Así se planeó y se ejecutó el doble homicidio en Las Flores
Los dos capturados se conocían desde la infancia. Eran vecinos en San José.
“Ambición desmedida”, según la Fiscalía, sería el móvil del asesinato de Luis Carlos Narváez y Leonel Cadena. El ente reveló en audiencia la versión de tres testigos del caso. Los capturados fueron imputados por homicidio agravado en calidad de coautores.
Ambición desmedida sería el móvil del doble asesinato que se descubrió la mañana del pasado domingo en la vía entre Las Flores y el corregimiento de la Playa, en Barranquilla. Esta hipótesis fue enunciada ayer por la Fiscalía, durante las audiencias preliminares realizadas en contra de Joan Severiche Beltrán y Arley Riquett Baldovino, los presuntos homicidas.
El fiscal del caso, Alfonso Niebles, con base en testigos e informes de investigadores, señaló que Luis Carlos Narváez Narváez, 38, alias el Ingeniero; y Leonel Andrés Cadena Rodríguez, 28, apodado Leo, fueron ultimados a puñaladas para robarlos y vengar una estafa que estaban realizando con una máquina que supuestamente ‘duplicaba’ billetes de $50 mil.
Sobre los presuntos asesinos, Joan Severiche Beltrán, 26; y Arley Riquett Baldovino, 23; la Fiscalía indicó que son amigos desde la infancia y vecinos, ya que ambos residen en la misma cuadra del barrio San José, en Barranquilla.
Los trágicos hechos empezaron a gestarse hace dos semanas, cuando Arley urdió un plan para robar a Narváez y Cadena, dos estafadores que afirmaban tener una máquina que duplicaba billetes de $50 mil con un proceso químico.
La idea era que Joan se hiciera pasar como el dueño de un restaurante ubicado en Puerto Colombia y les dijera a los estafadores que tenía $20 millones para ‘clonar’. La Fiscalía estableció que Arley conoció al ‘Ingeniero’ y a ‘Leo’ en una rumba y estos le dijeron que falsificaban dinero. Él nunca les creyó.
“Los hoy occisos pensaban que Joan iba a colocar $20 millones y que Arley, en compañía de ellos, iban a poner los otros $20 millones para multiplicarlos, pero la idea real de Joan y Arley era quedarse con los $20 millones de los falsificadores”, anotó el fiscal Niebles. Los amigos planearon repartir los $20 millones en partes iguales. Arley manifestó que iba a usar su parte para sacar un carro que había empeñado por $8 millones a un prestamista que vive en Los Toboganes, en el barrio Campo Alegre.
El carro es un Mazda 3, de color azul oscuro, de placas JGK-358 de Bogotá.
Además, le dijo a Joan que estuviera tranquilo porque el robo se iba a realizar dentro de su propia casa, en la carrera 21B con calle 41, barrio San José.
JOAN DESCONFIABA. Para convencer a Joan que su plan era viable Arley le prometió que no iba a pasar nada malo; además, repetidamente lo llamaba y le decía que lo necesitaba porque él tenía un automóvil Hyundai de color blanco, placas IWQ- 289, de Bogotá, con el que prestaba servicio de transporte informal, y el carro era parte fundamental de la estrategia. Pero Joan sabía que su amigo “era malo”, por eso le contó todo el plan a su novia y le confesó que le daba miedo negarse por temor a represalias por parte de su ‘llave’; también le dijó que tampoco quería participar porque existía la posibilidad de que todo fuera “un cuento de Arley para robarle el carro”.
El joven puso en conocimiento del plan a otros amigos para que estuvieran pendientes “por si le pasaba algo”, contó el fiscal Niebles. Al final Joan no tuvo suficiente carácter para negarse a las tentaciones que le ofreció su amigo Arley y terminó participando de los terribles hechos que desembocaron en el asesinato de Narváez Narváez y Cadena Rodríguez.
TODO SALIÓ MAL. El ‘golpe’ se ejecutó el pasado sábado 21 de septiembre. Como precaución Joan activó el GPS del celular y coordinó con su novia, un amigo de la universidad y la novia de este para que lo siguieran en otro carro y estuvieran pendientes de lo que podría ocurrir.
Como medida extra el joven dejó el celular abierto para que sus amigos pudieran escuchar lo que pasaba en el carro durante el tiempo en el que iba a estar con Arley, ya que temía que su amigo le hiciera daño para quitarle el vehículo.
