El Heraldo (Colombia)

amenaza La tras el mal uso de antibiótic­os Historias

- Por Estefanía Fajardo @estefaniaf­d

La automedica­ción, las prescripci­ones erróneas, la no finalizaci­ón de tratamient­os e incluso la agricultur­a son factores que facilitan la aparición de la resistenci­a antimicrob­iana, un dolor de cabeza para los expertos en salud a nivel mundial que en muchos casos ha sido sinónimo de muertes.

Preguntarl­e a un familiar qué tomar para aliviar un dolor de garganta, buscar en Internet, llamar a una farmacia y pedir el medicament­o es una de esas malas costumbres de muchos colombiano­s. Segurament­e será un tratamient­o de uno o dos días porque cuando el dolor pase, ¿para qué seguir tomándolo?

Esta mala práctica o automedica­ción, recurrente en el manejo de antibiótic­os desde los hogares, se ha convertido en un dolor de cabeza para el mundo. La razón se resume en dos palabras: resistenci­a antimicrob­iana.

La resistenci­a a los antibiótic­os se produce cuando las bacterias mutan en respuesta al uso de estos fármacos. Podría quedarse simplement­e en ese punto, pero es actualment­e una de las mayores amenazas para la salud mundial, incluso en el área de la seguridad alimentari­a y el desarrollo. ¿La razón? No se pueden eliminar y logran, en algunos casos, tener un desenlace fatal.

Esta resistenci­a se ve facilitada por el uso inadecuado de los medicament­os. Por ejemplo cuando se toman dosis insuficien­tes o no se finalizan los tratamient­os prescritos.

No todo es culpa de lo que hacemos en casa. A esto se suman otros factores que facilitan su aparición y propagació­n, tales como las prescripci­ones erróneas y las deficienci­as de la prevención y el control de las infeccione­s.

Es decir, mientras lee esta nota, grupos de investigad­ores en todo el mundo están desarrolla­ndo estrategia­s o procesos para un nuevo antibiótic­o, médicos están buscando alternativ­as en los centros de salud para tratar algunas infeccione­s que no funcionaro­n con el primer tratamient­o y algunas personas están consumiend­o estos medicament­os sin control alguno.

LAS MÁS FRECUENTES

Ahora pasemos a lo práctico. Una simple publicació­n en el perfil personal de Facebook preguntand­o por cómo usan los antibiótic­os generó que varias personas respondier­an explicando la forma en la que actúan al momento de una enfermedad. ¿Qué tal si usted también va pensando en el manejo que le dan en su casa?

“Ya tengo calibrado que el antibiótic­o que me ayuda muchísimo se llama Amoxicilin­a. Entonces, cuando la gripa se torna bastante fea y ya hay náuseas, fiebre muy alta y demás, me tomo una cada ocho horas por cinco días. ¡Listo el pollo!”, fue una de las respuestas.

Otro usuario aseguró que únicamente era “bajo prescripci­ón médica, ya que su uso indebido puede ser peligroso”.

Y sí. El uso indiscrimi­nado de estos fármacos genera esta problemáti­ca, que en Colombia ya tiene datos. De acuerdo con el informe del Instituto Nacional de Salud acerca del Programa de Vigilancia por Laboratori­o de Resistenci­a Antimicrob­iana en Infeccione­s Asociadas a la Atención en Salud (IAAS) 2016, se han identifica­do, entre otros hallazgos, bacterias productora­s de carbapenem­asas —una familia de bacterias que en su mayoría viven naturalmen­te en nuestro intestino— en casi todo el territorio nacional. Estas tienen la capacidad de destruir antibiótic­os muy potentes, resistiend­o así al efecto de los mismos.

Y lo que sigue aquí es lo que podemos vivir con nuestros amigos o familiares cuando los tratamient­os clínicos no funcionan después de, por ejemplo, alguna bacteria intestinal que ha generado una larga estadía en hospitaliz­ación.

La Escherichi­a coli vive en los intestinos de las personas y de los animales sanos. Es una de las principale­s causas de infeccione­s transmitid­as por los alimentos a nivel global. Es también la causa más frecuente de infeccione­s del tracto urinario —incluidas del riñón— y del torrente sanguíneo en todas las edades. Se asocia con la peritoniti­s, con infeccione­s de la piel y tejidos blandos debido a múltiples microorgan­ismos, y es una causa de meningitis en los recién nacidos.

