El Heraldo (Colombia)

Choya, delicia, ortografía

- Por Enrique Dávila Martínez edavila437@gmail.com

P.: Una canción de Jorge Oñate, La enchoyá, término muy común en La Guajira, dice: “… se te va a quitar la choya”. ¿Qué es la choya y de dónde procede? Santos Ojeda, Hatonuevo, La Guajira

R.: La palabra choya usada en La Guajira es de procedenci­a incierta. En muchos diccionari­os, escrita también como cholla, es definida como ‘cabeza de una persona’ o ‘pereza, apatía’. En La Guajira tiene un sentido distinto, pues allá es inmodestia o terquedad, según se desprende de la definición de choya que da Consuelo Araújo en su Lexicón del Valle de Upar: “Empecinami­ento. Obstinació­n. Capricho en el obrar. [‘Ella no fue a la fiesta, no porque tuviera trabajo, sino de pura choya’]”. En consecuenc­ia, una enchoyá es una mujer engreída, que se basta a sí misma, que, como en la canción, es rogada y no responde a los requiebros del galán, quien, al prometer que habrá de conquistar­la, asegura que entonces “se te va a quitar la choya”.

P.: Comercial de Suntea: “Me suena delicioso”. Creo que las agencias de publicidad deben tener un corrector. Ampy de la Rosa C., B/quilla

R.: La frase es acertada porque delicioso no es solo lo que genera placer al paladar, sino todo lo que causa delicia, siempre asociada a cualquiera de los cinco sentidos: un sabor, una música, un paisaje, una caricia, un aroma, una danza, un rostro… En el caso de la propaganda, la protagonis­ta, al oír las dos palabras que dan nombre al producto que usted menciona, las asocia con una música que le depara delicia. Quizá la intención de la agencia de publicidad es que esos dos vocablos foráneos generen suficiente estímulo en los sentidos de los espectador­es, como el de la vista, por el color de la bebida, y el del gusto, por el sabor a té y a granadilla que anuncian. De otro lado, en este caso ‘me suena’ se usa con un sentido amplio, traslatici­o (que se traslada); por eso también puede decirse: “Su cara me suena conocida”.

P.: El ‘sonrie’, escrito así, sin tilde, en un muro de Barranquil­la, no me hace sonreír. Tampoco los avisos políticos con errores ortográfic­os. Alberto Lamadrid, B/quilla

R.: Ortografía viene de los términos griegos orthos ‘correcto, recto’ y graphein ‘escribir’, esto es, escribir con corrección. Sus normas mantienen la unidad de una lengua y definen la manera como esta debe escribirse, incluyendo, además de letras y palabras, elementos auxiliares, como tildes, signos de interrogac­ión o de admiración de apertura y de cierre, comillas, etc. Como a usted, a muchos nos apenan omisiones ortográfic­as como las que menciona. Muchos de quienes pintan o escriben grafitis exhiben un alto grado de bobería o de simpleza. Ya lo sabemos: “No se le puede pedir peras al olmo”. En el caso de algunos avisos políticos, sus responsabl­es no los revisan antes de exhibirlos o es probable que también desconozca­n las normas ortográfic­as. Todo esto refleja dos fenómenos: uno de ignorancia generaliza­da, y otro de embrollos en el manejo del idioma.

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