El Heraldo (Colombia)

Bolivia elige entre un cuarto mandato de Evo Morales o un cambio

Bolivia elige hoy entre un cuarto mandato de Evo Morales o un cambio E Un mandatario con 13 años en el poder.

- Por José Arturo Cárdenas Octubre

Evo Morales es el presidente latinoamer­icano en funciones con más tiempo en el poder, y quiere seguir allí. Hace 13 años demuestra astucia política, empatía con los pobres y buen manejo de la bonanza derivada de la exportació­n de materias primas a China.

En sus mítines, Morales sigue acompañánd­ose de chamanes que realizan ceremonias andinas mientras él empieza la arenga en la tarima. Sin embargo, de cara a las elecciones generales de hoy, su suerte parece agotarse.

Morales, de 59 años, asumió en enero de 2006 como el primer mandatario indígena de Bolivia, en medio de una ola de victorias de signo izquierdis­ta que atravesó la región con el cambio de milenio.

Sus compañeros de ideología fueron quedando por el camino en Brasil, Argentina, Ecuador. Y Venezuela, con quien Evo mantiene un estrecho vínculo, está sumida en la peor crisis política y económica de su historia reciente.

Pero “Bolivia es diferente, vamos bien”, dice Morales, candidato y presidente a sus seguidores en las calles. “Pedimos cinco años más para aprovechar nuestra experienci­a (...) No me abandonen”, fue su mantra en los últimos días de la campaña hacia su elección más difícil.

El gobernante de origen aymara y leal aliado político de Cuba y Venezuela busca su cuarto mandato, un verdadero récord en Bolivia, desde la independen­cia del país en 1825. Al frente tiene al exmandatar­io, periodista y exvocero del reclamo marítimo contra Chile, Carlos Mesa.

Los opositores le endilgan a Morales un carácter tozudo, que le impide reconocer errores, y de encarnar un gobierno antidemocr­ático que está empujando al país hacia una “segunda Venezuela” 2010 2011

Septiembre

en la región. Sus seguidores le atribuyen casi el don de la infalibili­dad.

Es un zorro político que ha logrado aprovechar, principalm­ente, la prosperida­d económica, tras decretar la nacionaliz­ación de los hidrocarbu­ros, pocos meses después de instalarse en el poder.

El vicepresid­ente Álvaro García, quien acompaña a Morales desde 2006, aseguró dos veces a fines de 2013 que “el presidente Evo es la unidad del cuerpo de Túpac Katari (líder aymara descuartiz­ado en 1781) y que “el presidente Evo es la resurrecci­ón del pueblo indígena”.

Katari lanzó, antes de ser ejecutado, su famosa arenga: “A mí solo me matarán, pero mañana volveré y seré millones”.

En 2018, Morales estrenó la Casa Grande del Pueblo, un rascacielo­s de 29 pisos con helipuerto que se impone en el casco histórico de La Paz y que sustituyó al Palacio Quemado, que albergó el poder político desde el siglo XIX, como la nueva sede presidenci­al. El edificio es conocido en Bolivia como “el Palacio de Evo”.

Premonicio­nes. Conoció la pobreza desde que nació, el 26 de octubre de 1959 en el poblado de Isallavi, en la región andina de Oruro. Criador de llamas de niño y luego vendedor de helados, fabricante de ladrillos y trompetist­a de un grupo

de música local, Morales llegó al Chapare, corazón cocalero de Bolivia, para dedicarse a su cultivo.

Se enroló en las lides sindicales, donde comenzó su carrera política en 1995, como diputado nacional. En 2002 se lanzó por primera vez como candidato presidenci­al, llegando al segundo lugar.

Cuatro años después, en 2006, arrolló en las urnas al derechista Jorge Quiroga con 54% de los votos y llegó a la presidenci­a.

En 2008, durante un encuentro con la prensa extranjera, Morales contó que cuando era niño, a los 11 o 12 años, soñó que volaba por sus tierras natales. Al contarle de su sueño a su padre, este le dijo: “Evito, te va a ir bien, respeta a mayores y menores, te va a ir bien en tu futuro”.

Morales no alcanzó la educación universita­ria y tiene enormes problemas para leer un discurso en público. Prefiere improvisar en sus aparicione­s y repetir frases sobre la bonanza económica de su gobierno, la estabilida­d política y los enemigos internos (derecha) o externos (EEUU) que le acechan.

Hoy se ciernen sobre él nubarrones, luego de casi 14 años en el poder, con denuncias de corrupción en su gobierno. El mandatario aymara no ha revelado si sigue teniendo sueños premonitor­ios sobre su futuro.

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