Un buen punto de partida
El crecimiento del PIB del 3,3% en el último trimestre es, sin duda, una gran noticia, si se considera el entorno económico adverso a nivel regional y mundial. Ahora bien: sería un error pensar que el trabajo está hecho.
En un entorno económico adverso a nivel regional y mundial, en que el FMI viene revisando a la baja las perspectivas económicas de numerosos países, el crecimiento del 3,3% que experimentó el PIB colombiano en el tercer trimestre es, sin duda, una buena noticia. Aunque no estemos en los niveles de crecimiento del 6 -7% de otros tiempos. Nada más hay que mirar a América Latina, cuyo crecimiento previsto para 2019 es del 0,2%, para darnos cuenta de que nuestro país es hoy un caso excepcional. Más aun si se considera que los expertos pronostican que los datos mejorarán en Colombia en el último trimestre de este año.
Ahora bien, lo peor que podemos hacer es dormirnos en los laureles pensando que el trabajo está hecho. Un examen sectorizado de las tendencias de nuestro sistema productivo revelan disparidades agudas sobre las que habría que reflexionar. Tenemos que el crecimiento del PIB ha estado jalonado por el dinamismo del consumo de los hogares y la inversión privada en capital, así como en la actividad financiera, el comercio y el gasto público. Sin embargo, otros sectores clave – sobre todo la construcción, pero también la industria y, en menor grado, la agricultura– mostraron un comportamiento débil que merece ser analizado. Pero hay un asunto que, en nuestra opinión, exigiría una profunda reflexión y es el aparente divorcio existente entre los buenos resultados de la economía y el creciente nivel de desempleo. Este peculiar fenómeno seguramente tendrá una explicación, pero de lo que se trata no es solo de darla, sino de buscar la fórmula para que el crecimiento del PIB se traduzca en más y mejor empleo.
En este momento, numerosos empresarios están enfrentados al duro reto de adaptar sus negocios a un mundo cada vez más competitivo y sofisticado tecnológicamente, y ello los está llevando a practicar grandes recortes en los gastos. Incluidos, desgraciadamente, los de personal. Es una cruda realidad, expuesta con brutal claridad por Yuval Noah Harari en su libro ‘21 lecciones para el siglo XXI’.
El gran reto del Gobierno colombiano –y de todos los Gobiernos del mundo– es lograr que la economía del país vaya aparejada con la actividad laboral. El punto de partida para conseguirlo es, por supuesto, que se genere riqueza. Y Colombia lo está haciendo de manera notable, sobre todo si se le compara con los países del entorno. Por eso, insistimos, hay que celebrar los datos del PIB del último trimestre. A partir de aquí, hay mucho trabajo por delante para lograr ese esquivo maridaje entre riqueza nacional y bienestar social.
El gran reto del Gobierno colombiano –y de todos los gobiernos del mundo– es lograr que el crecimiento de la economía se traduzca en más y mejor empleo.