RELACIONES TORMENTOSAS
¿Qué pasa entre el presidente Duque y el Centro Democrático?
En materia legislativa el primer año de un gobierno está casi siempre lleno de logros. Y es apenas natural que así ocurra: hay nuevo Congreso y nuevo Presidente, quienes llegan con las pilas cargadas para sacar adelante todos sus proyectos e iniciativas. Es el año de la “locomotora”, dicen los conocedores de las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo. “Lo que no se saque adelante en este primer año de luna de miel es muy difícil que se apruebe en los otros”, me dijo un veterano congresista barranquillero, cuando le pregunté por el balance del presidente Iván Duque en el Congreso de la República.
Con el presidente Duque, sin embargo, este período de gracia ha resultado más tormentoso de lo esperado, pues se encontró con un Congreso “rebelde” que no parece dispuesto a hacerle ningún tipo de concesión. Lo curioso es que algunos de los “rebeldes” hacen parte del Centro Democrático, su partido político, quienes después de ocho años de ser maltratados por Juan Manuel Santos, especialmente en materia burocrática, esperaban mayor generosidad por parte de su sucesor.
Los congresistas amigos de Duque consideran que no ha sido justo con quienes contribuyeron a su elección. “A la Presidencia se llega con votos y es bueno que recuerde a quienes se los pusimos”, me dijo un senador del Centro Democrático.
No obstante, la lectura que hacen en la Casa de Nariño es bien distinta, pues consideran que en el Centro Democrático hay congresistas que no han sido lo suficientemente solidarios con un gobierno que encontró la casa en un estado lamentable. “Aquí no encontramos fisuras, sino verdaderas grietas, que hemos tenido que reparar con urgencia”, me comentó un funcionario cercano al Presidente, quien considera que el próximo año las relaciones con el Congreso serán más fluidas.
Buena parte de las quejas de la bancada oficialista -que incluye, entre otros, al Partido Conser-vador-tienen que ver con el desempeño de algunos ministros, a quienes señalan de estar por debajo de las expectativas. “Es el Gobierno el que debe fe-rrocarrilear sus proyectos y para ello se requiere el contacto directo con los ministros, para que nos expliquen los alcances y la importancia de las iniciativas que tienen en su agenda. Aquí los proyectos huérfanos se hunden”, sostiene un senador conservador, quien se refirió en especial a tres propuestas gubernamen- tales: la reforma política, la reforma a la Justicia y todo el paquete “anticorrupción”.
Es evidente que la falta de perfil político de algunos ministros, que desconocen la mecánica legislativa y hasta la sensibilidad de los parlamentarios, produjo choques que afectaron los proyectos del Gobierno, como pudo ocurrir con la reforma a la Justicia, que naufragó en medio de señalamientos de la ministra de Justicia, Gloria María Borrero, a algunos partidos políticos y de varios congresistas a la ministra.
Algo similar sucedió con la reforma política, que fue despedazada por los congresistas en las propias narices de la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez. De hecho, todos los dientes que tenía la iniciativa cuando fue radicada, sobre todo en lo que tiene que ver con la lucha contra la corrupción, se los sacaron uno por uno en las comisiones y plenarias del Congreso. Hoy de la llamada pomposamente “Reforma Política” queda muy poco.
¿Cómo serán las relaciones del presidente Duque con el Congreso en 2019? ¿Entenderá el Centro Democrático que hoy es partido de gobierno y no de oposición?