Se fue el ministro, ¿y los reclutadores de menores?
Perder a un ministro siempre será una pésima noticia para un gobierno. Mucho más si quien cobra su cabeza es la oposición. Guillermo Botero debió irse antes del debate del pasado miércoles, cuando quedó en evidencia que ocultó información no solo al país, sino a su propio jefe, el Presidente de la República. Semejante acto de deslealtad no podía quedar impune. ¿Y si a Botero le mintieron los militares? Entonces deberán responder también los militares que le mintieron a Botero. Pero la responsabilidad política es única y exclusivamente del Ministro de Defensa, a quien ya le habían perdonado la embarrada de la muerte de Dimar Torres, gravísimo asunto que tampoco supo manejar. Pero el que Botero deba asumir la responsabilidad política del ataque al campamento de las disidencias de las Farc, donde murieron 8 menores de edad, no excluye de culpa a quienes son los directos responsables de lo sucedido: las disidencias de las Farc, que siguen practicando uno de los más aberrantes delitos de Lesa Humanidad: el reclutamiento de menores. Llama la atención que quienes hoy se ensañan contra Botero hayan pasado de agache cuando ese tema fue evadido por los jefes de las Farc en La Habana. Hoy los disidentes de las Farc reclutan menores, porque en La Habana ese delito fue tratado con guantes de seda por los negociadores del gobierno de Santos. Los disidentes de las Farc reclutan menores porque de la mesa de La Habana ese delito salió blindado y muchos de quienes reclutaron menores hoy ocupan curules en el Congreso de la República. Punto.