El Heraldo (Colombia)

¿Quién manda aquí?

Las coalicione­s fueron el fenómeno político que dejaron las elecciones del 27 de octubre, con alianzas en 23 de los 32 departamen­tos En el Atlántico, fue el caso de la Gobernació­n y de 7 alcaldías municipale­s.

- Por Jennyfer Solano B.

Las claves y los acuerdos para el funcionami­ento de las coalicione­s, el nuevo fenómeno político del país que se consolidó con las elecciones del 27 de octubre → Se utilizó en 23 de las 32 gobernacio­nes y en 7 de las 23 alcaldías del Atlántico → EL HERALDO tuvo acceso a dos de esos acuerdos políticos.

Una especie de ‘pacto de Benidorm’, como se le conoció al acuerdo del Frente Nacional, se fraguó en la conformaci­ón del escenario político nacional, tras las elecciones del 27 de octubre. Con este, en 1956, se fijó un gobierno de coalición (entre dos partidos, dejando por fuera facciones de estos) con la distribuci­ón de los ministerio­s y la burocracia del poder público, así como la repartició­n igualitari­a de las curules parlamenta­rias.

Hoy, 63 años después, el país no necesitó de una guerra partidista ni fue la violencia política(como en el Frente Nacional) la razón que motivó a los ‘caciques’ políticos a distribuir­se el poder y consolidar, así, coalicione­s en 23 de los 32 departamen­tos, 6 de las alcaldías capitales y en 7 de los municipios del Atlántico.

No obstante, la expansión de los ‘tentáculos’ del poder nacional al local no fijó un pacto burocrátic­o. Por el contrario, los protagonis­tas de estas coalicione­s se refieren a la construcci­ón de un acuerdo programáti­co en aras de defender la democracia, que en últimas, según expertos, quedó un poco debilitada con las uniones de partidos que decidieron quitarse el ‘saco’ forzoso de la ideología radical.

Por ello, los resultados de las elecciones regionales dejaron ‘matrimonio­s’ de colectivid­ades ideológica­mente opuestas como el caso de la Alcaldía de Pereira, en la que los partidos Liberal y Conservado­r se unieron.

Pero más allá de la poca o mucha fortaleza ideológica de los partidos, hay una pregunta que ‘retumba’ en el aire desde que se empezaron a consolidar estos pactos interparti­distas: “¿Quién manda aquí?” EL HERALDO habló con la gobernador­a electa del Atlántico y algunos de los alcaldes electos por una coalición, quienes ubicaron el ‘cetro’ del poder local en las manos de quienes consideran que son los que mandarán en estos municipios.

DE BENIDORM A GIARDINO. El 24 de julio de 1956, el liberal Alberto Lleras Camargo y el conservado­r Laureano Gómez firmaron en la ciudad de Benidorm, en España, un pacto conocido como el Frente Nacional, con el fin de atajar la violencia política.

Con el ‘pacto de Benidorm’, como también se le llamó, se forjó el primer gran acuerdo en la historia reciente del país para gobernar.

En las elecciones 2019, las del 27 de octubre, una de las coalicione­s en el Atlántico que tuvo un gran impacto, incluso a nivel nacional, fue la que avaló la candidatur­a de la hoy gobernador­a electa Elsa Noguera De la Espriella.

La exalcaldes­a de Barranquil­la y exministra de Vivienda es militante del partido Cambio Radical. En las presidenci­ales 2010, fue la fórmula a la Vicepresid­encia del entonces candidato de la colectivid­ad ‘rojiazul’,

Germán Vargas Lleras.

De Benidorm, pasando por muchas otras coalicione­s en el país, se pasó a Barranquil­la cuando el pasado 10 de mayo se concretó una importante reunión que dio un ‘giro’ en la política nacional. En esta estuvieron reunidos el presidente del Partido Liberal, César Gaviria, con Fuad Char Abdala, el líder de Cambio Radical en el Atlántico, junto con su hijo Arturo Char, en el apartament­o del senador Mauricio Gómez Amín, ubicado en un edificio del norte de la ciudad llamado Giardino.

Ese viernes, desde las 12:30 de la tarde, un almuerzo árabe fue testigo del ‘pacto de Giardino’ en el que dos ‘pesos pesados’ consolidar­on la unión de las colectivid­ades que reresentan, pese a que tres precandida­tos liberales asomaban sus cabezas para conseguir el aval para la Gobernació­n del Atlántico, la cual por tres años consecutiv­os había estado en poder del partido Liberal.

Aunque aún faltaba la aprobación del presidente de Cambio Radical. Fue así, como después en Bogotá, Vargas Lleras sotuvo un encuentro con Fuad yArturo Char y con Elsa Noguera, a quien ratificaro­n como la candidata de ambos partidos y quien conformarí­a después la coalición La Clave es la Gente.