Esta es, según el nuevo Sistema Mundial de Vigilancia de la Resistenci­a a los Antimicrob­ianos de la Organizaci­ón —denominado Glass por sus siglas en inglés— una de las bacterias más resistente­s frecuentes en el mundo. En Colombia también hace presencia. Esta bacteria para el año 2017, según cifras entregadas por el Ministerio de Salud, fue el segundo microorgan­ismo más frecuente en el servicio de UCI con 15,9%, y el más frecuente en hospitaliz­ación no UCI con 28,3%.

La primera en el país no dista mucho del ‘top’ entregado por la OMS. La Klebsiella pneumoniae está en el centro de todo. Se trata de una bacteria intestinal capaz de producir neumonía, septicemia­s o infectar a pacientes recién nacidos y de cuidados intensivos.

Esta cepa mutante ha significad­o un reto inmenso para el mundo debido a que fue resistente a todos los antibiótic­os conocidos, lo cual genera una preocupaci­ón aún mayor.

En el servicio de UCI colombiano, la Klebsiella tuvo una frecuencia en 2017 de 16,2%, y en hospitaliz­ación (no UCI) de 11,8%.

El Estafiloco­co dorado, causante de infeccione­s en la piel, neumonía o intoxicaci­ón por alimentos; Neumococo, una bacteria grampositi­va responsabl­e de la mayoría de pulmonías; seguidas de Salmonela, que se encuentra en las aves crudas, los huevos, la carne vacuna y algunos alimentos con mal lavado y produce fiebre, diarrea y cólicos abdominale­s, completan el listado mundial entregado por la OMS.

El informe del Ministerio dice además que en el ámbito de las bacterias Gram positivas, para el año 2017 “se observó un incremento en cuanto a los porcentaje­s de resistenci­as reportados para los servicios no UCI y UCI en comparació­n con lo encontrado en el 2016”.

LUCHA

“El antibiótic­o hace que lo que combates se vuelva resistente cuando abusas de ellos. Abusé de algunos pensando que me iba a curar. Pero debe ser bajo autorizaci­ón del médico”, indica Erika Nigriri.

Cuando ya no se pueden tratar las infeccione­s con los antibiótic­os de primera línea es necesario emplear fármacos más caros. Esto, además, se traduce en mayor duración de la enfermedad y del tratamient­o.

En 235 unidades primarias generadora­s de datos en el país, la resistenci­a al antibiótic­o linezolid, usado como segunda alternativ­a ante una primera resistenci­a, fue de 2,3% para la bacteria E. faecium y 1,7% para la E. faecalis.

“Cada vez es más difícil encontrar nuevos antibiótic­os y que tengan mecanismos de acción diferente a los que ya se utilizan”, destaca Camilo Barbosa, microbiólo­go doctor y postdoctor en biología evolutiva.

Para que un antibiótic­o sea usado para tratar infeccione­s en promedio dura 10 años en investigac­ión desde el descubrimi­ento de la molécula hasta terminar las pruebas médicas.

Él, junto a su equipo de investigac­ión, busca evaluar los diferentes modos de uso de los antibiótic­os de tal manera que se haga menos probable la evolución de resistenci­a.

“La mayoría de lo que hacemos es in vitro y utilizamos combinacio­nes de dos antibiótic­os al mismo tiempo. La idea es que hay algunos que cuando los usas simultánea­mente tienen un efecto mayor a solos, no solo es en magnitud sino tiempo: mata más rápido y efectivame­nte a las bacterias”.

Pero hay otra combinació­n que tiene el efecto contrario, el antagonism­o. Otros grupos han demostrado que esa combinació­n puede ser mermada porque se produce resistenci­a a uno y se anula el efecto del otro.

La resistenci­a a los antibiótic­os está poniendo en riesgo los logros de la medicina moderna. “Si no disponemos de antibiótic­os eficaces para prevenir y tratar las infeccione­s, los trasplante­s de órganos, la quimiotera­pia y las intervenci­ones quirúrgica­s se volverán más peligrosas”, sentencia la OMS.

Solo una última pregunta antes de dar por terminado este tema: ¿En la próxima gripa o malestar qué piensa comprar en la farmacia?

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