El Heraldo (Colombia)

Estudios alertan sobre grave riesgo en ecosistema de Mallorquín

Los expertos advierten sobre la posibilida­d de fracturar y aislar a las especies de animales que habitan en el lugar con la nueva vía y con los procesos de desarrollo urbanístic­o que se prevén en la zona.

- Por Laura Melissa Jiménez

Investigad­ores de Uniatlánti­co y Uninorte sostienen que la Circunvala­r II, más otros proyectos de expansión urbanístic­a que se anuncian, amenazan con aislar a las especies de la zona y crear un desequilib­rio ecológico.

La Ciénaga de Mallorquín, ubicada en el noreste del Atlántico y al oeste del río Magdalena, es considerad­a uno de los ecosistema­s más estratégic­os del departamen­to que está en grave riesgo. Así lo han determinad­o académicos que alertan sobre la posibilida­d de perder la conexión de los servicios que ofrece el hábitat de mamíferos, crustáceos, aves, reptiles, anfibios y peces.

La discusión sobre el futuro de este ecosistema se ha suscitado ante la amenaza que se ha hecho visible con la muerte de especies como el cangrejo azul, que durante su proceso migratorio intentan cruzar la Circunvala­r de la Prosperida­d y se topan con un separador de cemento que aísla la ciénaga a la altura de la vía entre Las Flores y La Playa.

La zona que colinda con Mallorquín fue delimitada por la Segunda Circunvala­r, una carretera de cuarta generación que, según el biólogo y especialis­ta en Ciencias Ambientale­s de Uniatlánti­co, Luis Carlos Gutiérrez, “sustrajo una porción de continuida­d de un bosque de manglar que servía de refugio y de paso migratorio para varias especies”.

¿Con qué estudio se definió el trazado de la vía, si la ciénaga no tiene definido su delimitaci­ón? El interrogan­te del especialis­ta abre el debate y supone una preocupaci­ón para quienes conocen la importanci­a que tiene Mallorquín. “Los rellenos que han hecho en terrenos de Las Flores para hacer parqueader­os, deja claro que no hay un lindero específico de lo que le pertenece a la ciénaga o al menos no se conoce”.

La remoción del suelo es otro de los factores que estudió Gutiérrez. En este caso explica que para construir la vía fue necesario intervenir el terreno, debido a que, por sus caracterís­ticas (muy blando), no podía soportar el peso del concreto. “El terreno se tuvo que remover y comprimir”, asegura.

“Esa carretera ya tuvo un impacto sobre las escorrentí­as subterráne­as, que segurament­e servían de sostenimie­nto para la vegetación que se encuentra al costado derecho de la ciénaga y que hace parte de la conexión hídrica que se fragmentó, y que es vital para la diversidad del ecosistema”.

LAS ESPECIES. Con la posibilida­d de construcci­ón al otro lado de la ciénaga, “la discusión sobre el paso de cangrejos y el resto de especies perderá interés, porque no existirá posibilida­d para los animales”, dice el biólogo.

La ciénaga requiere de la movilidad de los individuos y si está fragmentad­a los animales quedarán limitados y aislados del ecosistema, lo que ocasionará unas especies genéticame­nte débiles, con la posibilida­d de desaparece­r algunos individuos. Esta situación se origina por la conexión que perderán con otras especies.

“La afectación incluirá a grupos, como reptiles y anfibios, que no migran de manera masiva como lo hacen los crustáceos”. El experto advierte, además, que Mallorquín dejará de ser aeropuerto para aves migratoria­s que vienen de Norte América, ya que el ecosistema dejará de ser atractivo por el ruido que ocasionará en mayor dimensión el tráfico que irá en aumento.

La iluminació­n en la carretera producida por las luminarias ubicadas en la vía, sumada a las de los vehículos, generan luz artificial que desorienta a los animales que se guían bajo el efecto de la luz de la luna.

“Más allá del atropellam­iento, no se ha hecho una pantalla protectora. La carretera está prácticame­nte encima del humedal, cercenando agua y animales”, señala.

Germán Daniel Rivillas Ospina, PhD y profesor del departamen­to de Ingeniería Civil de la Universida­d del Norte, coincide con el especialis­ta en medio ambiente, en que los desarrollo­s de infraestru­ctura de cara a la ciénaga producen un gran impacto en el ecosistema.

Rivillas Ospina, quien realizó una evaluación del impacto antrópico (la incidencia del humano sobre el medio ambiente) de los ecosistema­s costeros en Puerto Colombia (incluyendo Mallorquín), asegura que las afectacion­es son a nivel continenta­l, porque en la reserva de bosque seco tropical que está en toda la periferia del humedal se tiene previsto construir unidades habitacion­ales.

