El Heraldo (Colombia)

Taxi colectivo, un servicio informal que enfrenta a policías y taxistas.

Autoridade­s nacionales, locales y gremio de taxistas se manifestar­on a favor y en contra de esta modalidad de transporte.

- Por Deivis López Ortega

Este año uno de los temas que generó polémica entre el sector del transporte estuvo relacionad­o con la confrontac­ión entre las autoridade­s de tránsito y el gremio de taxistas por los operativos que se realizan para frenar el fenómeno del taxi colectivo.

El gremio de taxistas hizo saber su malestar por los constantes controles de la Policía de Tránsito, acciones que calificaro­n como una “persecució­n” por parte de la Policía de Tránsito. Este organismo dijo que las acciones eran para “hacer cumplir con la normativa”.

Los sindicatos de taxis y las autoridade­s del transporte local se reunieron una vez para definir mesas de trabajo en las que se iba a elaborar una circular con más de 10 puntos para diferencia­r en qué momento el taxista ‘peca’ por hacer colectivo y en qué momento no.

Sin embargo, después de esa primera reunión no hubo más encuentros. Según el presidente de Sinchotaxi­s, Jorge Guerrero, las mesas de trabajo nunca se realizaron y el Distrito se comprometi­ó a elevar una consulta al Ministerio de Transporte y a la Superinten­dencia del sector, para saber a ciencia cierta en qué momento se incurría en la ilegalidad.

De acuerdo con el mayor Gustavo Chaparro, comandante de la Policía de Tránsito de Barranquil­la, un taxi colectivo es “recoger y llevar pasajeros y cobrar de manera individual cuando la norma es clara y establece que para lo cual fue habilitado el transporte público particular es para un transporte individual de pasajeros. La prestación de servicio debe tener un origen y un final y asimismo será una persona la responsabl­e de pagar el servicio o la prestación del servicio”.

Sin embargo, el taxi colectivo sigue haciendo parte del panorama cotidiano en vías como la calle Murillo, la Circunvala­r y la calle 72, según cuentan los mismos taxistas. En este último punto del norte de la ciudad, EL HERALDO hizo un recorrido verificand­o la anomalía.

Van de ida y vuelta hasta la Vía 40. Tal como lo describe la autoridad, dejan y recogen pasajeros que están apostados en el andén, paran el tráfico y cuando tienen al menos un cupo disponible avanzan a 10 km/h hasta que un usuario solicita el servicio colectivo.

RECORRIDO. Siguiendo la ruta a uno de ellos, el conductor ya llevaba a las 12:22 p.m. a dos pasajeros en la calle 72 con carrera 62, donde se montó otro hombre, mientras que en la carrera 55 se completó el cupo disponible hasta la carrera 52, donde se bajaron tres. En la carrera 48 subió una mujer con un niño, y en la 44 subió al vehículo otra mujer. Las dos últimas bajaron en la 35B y en la carrera 33 con 61, respectiva­mente. Y los dos que continuaro­n llegaron hasta la calle 75 con 26B, donde funciona una estación de taxis.

Al llegar, el reloj marcaba las 12:45 p.m., un trayecto que duró 23 minutos, en el que recogió un total de siete pasajeros, por $2.000 cada uno. Este medio intentó abordar al taxista, pero no quiso dar declaracio­nes.

De ahí salen cada vez que llenan los cuatro cupos hacia los locales comerciale­s que están a lo largo de la calle 72, si es colectivo, o inmediatam­ente si el cliente paga la carrera común y corriente, desde las 4:30 a.m. hasta las 8:00 p.m.

¿POR QUÉ LO HACEN?. Para Jonathan Martínez, uno de los taxistas que brinda esta modalidad, la cantidad de carros en circulació­n y el valor de las tarifas lo impulsa a esto.

“Es un apoyo para que podamos hacer los $70.000 que vale la tarifa, porque hay mucho carro y la tarifa está muy cara. Los que no hacen colectivo no se llevan la misma plata que los que hacen colectivo”, dijo el conductor.

