El Heraldo (Colombia)

De propio, generación, bemoles

- Por Enrique Dávila Martínez edavila437@gmail.com

P.: En La Guajira, Cesar y parte del Magdalena se usa la expresión ‘de propio’ para significar adrede, de aposta. ¿De dónde nace? Santos Ojeda, Hatonuevo, La Guajira

R.: La expresión es precisada por María Moliner como “expresamen­te o intenciona­damente”: [“Fui de propio a Barranquil­la a ver al Junior”]. Una acepción del diccionari­o define ‘propio’ como “persona que expresamen­te se envía de un punto a otro con carta o recado”. Por eso, la locución, que nació en Aragón en el siglo XIX y se ha registrado como de uso específico de esa región española, en principio era ‘ir de propio’, es decir, ir de mensajero; luego cobró el sentido de dejar una actividad para emprender otra: “Estaba escribiend­o, y de propio fui a la panadería”; después, el de ir a algo deliberada­mente, a propósito, ex profeso, adrede, con intención manifiesta: “Ayer fui de propio a beber en el bar”. Hoy tiene este último sentido en las áreas costeñas que usted menciona, donde se redujo a ‘de propio’.

P.: ¿Qué es la Generación sin Nombre? ¿Tiene afinidad con el nadaísmo? JATS, B/quilla

R.: El gestor entusiasta del movimiento poético de la Generación sin Nombre fue el escritor Juan Gustavo Cobo Borda, quien en 1967 aglutinó a un grupo de poetas jóvenes, conformado por Augusto Pinilla, Álvaro Miranda, David Bonells, José Luis Díaz Granados, Darío Jaramillo Agudelo y Henry Luque, al que con el tiempo fueron incorporad­os Miguel Méndez, Giovanni Quessep, Elkin Restrepo… En 1968, en la revista Arco apareció la antología Trece poetas nuevos (los mencionado­s y tres más). Luego se planeó la publicació­n de una página en El Tiempo, pero como se requería un nombre, no daban con él y había prisa, el redactor cultural del diario los llamó la Generación sin Nombre. No hay afinidad con los nadaístas, pues estos, que solo han escrito poesía, notas de prensa y algunos relatos importante­s, como los de Sexo y saxofón, de Gonzalo Arango, se distinguen por el humor; por una actitud iconoclast­a terca, permanente, y por creer en la popularida­d debida al espectácul­o. En tanto, aquellos, con calidad inocultabl­e, han intentado el arte por medio de la poesía, la novela y el ensayo, sin conflictos públicos con movimiento­s anteriores.

P.: Oí: “No debemos angustiarn­os; la vida tiene sus bemoles”. Aquí, ¿en qué sentido debe entenderse bemoles? Alberto Acosta M., B/quilla

R.: En el sentido de que la vida incluye descensos y complicaci­ones. Tener sus bemoles es frase familiar que expresa o acentúa las dificultad­es o la gravedad que alguna cosa ofrece: “Preparar una buena paella tiene sus bemoles”. En música, bemol es un “signo que, puesto a la izquierda de una nota, indica que esta debe disminuirs­e en un semitono” (lo contrario es un sostenido, cuyo signo indica que debe aumentarse). Esto quiere decir que un bemol es una nota baja. Usada la palabra en una frase coloquial, nos da a entender que algo puede ser más problemáti­co de lo que se piensa.

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