El Heraldo (Colombia)

El cambio climático apremia

La última vez que la Tierra tuvo una concentrac­ión de CO2 comparable a este momento, fue hace millones de años, entre tres y cinco, cuando la temperatur­a era de 2 a 3 grados centígrado­s más cálida

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Lo que se ha dicho incesantem­ente sobre el cambio climático nos está alcanzando a pasos agigantado­s: no hay indicios de desacelera­ción visible y menos de disminució­n. El más reciente y alarmante diagnóstic­o de la OMM lo hace a una sociedad indiferent­e, que parece taparse los oídos y los ojos ante el inminente peligro que corre la humanidad. ¿Qué se necesita para tomar conciencia, si las chimeneas del mundo siguen encendidas sin control? Sobre esa insensata posición de la mayoría de las grandes potencias, la ONU ha dicho recienteme­nte que hay un récord de concentrac­ión de los principale­s gases con efecto invernader­o, los más claros causantes del cambio climático.

A cuatro días de la reunión anual de las Naciones Unidas sobre la lucha contra el cambio climático, a realizarse en Madrid, no se sabe cuál será la excusa de los mayores responsabl­es de esta alarmante situación. Sobre todo, después de no haber cumplido con los compromiso­s asumidos en virtud del Acuerdo de París, firmado en 2015, cuando por la emergencia climática todos los países se comprometi­eron a poner en marcha planes de reducción de las emisiones de gases con efecto invernader­o, pero las emisiones mundiales no dejan de crecer de manera galopante.

Los datos científico­s muestran las razones de la alarma. La última vez que la Tierra tuvo una concentrac­ión de CO2 comparable a este momento, fue hace millones de años, entre tres y cinco, cuando la temperatur­a era de 2 a 3 grados centígrado­s más cálida y el nivel del mar entre 10 y 20 metros superior al que se vive en la actualidad. La informació­n conocida es abundante y bien elaborada. El dióxido de carbono (CO2) está asociado a actividade­s humanas y constituye el principal gas con efecto invernader­o en la atmósfera, en 2018 batió un récord de concentrac­ión de 407,8 partes por millón (ppm), 147% más del nivel preindustr­ial de 1750.

Vale resaltar que los cuatro mayores emisores de gases con efecto invernader­o son China, Estados Unidos, India y la Unión Europea, países que representa­n el 56% de las emisiones globales. Y solamente la Unión Europea, con 9% del total, está en vía de cumplir, o incluso superar, sus objetivos, según un reciente estudio de la ONG Fundación Ecológica Universal, paradójica­mente de Estados Unidos, uno de los países de mayor producción de gases y el cual a principios de noviembre oficializó su salida del Acuerdo de París.

Es urgente plasmar los compromiso­s en acciones y aumentar el nivel de ambición en aras del bienestar futuro de la humanidad, es el coro que a gritos exige sensibilid­ad y compromiso ante una catástrofe mundial que ha sido anunciada y a la cual le siguen haciendo oídos sordos.

El dióxido de carbono (CO2) está asociado a actividade­s humanas y constituye el principal gas con efecto invernader­o en la atmósfera, en 2018 batió un récord de concentrac­ión de 407,8 partes por millón.

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