Ecos de un Salón de Arte que no ha sido ajeno a la polémica
Docentes de Bellas Artes llamaron la atención sobre la organización del IV Salón inagurado la semana pasada en la sede de Industrias Creativas y que va hasta el 28 de este mes.
La noche de inauguración del IV Salón Distrital de Artes Plásticas y Visuales, en la que se hizo entrega de los diferentes reconocimientos a los artistas y participantes del Salón, fue ‘tomada’ brevemente por algunos profesores del programa de Artes Plásticas de la Universidad del Atlántico, quienes aprovecharon la circunstancia para pronunciarse sobre la indiferencia de la Alcaldía ante la emergencia que desde hace varios años vive la Facultad de Bellas Artes de la Uniatlántico.
En medio de la concurrencia de visitantes, participantes y jurados del evento, el docente del programa de Artes Plásticas Juan Carlos Dávila, de pie sobre las escaleras que dan al segundo piso de la nueva sede
Sena de In- dustrias Culturales, alzó la voz para criticar la “desconexión” existente entre el Distrito y los sectores del arte local y la misma Academia, que, como señaló, no ha sido vinculada en los procesos que desde la Alcaldía se han venido adelantado en los últimos años con el propósito de fortalecer el circuito cultural local.
La acción, que según varios profesores y participantes fue aplaudida por los asistentes, tuvo lugar antes de que se leyera el acta redactada por los jurados conformados por docentes de la Universidad Nacional (Daniel Lozano, Juan Luis Meza y María Iovino). Con respecto a esto, el profesor Dávila dice celebrar tanto la realización del Salón como la idoneidad de los miembros del jurado, pero lo preocupa que no haya podido ser considerada una terna compuesta de investigadores de arte de la ciudad. Argumenta que existe “poca representatividad”, evidenciada no solo en los jurados de Salón (que, según la página de la Alcaldía, recibió más de 100 propuestas de las que 51 fueron seleccionadas para participar), sino en la ausencia de una política cultural que asegure la restauración y recuperación del edificio de Bellas Artes.
José Álvarez, egresado de Artes Plásticas y ganador del Salón en la categoría de Artes Vivas, dice que los jurados le dieron la razón al profesor Dávila y a continuación leyeron un acta en la que volvían a puntualizar en aspectos ya criticados. De acuerdo con Álvarez, estos dijeron que había que “tener en cuenta a la Universidad pública” y hablaron “de los espacios en que se exhibía cada pieza y qué tipos de pieza seleccionaban… Maquilladamente, los jurados le dieron duro al Salón”, asegura.
Esto contradice los comentarios del secretario de cultura Juan José Jaramillo, quien niega haber visto la intervención de los profesores y dice que hubo un joven (no indica si estudiante, visitante o participante del Salón) que “habló muy positivamente felicitando todo el trabajo del Portafolio de Estímulos”. Además, el secretario recuerda que los jurados “dijeron que era importante cómo Barranquilla venía involucrando en este momento la Academia, porque el Salón está abierto a la ciudad y los estudiantes”.
Sobre la escogencia de los jurados dice: “No le metamos color por donde no hay que meterle color, las cosas son como son. Aquí se hace una convocatoria, el Distrito convoca a las universidades para hacer una medición de quiénes serán los jurados. Y la Universidad Nacional se lo gana”. Además, señala que dicha decisión contribuye a mejorar el tema de la parcialidad de los jurados, pues sería un “problema” un docente de la Universidad del Atlántico o de la Escuela Distrital de Arte (EDA) juzgando el trabajo de sus propios estudiantes.
Al ser interpelado por la “desconexión” denunciada por los docentes, el funcionario responde: “Yo estoy en el Distrito, nosotros respondemos por el Distrito y estamos abiertos, pero conocedor de la problemática de Bellas Artes no lo soy, entonces opinar no sería responsable”.
Al respecto, el profesor Danny González se pregunta: “¿La desconexión (del Distrito) es porque Bellas Artes es una facultad de la Universidad del Atlántico? Sí, lo es, pero le corresponde la responsabilidad también a la Alcaldía de la ciudad, porque es una Escuela de Arte y está dentro de la misma ciudad, y hace parte de su historia patrimonial porque además está dentro del barrio el Prado”, agregó refiriéndose a la sede de la calle 68 No. 53–45, hoy clausurada en su gran mayoría. Como lo manifestó EL HERALDO en una nota del pasado 20 de junio, han transcurrido dos años (y varios meses) del colapso del techo y la estructura de cuatro bloques del edificio de la Escuela de Artes. Por entonces, la decana de la
Facultad de Arquitectura de UniAtlántico sostuvo que en “dos meses” estarían preparados los diseños de las obras, pero casi cinco meses después no ha habido ningún avance. “Ni siquiera hemos visto la primera piedra de la restauración”, dice Néstor Martínez Celis, otro profesor e investigador de la Escuela.
