El Heraldo (Colombia)

OEA ALERTA POR DECRETO QUE DA IMPUNIDAD A MILITARES EN BOLIVIA

Dice que la norma desconoce estándares en DDHH.

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El nuevo gobierno de Bolivia desplegó ayer esfuerzos por lograr el cese de las protestas en todo el país.

LA PAZ. El nuevo gobierno de Bolivia desplegó ayer esfuerzos por lograr el cese de las manifestac­iones que en un mes se han cobrado 23 víctimas, mientras grupos campesinos afines al exmandatar­io Evo Morales le daban un plazo de 48 horas a la presidenta provisoria Jeanine Áñez para dimitir.

Áñez, dijo ayer que muy pronto anunciará al país de la convocator­ia a elecciones transparen­tes, tras la renuncia al poder de Evo Morales hace una semana y en medio de una fuerte crisis social.

“Muy pronto daremos noticias sobre nuestro principal mandato: la convocator­ia a elecciones transparen­tes”, dijo Áñez en un discurso en el palacio de gobierno en La Paz.

El principal foco del conflicto se había concentrad­o en Cochabamba (centro), donde el viernes campesinos cocaleros chocaron con el ejército y la policía, con un saldo de nueve muertos, según la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH), que elevó a 23 el saldo de víctimas en un mes de confrontac­ión.

El gobierno ha reconocido oficialmen­te cinco muertos, y el ministro de Gobierno (Interior), Arturo Murillo, ha deslizado la idea de que los propios cocaleros se disparan entre sí para generar víctimas, pues al menos un muerto “aparece con un tiro en la nuca”.

Pero Thomas Becker, abogado estadounid­ense de la Clínica Internacio­nal de Derechos Humanos de Harvard, dijo que estuvo en la morgue de la ciudad de Sacaba, donde murieron los nueve cocaleros: “Todos los muertos son con impacto de bala”.

“Todos con quien he hablado dijeron que [en las manifestac­iones] no había ninguna persona civil con un arma”, dijo Becker por teléfono a la AFP, señalando que entrevistó a 50 personas en esa ciudad.

Asilado en México tras renunciar a la Presidenci­a hace una semana luego de perder el apoyo de los militares, Morales declaró en un tuit que: “Estos delitos de lesa humanidad (...) no deben quedar en la impunidad”.

Mientras, Jean Arnault, enviado del Secretario General de la ONU, comenzó a tomar contacto con autoridade­s del gobierno de Áñez y organizaci­ones sociales en un intento de restaurar la paz en el país, en convulsión política desde la cuestionad­a reelección de Morales el 20 de octubre.

La CIDH calificó en Twitter de “grave” un decreto del gobierno de Áñez, aprobado el jueves y divulgado extraofici­almente el sábado, que exime de responsabi­lidades penales a las Fuerzas Armadas en la conservaci­ón del orden público.

“El grave decreto de #Bolivia desconoce los estándares internacio­nales de DDHH y por su estilo estimula la represión violenta”, señaló el organismo autónomo de la OEA.

El ministro de la presidenci­a, Jerjes Justiniano, dijo que el decreto “no es una licencia para matar, sólo define la tarea de las fuerzas armadas con una base constituci­onal en garantizar la estabilida­d del país”.

A pesar de la polémica, Murillo indicó que mediante las gestiones del gobierno “los conflictos han bajado en un 50% en intensidad”.

Cerca a La Paz, vecinos seguían bloqueando el único acceso a una planta que distribuye combustibl­e, provocando una creciente escasez que ha comenzado a mermar el transporte vehicular en la ciudad.

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AFP Parientes de varias de las 23 víctimas que dejan las protestas en diferentes sitios de Bolivia.

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