TAQUITOS Y BATAZOS Teo y Viera, legendarios
Ya son inmortales en los anales de Junior. Pase lo que pase ante Tolima, mañana en Ibagué. Con o sin tercera final consecutiva (¡ojalá que se dé!), Teófilo Gutiérrez y Sebastián Viera tienen un lugar asegurado en el pedestal de los mejores jugadores rojiblancos en logros individuales, conquista de títulos, rendimiento, calidad, liderazgo y carácter. En todo aspecto.
La historia de los Tiburones a lo largo de 95 años, tres meses y 19 días es tan grande y rica que se pueden hacer podios específicos sobre sus futbolistas más técnicos, los más rendidores, los más espectaculares, los más combativos, los más caudillos y los más ganadores. Teo y Viera --lo digo sin temores a que me tilden de exagerado y a la probable indignación de los hinchas más veteranos que no borran de su mente a extraordinariasfigurasinternacionales del pasado queanduvieronporaquí-podrían ingresar en todas esas categorías sin ningún problema.
Nadie debe fruncir el ceño o hacer puchero si a Teófilo y Viera los sentamos en la misma mesa junto a Juan Ramón ‘la Bruja’ Verón, Juan Carlos Delménico, Alfredo ‘el Maestro’ Arango (q.e.p.d.), Carlos ‘el Pibe’ Valderrama, Víctor Pacheco, Iván Valenciano, Giovanni Hernández y Bacca, para mencionar solo a un grupo de ídolos que brillaron en la cancha y levantaron títulos con el equipo caribeño.
Hay muchos otros inolvidables que no dieron una vuelta olímpica, pero que también están en la memoria colectiva juniorista como Heleno De Freitas, Dida, Victor Ephanor, Othon Dacunha,CarlosIschia,JulioCésar Uribe y Carlos Babington, entre muchos otros.
Viera, que suma tres ligas, dos copas, una superliga y un subcampeonato de la Sudamericana, y Teófilo, que ostenta dos ligas, una copa, una superliga y el subtítulo en el torneo continental, han sido protagonistas y bastiones de uno de los ciclos más gloriosos de la existencia de Junior. Ayudaron a bordar estrellas al escudo rojiblanco y a meter nuevos trofeos en sus vitrinas. Y seguramente ya están tatuados en la memoria y en el corazón de la hinchada. Pueden aumentar aún su epopeya en Junior, pero ya son legendarios.