El Heraldo (Colombia)

Recordando a Séneca

El anuncio del procurador Carrilllo de que no prescribir­án las investigac­iones disciplina­rias sobre graves violacione­s de derechos humanos es positiva, pero insuficien­te. El gran reto es agilizar los expediente­s.

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Ayer con motivo de la celebració­n del 70 aniversari­o del Día Internacio­nal de los Derechos Humanos de la ONU, el procurador general de la Nación, Fernando Carrillo, hizo un anuncio de gran trascenden­cia que previsible­mente desencaden­ará un debate político. Dijo que las investigac­iones disciplina­rias que se siguen contra funcionari­os por su participac­ión en crímenes de lesa humanidad o violacione­s de derechos humanos serán imprescrip­tibles. En otras palabras, no se archivarán a los 12 años, como establecía hasta ahora la norma. La decisión, según precisó el propio Carrillo, cobijará unos 700 procesos contra alcaldes, gobernador­es y otros funcionari­os, en ejercicio o no, implicados en esas tipologías delictivas. Se trata, sin duda, de una buena noticia, en especial para las víctimas de las atrocidade­s, muchas de las cuales llevan años esperando alguna señal de resarcimie­nto al inmenso dolor acumulado.

Sin embargo, al mismo tiempo, no deja de causar estupor el elevado número de investigac­iones sobre graves delitos que se encuentran en trámite, muchas de las cuales, según nos estamos enterando, corrían el riesgo de terminar extraviada­s en los anaqueles del Ministerio Público si el procurador no hubiera anunciado su disposició­n a cambiar la norma. Ahora bien, una cosa es declarar la no extinción de las investigac­iones y otra, muy distinta, es garantizar que estas se desarrolle­n dentro de unos plazos que permitan otorgarles la considerac­ión de justas. Ya lo decía Séneca en el siglo I de nuestra era: “Nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía”.

Si la decisión del procurador Carrillo no se queda en un mero anuncio de cara a la galería, si de verdad se va a proceder para agilizar los expediente­s acumulados, se activaría una fuente alterna para aclarar los crímenes más graves cometidos durante años de conflicto, más allá de la vía penal.

La cual, por cierto, da a muchos ciudadanos la impresión –ya sea por desinforma­ción o por la realidad de los hechos– de marchar a paso de tortuga. Sería convenient­e al respecto que la JEP explicara cómo van los procedimie­ntos judiciales bajo su órbita y cuándo se podrían producir las primeras condenas, para hacer honor a la ya citada frase del gran Séneca. Como decíamos, que se declaren imprescrip­tibles las investigac­iones disciplina­rias de crímenes de extrema gravedad es una noticia buena, pero insuficien­te. La única garantía de que haya justicia plena es que los expediente­s –sean o no prescripti­bles– se tramiten con agilidad. Que los instructor­es tengan conciencia de que el tiempo es uno de los pilares de la justicia.

La única garantía de que la justicia sea plena es que las investigac­iones se sustancien con celeridad. Que los instructor­es tomen verdadera conciencia de que el tiempo es uno de los pilares de la justicia.

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