Antes de ir a recoger a los estafadores los amigos recuperaron el automóvil Mazda, color azul oscuro, placas JGK-358 de Bogotá, que Arley le había empeñado al prestamista y decidieron cambiar de vehículo: Joan pasó a manejar el Mazda 3 y Arley se quedó con el Hyundai. Durante todo el trayecto Joan y Arley fueron seguidos por la novia de Joan, un amigo y la novia del amigo, en otro carro gracias al GPS del celular de Joan; además iban escuchando lo que ocurría por la llamada abierta.
En el Hyundai que manejaba Arley recogieron a Leonel Andrés Cadena Rodríguez, alias Leo; y Joan se encargó de transportar a Carlos Narváez en el Mazda azul oscuro. La cita se fijó en inmediaciones del Terminal de Transporte, en Soledad. Luego los dos carros, uno tras de otro, tomaron rumbo hacia la casa de Arley.
La Fiscalía presume que Arley apuñaló 11 veces a su pasajero en el trayecto hacía su casa, sobra decir que las heridas fueron mortales y que ‘Leo’ falleció en el acto, dentro del vehículo. Al llegar a la vivienda Arley metió el carro en el garaje de su casa. Posteriormente a la casa arribó Joan con Narváez. Según la Fiscalía los amigos hicieron entrar al ‘Ingeniero’ a la casa y luego Arley lo mató de 7 puñaladas. En el doble homicidio también, de acuerdo con las autoridades, habrían participado allegados de Arley, quienes limpiaron la casa y ayudaron a ‘tirar la zona’ cuando los presuntos homicidas fueron a tirar los cadáveres en Las Flores. “Esto es más grande y participaron más personas y serán traídas ante la justicia”, indicó el fiscal Adolfo Niebles.
Todos estos hechos fueron testimoniados por la novia de Joan, el amigo y la novia del amigo, quienes escucharon parte de lo que ocurrió en la llamada abierta y durante el macabro recorrido que hicieron siguiendo el GPS del celular de Joan. Además, en sus celulares los testigos guardaron la evidencia en mensajes de Whatsapp que alcanzaron a intercambiar con Joan y en algún momento de la madrugada del domingo se reunieron con él brevemente en una tienda del barrio San José.
El relato del fiscal señala que el joven se puso a llorar y le dijó a su novia todo lo que había pasado y le confesó que en los asesinatos habían participado familiares de Arley como cómplices; sin embargo en vez de ir a la Policía y salirse de la locura en la que se había metido, regresó con Arley para deshacerse de los cadáveres.
Las cámaras de seguridad captaron los carros de Joan y Arley movilizándose por la Vía 40 a las 5:30 de la mañana del domingo. De acuerdo con la Fiscalía en las imágenes se observa otro vehículo, un taxi, que les iba ‘tirando’ la zona para evitar que los fueran a capturar, lo que finalmente ocurrió. Para el ente acusador el taxi sería propiedad de uno de los allegados íntimos de Arley.
“El domingo muy temprano la novia de Joan, el amigo y la novia del amigo decidieron ir a la Fiscalía y relatar todo lo que había sucedido, porque tenían miedo de quedar implicados y también temían por lo que le iba a pasar a Joan después de haberse involucrado en un doble asesinato”, explicó el Fiscal.
Y por esas cosas de la vida mientras los testigos iban para la URI, la Policía capturaba a Joan, con la ropa llena de sangre, después de haber tirado los cadáveres de los estafadores en un arroyo en la vía Las Flores – La Playa.
Al joven lo pillaron dentro del Mazda y tuvieron que amenazarlo con las armas para que se bajara. A los pocos minutos Arley cayó en un conjunto cerrado en la Vía al Mar, sentido Puerto Colombia - Barranquilla, a bordo del carro Hyundai, en el baúl los policías encontraron la máquina para hacer dinero, papel moneda, químicos y una bolsa con ropa ensangrentada. Toda esta evidencia le sirvió como base a la Fiscalía para armar la teoría del caso. Al cierre de esta edición Joan Severiche Beltrán y Arley Riquett Baldovino estaban en audiencia de solicitud de medida de aseguramiento y hoy, después de las 2:30 de la tarde, se conocerá cuál será su destino que, con base en la gravedad de los cargos que le imputó la Fiscalía, homicidio agravado en calidad de coautores y la contundencia de las pruebas que tiene la Fiscalía, es muy posible que sea la celda de una prisión.