Martínez también señala que la situación se agrava con lo que está viviendo la comunidad estudiantil, pues de los cinco programas académicos que tiene la Facultad, cuatro están desperdigados en diferentes sitios. En la sede prado de Bellas Artes hay solo unos salones donde se dan clases de teatro y que no pertenecen al edificio general, sino que se encuentran adyacentes al parqueadero. El programa de Danza está en la sede norte de la Uniatlántico en espacios que “no corresponden a clases de danza”; el programa de Música reubicado en las dos sedes de la Alianza Colombo Francesa, y Artes Plásticas en la sede de la 43, incluyendo la histórica galería de Bellas Artes, actual Galería La Escuela.
DAñOS EN LAS OBRAS. El estudiante José Flórez, que cursa noveno semestre en Bellas Artes, denunció en su cuenta de Facebook los destrozos que sufrió por parte de los organizadores del evento su obra titulada Diásporas de Ulises. Dice que su trabajo, un altorrelieve que debía presentarse en la pared pero terminó en el suelo, la entregó en un “estado íntegro e impoluto” pero recibió un “trato atroz”. En una foto pueden verse los daños que recibió en uno de sus bordes, además aparece com- pletamente cortada en un extremo.
Otras quejas de participantes y visitantes consultados están relacionadas con el montaje. En las paredes hay marcas de cintas doble faz, y en algunos casos los trabajos están obstaculizados por sillas y mesas del mobiliario del lugar.
AUSENCIA DE POLíTICA CULTURAL. El estudiante Rubén Barrios, ganador en la categoría Collage, afirma estar de acuerdo con la desconexión de la que hablan los profesores y celebra la intervención del profesor Dávila. Advierte, además, que en la muestra del Salón y en su desorganización “se refleja cómo se manejan las políticas culturales en la ciudad”, y agrega que lo que el evento brinda es “únicamente un valor financiero”, pues carece de una “curaduría seria”.
Por su parte, Danny González señala que “ahora mismo hay una ausencia total de política cultural pública en la ciudad”. Añade que “por lo general, esta administración siempre ha traído jurados de Bogotá y de la Universidad Nacional, con lo cual no quiere decir que uno no esté de acuerdo con que traigan a alguien de Bogotá. Pero recordemos también que aquí hay una Facultad de Arte, y que más allá de escoger jurados de la Facultad, si hubiera una política cultural pública bien establecida, si existiera, y si establecieran un diálogo con la facultad de Bellas Artes, entonces podrían darse cuenta de que no es solo nombramiento de jurados, sino muchas otras cosas en las que la Facultad podría de alguna manera apoyar más”.
PRECEDENTES. Antes de la actual versión del Salón, el director de la Plataforma Canibal (un espacio de arte comunitario) Jaider Orsini, envió una carta con fecha del 15 de julio al Secretario de Cultura en la que afirmaba que la convocatoria del Portafolio de Estímulos del Distrito, especialmente en el área de Artes, carecía “de pertinencia en relación a las necesidades del medio artístico local”. Sostuvo que esta se mostraba “improvisada” y no les brindaba “a los artistas visibilidad profesional”. También argumentó que en los manejos de los recursos no había claridad, ya que en distintas modalidades con recursos ya asignados a veces se incluían unas mismas manifestaciones artísticas. En su carta, no obstante, Orsini aplaudía que hoy contáramos con 2.400 millones de pesos para el apoyo de las manifestaciones artísticas locales, pero invitaba a una “concertación y construcción colectiva”.
En reacción a esta carta, el docente de la EDA Yino Márquez encabezó una respuesta en la que se rechazaba los argumentos de Orsini y decía: “Que sea el veredicto de artistas, reconocidos local, nacional e internacionalmente, por modalidades, quienes, declaren los ganadores (sic.)”.
El profesor Juan Carlos Dávila alzó la voz para criticar la “desconexión” entre el Distrito y los sectores del arte local.
Dice que lo que el evento brinda es “únicamente un valor financiero”, pues carece de una “curaduría seria” . “Convocamos universidades para escoger a los jurados”.
JUAN JOSé JARAMILLO Secretario de Cultura