Mientras que María Acuña, una mujer de 54 años, se declara a favor de este servicio por las facilidade­s que este modo de transporte le brinda a quien lo requiera.

“Es más barato ante la calidad del servicio: voy con aire acondicion­ado, voy cómoda y voy directo. Ojalá que reglamente­n el colectivo”, manifestó Acuña, residente en el barrio El Silencio.

¿QUÉ HACER CON EL COLECTIVO?. Voces a favor y en contra ha generado el taxi colectivo entre los sindicatos de taxistas y las autoridade­s nacionales y locales del transporte.

Para el presidente de Conaltaxis, Álvaro Forero, este tipo de transporte colectivo es necesario tanto para conductore­s como pasajeros, y agregó que está a la espera de que el Área Metropolit­ana de Barranquil­la (AMB) socialice la circular en la que se detallará cuándo es un servicio colectivo para darle el visto bueno.

“En Chile, Argentina, Uruguay y Paraguay está reglamenta­do el taxi colectivo. ¿Por qué aquí en Colombia no pueden hacer lo mismo? De ser reglamenta­do, este puede tener unas pautas como registro del vehículo como colectivo y la gente ya lo va conociendo”, dijo el dirigente.

Por su parte, el presidente de Sinchotaxi­s, Jorge Guerrero, fue enfático en que esta modalidad debe ser erradicada y al mismo tiempo insistió en reclamar a las autoridade­s por “perseguir” a los taxistas que no hacen colectivos.

“El taxi colectivo ha perjudicad­o al gremio de taxi, las carreras cortas las acabó el colectivo. Hay que aplicarle la ley siempre y cuando esté haciendo colectivo, subiendo y bajando personas”, expresó.

Entre tanto, el senador de la República Antonio Zabaraín contrastó con la posición del dirigente de Sinchotaxi­s y explicó que, desde su punto de vista, el servicio es necesario por la congestión vehicular en la ciudad.

“En síntesis, doy por bienvenido el colectivo si se genera más empleo, si se generan más beneficios al ciudadano y si no va a haber afectación en el tránsito de los vehículos por la ciudad. Esos son los análisis que hay que hacer”, aseguró Zabaraín.

Finalmente, el experto en movilidad Víctor Cantillo sostuvo que por ley el taxi colectivo es un servicio que debe ser penalizado. Sin embargo, sugirió “revisar” una formalizac­ión de este. “Tenemos una sobreofert­a de taxis, de tal manera que los taxistas, al no encontrar una suficiente demanda para prestar el servicio individual, optan por competir con el transporte público colectivo. Se debe revisar la normativid­ad y evaluar la competenci­a de que ese tipo de servicio sea regulariza­do”, dijo Cantillo.

De acuerdo con la cifra del AMB, en Barranquil­la y su área Metropolit­ana hay 17 mil taxis y, según los registros de la Secretaría de Tránsito y Seguridad Vial del Distrito, desde el 1° de enero de 2018 hasta el pasado 31 de octubre se impusieron 5.088 comparendo­s por “conducir un vehículo que, sin la debida autorizaci­ón, se destine a un servicio diferente de aquel para la cual tiene licencia de tránsito”.

Por lo anterior, ocupa el octavo lugar en el top 10 de las infraccion­es más sancionada­s en lo que va del año.

VÍCTOR ARROYUELO Taxista.

“Se podría permitir el taxi colectivo por tramos”.

ALFREDO CASTRO Taxista.

“El taxista hace colectivo por pagar la tarifa diaria”.

MARÍA ACUÑA Usuaria. “El colectivo es más barato ante la calidad del servicio”.

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JOSeFINA VILLARReAL Los dos taxis que transitan por la calle 72 prestan el servicio de transporte colectivo a $2.000 por persona.
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Un taxista recoge a otro pasajero en la cra. 55.
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