Honor y Honestidad
Dos palabras han sido mencionadas con mucha frecuencia por cuenta del escándalo de Odebrecht: Honor y Honestidad. Todos los protagonistas alegan tenerlas, pero a todos se les señala de carecer de ellas. Al igual que ocurre con la mujer del César, no solo deben ser honestos y honorables, sino que tienen que parecerlo. Y ello aplica tanto para quienes atacan como para quienes se defienden. Al excandidato Petro, por ejemplo, le resulta imposible cuestionar el honor y la honestidad del Fiscal General, si está circulando un video que lo muestra recibiendo plata en rama, sin que hasta ahora se sepa con claridad ni la procedencia ni el destino final de ese dinero, así como el monto total de la plata que recibió. Punto. De manera que nadie puede alegar en su defensa su apego a estos valores supremos, sin que ello signifique que carecen de ellos. En otras palabras, ninguno de los protagonistas del escándalo de Odebrecht puede alegar su honorabilidad y honestidad si no está en capacidad de demostrar que, en efecto, es honorable y honesto.