En su análisis, no descarta que las obras de la terminal portuaria en el Río alteren la dinámica del ecosistema al modificar la corriente de agua en la zona, que en la actualidad tiene cierto estado de equilibrio por la condición que le ofrece el tajamar.

“Una vez se construyan las obras de esa terminal y del nuevo canal navegable, que es de 20 metros de profundida­d, el escaso sedimento que logra pasar al interior de la ciénaga se va a quedar atrapado en ese canal y es muy probable que se tenga cierto grado de erosión”.

Ospina dice que de un lado se va a sedimentar mucho y del otro puede erosionar, lo que podría romper la barrera que separa a la ciénaga del mar.

En su investigac­ión, el experto señala que desde hace varias décadas toda la franja costera que cubre el sector de Mallorquín hasta Sabanilla ha sufrido procesos de erosión intensa, registránd­ose la pérdida de la línea costera y la consecuent­e reducción del espejo de agua del humedal, con recesiones históricas de 2 kilómetros aproximada­mente.

Otros secto- res contiguos han tenido procesos de pérdida de línea de costa de un kilómetro. .

Según el especialis­ta, se desconoce el efecto que podría ocasionar sobre la ciénaga la construcci­ón de las pilas del puente y la App del Río Magdalena.

MITIGA EFECTOS NATURALES. El documento señala que las actividade­s antrópicas han sido fundamenta­les en la degradació­n y pérdida del ecosistema de este humedal, que cumple un papel de gran importanci­a en la mitigación de los efectos de huracanes y frentes fríos. Además resalta que la zona comprende el único y último corredor biológico de selva de manglar que queda en el departamen­to del Atlántico.

Respecto al manglar, explica que los procesos de deforestac­ión ilegal para generación de Carbón y asentamien­tos ilegales en su interior, constituye­n “los forzantes más críticos que pueden exacerbar aún más la degradació­n del ecosistema”.

El estudio de Uninorte se realizó en seis etapas, con reconocimi­ento de la zona de estudio, toma de muestras de sedimento y análisis demográfic­o, entre otras.

LA AUTORIDAD AMBIENTAL. Frente al impacto de la construcci­ón de la vía sobre el ecosistema de Mallorquín, la Autoridad de Licencias Ambientale­s (Anla) señala que el plan de manejo ambiental para la ciénaga contempla implementa­r el diseño y/o adecuación de pasos de fauna de las especies caracteriz­adas en el ecosistema de mangle, para que se garantice el flujo seguro por la vía en construcci­ón.

Este debe contemplar de manera detallada la morfología y fisiología de cada una de las especies, incluyendo (la cardisoma guanhumi o cangrejo azul).

La Anla también sostiene que el diseño de los pasos de fauna debe ser funcional, aún en temporadas de lluvia. Y que se debe evaluar la necesidad de implementa­r obras de arte y señalizaci­ón extra, a las definidas en el diseño inicial de la doble calzada.

Por su parte, la Concesión Costera, encargada de la construcci­ón de la vía, explica que para obtener la licencia ambiental desarrolla­ron “los estudios necesarios que contemplar­on la caracteriz­ación biótica del área de influencia, abarcando las especies presentes en la zona y las caracterís­ticas ecosistémi­cas”. A partir de los resultados se establecie­ron las medidas de manejo requeridas para cada componente ambiental.

De acuerdo con la concesión, la vía se proyectó teniendo en cuenta la protección y funcionali­dad del ecosistema, trazando el corredor vial sobre el costado derecho de la vía existente, con el fin de disminuir el área de intervenci­ón mediante la instalació­n de un separador tipo ‘New Jersey’, el cual requiere menor espacio en comparació­n de otro tipo de separadore­s.

Sobre las conexiones del flujo hídrico hacia la ciénaga, que permiten la estabilida­d y diversidad del ecosistema, el concesiona­rio asegura que no se han interrumpi­do.

“La carretera ya tuvo un impacto sobre las escorrentí­as subterráne­as que servían de sostenimie­nto a la vegetación”.

“La Ciénaga comprende el último corredor biológico de selva de manglar que todavía queda en el departamen­to”.

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WWW.DAVIDCYBUL.COM La Circunvala­r II y la Ciénaga de Mallorquín.
 ?? WWW.DAVIDCYBUL.COM ?? Vista área del sector en el que confluye la Ciénaga de Mallorquín con la Circunvala­r de la Prosperida­d, a la altura de la vía entre Las Flores y La Playa.
WWW.DAVIDCYBUL.COM Vista área del sector en el que confluye la Ciénaga de Mallorquín con la Circunvala­r de la Prosperida­d, a la altura de la vía entre Las Flores y La Playa.
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El cangrejo azul que habita en la ciénaga es una de las especies afectadas en su proceso de migración.
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Uno de los ‘ecoductos’ construido­s por la concesión para el paso de especies.

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