Cortinas de humo

Colombia pasa por momentos difíciles, la gente tiene una enorme incertidumbre sobre cómo el gobierno Duque afectará sus bolsillos. La promesa de una durísima política tributaria ha empezado a generar una suerte de pánico en la ya asfixiada clase media. La desalmada propuesta de ponerle IVA a los trabajadores independientes es una muestra de la pauperrimización que se nos viene. La crisis nos conducirá a tomar medidas de urgencia, dejar de ir a cine, dejar de viajar, dejar de comprar en supermercados, dejar de gastar y entonces, la gente que vive de vender funciones de películas, vender viajes y vender comidas, extrañará a sus clientes habituales y los ingresos que generaban.

El asunto con el pago de impuestos es que, a diferencia de otros países, en Colombia sabemos de sobra que esos impuestos no se verán reflejados en obras públicas, ni en el sistema educativo, ni en la salud, ni en la política social. Es decir, esa plata que nos quitarán servirá para financiar otras pretensiones del gobierno que no nos sacarán de la pobreza. En Francia el pueblo se levantó por una razón similar. En Colombia no pasará. Nuestro letargo y debilidad en procesos organizativos está alimentado por el miedo. Ya vemos a los estudiantes, salen a la calle y vuelven a salir, a pedir lo justo y reciben golpes de una fuerza represiva indecente del Estado llamada Esmad. Los medios se articulan muy bien con la lógica, ayudan a criminalizar al oprimido y se jactan de vanagloriar al opresor. El escándalo de Odebrecht no es un asunto menor, al que se atreva a romper el círculo lo desaparecerán. Luego se blindarán, se arroparán los unos con los otros porque muchos tienen las manos untadas de cianuro. Un video del excandidato presidencial contando plata fue suficiente para dejar de incomodar al fiscal Néstor Humberto Martínez –un personaje bastante extraño que está atornillado a su silla y que, sin lugar a dudas, hoy debería renunciar–. Mientras Martínez siga como director de la Fiscalía, no habrá una mínima confianza en las investigaciones del caso Odebrecht.

Pero el Fiscal no se quiere ir, pelea como gato boca arriba, cuenta con respaldos muy poderosos y está montado en un tigre feroz. Mientras tanto siguen asesinando líderes sociales sin la menor vergüenza, sigue el exterminio étnico contra pueblos negros e indígenas descaradamente, siguen asesinando líderes sociales y defensores de derechos humanos, y nuestro presidente Duque sigue creyendo que es el chico simpatía de un colegio. En los primeros meses de Duque –por lo menos– 76 líderes sociales han sido asesinados y pueblos enteros se han desplazado. Intentar abrir descabellados procesos judiciales a la oposición o matar expresidentes antes de tiempo, no va alcanzarle a este gobierno para tapar sus desastres. El 68% de los colombianos desaprobamos a Iván Duque, les urge aniquilar a Petro para que no sea una opción en las próximas elecciones presidenciales, saben que el contragolpe se vendría fuerte en las urnas.