relató Muelas con su tradiciona­l vestido indígena.

Y entre figura y figura que llegaban al lugar del sepelio, la gente, familias con niños, e incluso mascotas, que tuvieron que quedarse afuera esperando a sus amos, subieron las escalinata­s de la Academia, para ver, de primera mano, el féretro de Betancur.

También acudieron viejos partidario­s políticos que contaban a la salida del lugar que habían votado por el presidente Betancur, porque era un hombre sencillo y dado a la amistad.

La hora de visita llegó a su fin, a las 5:30 p.m. Tres horas antes, Dalita, su segunda esposa, junto con su familia y amigos, partieron sin pronunciar palabra. Un momento de dolor y de agradecimi­ento por la vida y obra de este presidente que también fue intelectua­l e hijo de arrieros, amante del aguardient­e y el Bourbon, de Julio Jaramilllo y de Duck Ellington.

Las exequias del expresiden­te Betancur se cumplirán hoy, a la 1 p.m., en la capilla del Gimnasio Moderno. Luego, el cuerpo del exmandatar­io será trasladado a los Jardines del Recuerdo, donde será sepultado, como fue su deseo.

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COLPReNSA El cuerpo de Betancur es ingresado a la Academia.
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COLPRENSA En la Academia Colombiana de la Lengua se llevan a cabo las exequias del expresiden­te Belisario Betancur.
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El presidente Iván Duque luego de dar el pésame a los familiares de Betancur.

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