¿Qué sentido tiene el Consejo de Derechos Humanos de la ONU?
El “informe Bachelet” sobre Venezuela es demoledor, dramático y contundente. Ni siquiera el cinismo de los chavistas, como el embajador Valero
-que le achaca todos los males venezolanos a Trump- alcanza para ocultar la tragedia que vive el vecino país en materia de violación de Derechos Humanos. Bachelet rindió su informe y lo ratificó posteriormente, luego de reunirse con el propio Maduro en Miraflores. No se trata, pues, de un informe elaborado a espaldas del régimen chavista. Ahí Bachelet denuncia, entre otras, la realización de cerca de 7.000 ejecuciones extrajudiciales, la mayoría de ellas efectuadas por el régimen chavista. Denuncia, además, “la restricción de los espacios democráticos, el debilitamiento de las instituciones públicas y la pérdida de la independencia del poder judicial”. Denunció también el éxodo de más de 4.000.000 de venezolanos, que hoy deambulan por muchos países del continente, entre ellos Colombia, buscando alimento y protección. Nada de eso les importó a los 105 delegados de los países miembros de la ONU que dieron pleno respaldo a Maduro y sus cómplices. ¿Tiene sentido la existencia de un organismo que procede de esta forma? ¿Es necesario acabar con el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, creado en 2006, como en su momento se acabó con la Comisión de Derechos Humanos, precisamente por su falta de legitimidad y por sus decisiones abiertamente parcializadas y politizadas?