TAQUITOS Y BATAZOS Teo, apoteósico
Editor de Deportes.
Sabe todo. Cuándo tocar, el justo momento para profundizar, el instante para patear. La hora de acelerar. Teófilo Gutiérrez es experiencia para identificar cada jugada, inteligencia para advertir el espacio, viveza para explotar las falencias del rival, magia para deleitar a la afición. Tremendo jugador ese que nació en La Chinita, se forjó en Junior y ha brillado en muchísimas canchas del mundo.
Sí, es Teo, apoteósico. El delantero es inmenso, imparable, admirable e incuestionable cuando se encuentra inspirado.
“Estoy 10 puntos”, dijo en una entrevista con EL HERALDO publicada el 12 de octubre, cuando empezaba a recuperar la real dimensión de su fútbol después de un bajón que lo mandó al banco de suplentes.
Teo soportó el bancazo, siguió entrenando con esmero y cuando volvió a recibir la oportunidad de actuar, demostró sus credenciales, sus charreteras, su jerarquía. A medida que fue jugando, reactivó su lugar estelar en la formación y comenzó a echarse el equipo al hombro.
Junior llegó a dos finales, Liga y Copa, con un excelente trabajo colectivo que lidera Julio Comesaña, pero sin el factor diferencial que marcan individualidades como Teófilo Gutiérrez, Jarlan Barrera y Luis Díaz hubiera sido una misión imposible.
Teo es hoy en día lo que todos le exigían, un líder anímico y futbolístico, un guía en quien confiar, un maestro que toma la batuta y afina la orquesta. Díaz, Jarlan, Cantillo y todo el equipo toca mejor al compás de su conducción del balón, de su movilidad, de sus paredes, de ese dominio de todos los desafíos del juego.
De su mano la octava estrella se encuentra cerca y el sueño de la Copa Sudamericana está vivo.