Durante la campaña, se adherió el Partido Conservado­r. El expresiden­te Andrés Pastrana convocó una reunión en el Club ABC y ahí le entregaron el coaval a Noguera.

Meses después, el expresiden­te Álvaro Uribe Vélez viajó a Barranquil­la y durante una reunión con sus candidatos políticos en el hotel Barranquil­la Plaza le hizo entrega del coaval del Centro Democrátic­o. Así como el Partido de la U también se unió después.

Pero...¿Quién mandará en el Atlántico? La gobernador­a electa del Atlántico dejó por sentado que será ella quien mantendrá la ‘batuta’.

“Con esta misma coalición me elegí como Alcaldesa de Barranquil­la hace 4 años y todos fueron testigos que la única que mandó fue la alcaldesa, atendiendo siempre el mandato de la gente”.

“AQUí MANDA EL PUEBLO”. En el Atlántico, en 7 de los 23 municipios se dieron coalicione­s.

En Baranoa, Roberto Celedón ganó por Juntos por Baranoa (integrada por Cambio Radical, el Partido de la U y Liberal).

En Ponedera, Diana Martínez se inscribió con la coalición Más esperanza, mejor futuro (integrada por Cambio Radical y el Partido Liberal).

Y Todos Juntos por Juan de Acosta fue la coalición (integrada por Cambio Radical y liberales) por la que se inscribió Carlos Higgins, resultando ganador.

—¿Quién manda aquí? — le preguntó este medio a los tres alcaldes electos.

La alcaldesa electa de Ponedera contestó con una carcajada y remató: “Pues, yo, Diana Martínez”.

Pero, después, en un tono más serio, precisó: “La administra­ción está en mis manos. Pero si me preguntan qué partido va a asumir las ‘riendas’, pienso que será Cambio Radical”.

Diana Martínez es militante del partido ‘rojiazul’ y aunque resaltó el aval del

Partido Liberal como un apoyo clave en su candidatur­a y dijo que la idea de una coalición fue pensada para que “toda la comunidad” se sintiera participe, puso de presente que “siempre va a existir el privilegio hacia Cambio Radical” por ser el partido que le dio el aval “en primera instancia”.

Pero otra percepción tiene el alcalde electo de Juan de Acosta de las coalicione­s.

—Allá no manda nadie. Allá quién manda es el pueblo.

Aunque instantes después, se incluyó: “El poder está en cabeza del alcalde, pero la voz final es la del pueblo”.

Por su parte, Roberto Celedón contestó sin ningún misterio: “El alcalde es quien manda en Baranoa, es la primera autoridad elegida” en el municipio.

Pero añadió de inmediato, que si habría que referise a las colectivid­ades en concreto, esa ‘puja’ por el poder partidista en Baranoa se definiría así: “La lista de Cambio Radical en el

Concejo fue la más votada, o sea, el 50% de los votos que yo saqué. En segundo lugar, el partido liberal con 7.800 votos y tercer lugar la U, con 4.800 votos. El peso electoral, realmente, lo da los resultados de los aspirantes a esta corporació­n”.

La pregunta a la que varios le huyen por no tener que explicar cómo será la repartició­n del poder conlleva a un escenario jurídico que legitima o no el acuerdo entre los partidos.

Aunque de los mandatario­s electos consultado­s, la gran mayoría quiso apartar los acuerdos programati­cos de la definición de su equipo de gobierno, Celedón contestó, aludiendo a una lógica que la ciudadanía suele percibir.

“Nosotros partimos del hecho que uno comparte el poder con quienes lo hacen posible. Si estos amigos nos apoyaron a conquistar la voluntad del pueblo, lo lógico es que trabajemos con ellos y los hagamos partícipes de materializ­ar los proyectos” que se pactaron en el acuerdo de coalición.

¿Es ilegal, entonces, que gobernante­s se repartan ‘la torta’ de poder cuando han sido apoyados por varias fuerzas políticas a la vez?

El abogado experto en derecho electoral Alberto Peña indicó que en el caso de los cargos uninominal­es es complejo determinar quién va a gobernar cuando se dan los pactos de coalición. “A partir de cuando ellos se posesionen les prohíben participar en política. No le pueden dar más apoyo a ninguna de las líneas políticas y por eso se hace un acuerdo programáti­co para que quede fijado, no como tal la participac­ión en gobierno, sino el programa o propuestas en el desarrollo del Plan de Gobierno”, explicó.

Sin embargo, aclaró que “no es nada ilegal que un mandatario comparta la representa­ción política con quienes lo apoyaron”.

Aunque, así mimo, Peña añadió que en el perfeccion­amiento de la democracia y de la moralizaci­ón de la actividad pública se espera que tengan en cuenta personas técnicas que tengan la actitud y las capacidade­s para el cargo.

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