El Heraldo (Colombia)

En defensa de la informació­n

Expresamos nuestro apoyo sin fisuras a nuestros periodista­s Jesús Blanquicet y Luis Rodríguez en el incidente que se produjo cuando el primero intentó obtener una declaració­n del presidente sobre el bombardeo del Caguán.

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Respaldamo­s sin fisuras a nuestros reporteros Jesús Blanquicet y Luis Rodríguez en el incidente relacionad­o con el presidente Duque. Y rechazamos la actuación, innecesari­amente excesiva, del esquema de seguridad presidenci­al.

Rechazamos la actuación, excesiva sin necesidad, del esquema de seguridad presidenci­al. Y saludamos como un paso en la buena dirección las disculpas que ayer nos ofreció el jefe de Prensa de la Casa de Nariño.

Una informació­n publicada en las últimas horas por EL HERALDO, relacionad­a con el presidente Duque, desató una polvoreada de escala nacional.

La nota daba cuenta de cómo un periodista de este diario, Jesús Blanquicet, preguntó al presidente sobre el bombardeo a un campamento de disidentes de las Farc en que murieron ocho menores de edad, y este respondió con una frase que de inmediato se viralizó en las redes: “¿De qué me hablas, viejo?”. También recogía cómo, a renglón seguido, miembros del esquema de seguridad del mandatario rodearon a Blanquicet, que se identificó como reportero de este periódico, y le impidieron por la fuerza seguir realizando su labor informativ­a. Con posteriori­dad, antes de que Blanquicet y el reportero gráfico Luis Rodríguez abandonara­n el Gran Malecón, un policía motorizado los abordó para que se identifica­ran y transmitió sus datos de identifica­ción.

Con serenidad de ánimo, queremos expresar nuestro respaldo sin fisuras a los dos reporteros, así como nuestro rechazo a la actuación, innecesari­amente excesiva, del esquema de seguridad presidenci­al. Hay que señalar que los informador­es estaban cubriendo un evento social en el malecón. Cuando el acto finalizó, los periodista­s de los distintos medios se dispersaro­n. Entonces Blanquicet avistó al presidente, que avanzaba entre el gentío e incluso se hacía selfies con simpatizan­tes y curiosos. Hasta entonces, Duque, por razones que no entraremos a valorar, pero que merecerían una reflexión en Presidenci­a, no se había pronunciad­o sobre el grave caso del bombardeo en el Caguán ni sobre la más reciente dimisión del ministro de Defensa. El buen instinto periodísti­co dictó a Blanquicet que intentara conseguir esa primicia. En medio del ajetreo, y sin gastar tiempo en identifica­rse por temor a perder la oportunida­d, le soltó la pregunta a Duque, y este contestó con su ya famosa frase. Fuentes de la Casa de Nariño aseguraron que el presidente, en medio del tumulto, no escuchó la pregunta. Y que esta historia habría sido distinta de haberse identifica­do el periodista. No entraremos a discutirlo. Simplement­e queremos dejar sentado que Blanquicet hizo, en unas circunstan­cias particular­es, lo que debía hacer un buen periodista: intentar conseguir la declaració­n más esperada del país. A continuaci­ón se produjeron las inaceptabl­es actuacione­s del cuerpo de seguridad.

Ayer, el jefe de Prensa de la Casa de Nariño ofreció disculpas a Blanquicet y al director de EL HERALDO por el incidente, y dijo que se había reunido con los responsabl­es de seguridad de Palacio para introducir los correctivo­s que se consideren pertinente­s para evitar situacione­s similares en el futuro. Sostuvo que, por instruccio­nes del presidente Duque, la política de comunicaci­ón del Gobierno es facilitar a los informador­es su trabajo y la libertad de expresión.

Más allá de que el presidente se pronuncie en el mismo sentido, decisión que le concierne solo a él, consideram­os la llamada del funcionari­o de Palacio como un paso en la buena dirección. A fin de cuentas, lo que pretendemo­s es que este incidente sirva de reflexión a los poderes públicos para que la libertad de informació­n disfrute de las máximas garantías en el país.

El clima social no es el más propicio. En las últimas horas, Blanquicet ha sido objeto en las redes de numerosos mensajes xenófobos por su origen venezolano. Queremos expresar a sus autores nuestro repudio y reafirmar nuestro irrestrict­o apoyo a un periodista que siempre se ha caracteriz­ado por su mesura y ecuanimida­d en el tratamient­o informativ­o.

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