Diplomacia en medio de la crisis
Funcionarios de la sede diplomática de Venezuela en Barranquilla aseguran que todo “opera con normalidad”, a pesar del aumento de migrantes.
En el consulado de Venezuela en B/quilla, dominado por fotos de Chávez y Maduro, hay poco trasiego E Funcionarios dicen que es el flujo “habitual” E Inmigrantes afirman que evitan ir para que no los fichen como “traidores”.
El Consulado de Venezuela en Barranquilla opera “con normalidad”, aseguran los funcionarios de la oficina que trabajan ahí desde hace varios años. En medio de la crisis migratoria que vive su país han notado “una mayor afluencia de gente, pero nada descabellado ni fuera de lo normal”, contaron.
A pesar de que Atlántico es el cuarto departamento en el país con más venezolanos con cerca de 84.000 migrantes, según cifras de Migración Colombia, pocas personas se acercan al consulado en la ciudad de Barranquilla.
El recinto son apenas cuatro paredes en el tercer piso de un edificio ubicado en la carrera 52 con calle 69.
No hay alboroto ni desorden. Los turnos de espera son pocos y todo circula con una calma curiosa que contrasta con las dificultades que atraviesan muchos venezolanos en Barranquilla.
La cónsul general es María Alejandra Ramírez, quien lidera la oficina a la que asisten entre 30 y 50 personas al día para solicitar trámites que van desde permisos estudiantiles en Colombia hasta visados en Venezuela.
Así mismo, madres se acercan con sus niños para solicitar la nacionalidad venezolana para sus hijos. La mayoría, nacidos en Colombia luego de que sus familias migraran al país, aplican a la doble nacionalidad.
Sobre la pared cuelgan fotografías de Nicolás Maduro y Hugo Chávez, quien también posa junto a Fidel Castro. En algunos momentos no había nadie esperando ser atendido y nunca se conglomeró mucha gente. Un tablero enseña la lista de trámites más solicitados: visas estudiantiles y la renovación de pasaportes, que tiene un valor de 80 dólares.
MIEDO. Algunos venezolanos tienen miedo de asistir al consulado, pues afirman que les preocupa que el “régimen conozca su ubicación”.
“Se supone que en el consulado hay entes políticos que van de la mano con el gobierno y no prestarán ayuda a nosotros los opositores. Tengo trámites pendientes pero me da miedo que me deporten”, dijo Grisleiny Hernández.
Como traidores de la patria, según manifiestan algunos venezolanos, son considerados varios que se rehúsan a asistir al consulado en Barranquilla.
Estos migrantes argumentan que “cualquier petición que hagan será negada.”, según explicó Betty Cantillo. “Si estamos aquí (en Barranquilla) es por las carencias que teníamos allá”, aseguró.
EL COSTO. Además del miedo, el costo de los trámites, tasado en dólares, es en muchas ocasiones inasequible para muchos de los venezolanos que residen en Barranquilla. “El dinero es un común denominador. Obviamente los recursos no son suficientes”, manifestó Thailer Fiorillo, administrador de un perfil en Instagram para venezolanos en la ciudad.
Costos excesivos y falta de soluciones, son algunas de las denuncias de los migrantes del país vecino en Barranquilla. Según cuentan, algunos procesos requieren mucho tiempo y hay algunas cuestiones, como el trabajo y los niños, que no pueden esperar. “Una vez me cobraron 1.000 dólares para entregarme el pasaporte en Venezuela. Acá en Barranquilla ni siquiera puedo pedirlo”, contó María León, una venezolana que ha vivido tres años en Barranquilla.
Otro de los trámites solicitados en el consulado es la autorización de viaje para menores de edad, popular en medio de la crisis fronteriza con Colombia. Eduardo Cortina, trabajador colombo-venezolano de Monómeros en Barranquilla, asistió al consulado para solicitar el permiso de viaje para su hijo, que reside en Maturín, Venezuela.
“Cuando tenga todos los papeles listos ellos se demoran cinco días en enviarlo a Venezuela y me dan el permiso”, contó. “Los trámites son muy rápidos, es la primera vez que vengo. Espero que pueda tener a mi esposa y a mi hijo pronto conmigo”, expresó.
Durante la jornada de atención, que inicia a las ocho de la mañana, asisten al consulado para solicitar el permiso de permanencia y la cédula de extranjero, que les permite trabajar en Colombia.
“Se me ha hecho difícil conseguir trabajo a pesar de que llevo tres años acá. Me acerqué al consulado para tramitar la nacionalidad venezolana de mi hijo porque mi esposo y yo somos de Venezuela”, dijo Ingrid López, ciudadana venezolana.