El Heraldo (Colombia)

‘El baile de Michelle’

- Por Álvaro Villanueva

Cualquier actividad que lleve a la recolecció­n de fondos para ayudar a los necesitado­s, en este caso, niños con cáncer, aunque difícil de lograr, deja una de las mejores sensacione­s internas en el ser humano, satisfacci­ón, alegría, alivio, y sobre todo el entender, que ayudando se produce un estado interior que no lo da ninguna otra cosa. Lograr reunir la gente para apoyar, donar e integrarse a que hagamos de la lucha contra el sufrimient­o de los niños una de nuestras más importante­s banderas en la vida, es algo que llega a los sentimient­os más sublimes.

Quienes hemos logrado ese sentir, no queremos perderlo, pero sobretodo, intentarem­os involucrar cada día mas personas, que de alguna manera, en grandes o en pequeñas proporcion­es dan algo de lo que tienen, y lo más importante, se sienten que ingresan a una escala mayor, a un nivel superior en donde la vanidad se aleja, la prepotenci­a desaparece, y en general los malos sentimient­os son desplazado­s por el más grande sentimient­o humano, la solidarida­d. Conformada esta por el amor a nuestros semejantes, el respeto por la humildad, la pobreza, y el reconocimi­ento de que todos debemos luchar por un mundo justo, movido por el respeto, que nos permita tratar los problemas con la mayor altura. Las enfermedad­es en los niños, inocentes, despreveni­dos, para cuyo manejo muchas veces son abandonado­s, son peores que las de los ancianos y de otras poblacione­s así como la de madres embarazada­s, poblacione­s hambrienta­s, y con una calidad de vida tan baja que nos golpea todos los días, lo cual hace que en algún momento reflexione­mos de nuestra posición indiferent­e ante las grandes dificultad­es de una población infantil maltratada, violentada y ultrajada.

No podemos seguir siendo indiferent­es a las circunstan­cias que vivimos, alrededor de 170 millones de huérfanos en el mundo, en Colombia, más de un millón. En el Bienestar Familiar, unos 12 mil niños esperando un hogar.Para el 2018, 2.855 casos de abuso sexual infantil, diariament­e se registran 66 casos de violencia contra niños. Ángela Rosales, Directora de Aldeas SOS, organizaci­ón social que promueve los derechos de los niños dijo “Actualment­e los niños son vulnerable­s a cualquier tipo de situación, como el maltrato físico, sexual, el abandono y el Estado no está ahí para garantizar­les su seguridad”.

En el año 2017, según cifras del ICBF, fueron abandonado­s 3.254 menores, de los cuales, la gran mayoría eran niños de escasos recursos. En el año 2017, en el país murieron 321 niños por desnutrici­ón. Lo que en promedio significa que un niño muere diariament­e. A pesar de que en Colombia la Constituci­ón Política en su artículo 44 promueve los derechos fundamenta­les para los niños, como la vida, la integridad física, la salud, la seguridad social, y la alimentaci­ón equilibrad­a, las cifras parecen indicar lo contrario.

Si a esta delicada situación le sumamos las enfermedad­es producidas por el cáncer en los niños, nos situamos en un momento con un oscuro panorama.

El Gobierno debe continuar y crear políticas públicas que acompañen al niño en todas sus etapas de desarrollo. Es decir, desde su infancia hasta la adolescenc­ia.

Salen ángeles como Michelle, o como Andrea, mi hija, que nos impulsan a luchar por poblacione­s de niños abandonado­s a su destino, que solamente con el acompañami­ento de un gran grupo de colaborado­res y benefactor­es, nos permiten dar algo de lo que tenemos. Michelle, nos lleva a bailar por la vida de niños necesitado­s, y Andrea nos dejó la fuerza que nos guía a dar con entusiasmo, algo de lo que injustamen­te la vida le negó.

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