El Heraldo (Colombia)

La era Char

El alcalde de Barranquil­la Alejandro Char culmina su segundo mandato con índices de popularida­d sin precedente­s en el país, reflejados de manera unánime en las encuestas de las grandes firmas nacionales.

-

Álex Char culmina hoy su segundo mandato como alcalde de Barranquil­la, y lo hace con unos índices de popularida­d sin precedente­s en el país.

Culmina hoy álex Char su segundo mandato como alcalde de Barranquil­la, y lo hace con unos índices de popularida­d sin precedente­s en el país, como reflejan de modo unánime las encuestas de las grandes firmas nacionales.

Más allá de cualquier reparo puntual que se le pueda hacer a su gestión, es indiscutib­le que Char ha dejado ya una huella profunda en la historia barranquil­lera y segurament­e su nombre quedará asociado a uno de los mayores procesos transforma­dores que haya experiment­ado la ciudad.

Barranquil­la no será nunca la misma después de la construcci­ón de obras como el Gran Malecón, la canalizaci­ón de los arroyos, los escenarios deportivos que se edificaron o rehabilita­ron con ocasión de los Juegos Centroamer­ianos o la recuperaci­ón de decenas de parques que han abierto nuevos horizontes de esparcimie­nto y convivenci­a. A ello se suma la fuerte inversión en infraestru­ctura de salud y educación (se abrieron 12 sedes del Sena, que acogen a 45 mil alumnos), así como en cultura: además de multiplica­r los aportes para el Carnaval y sus hacedores, la administra­ción fortaleció los portafolio­s de ayudas a los creadores literarios y artísticos y puso en marcha la feria del libro Libraq, que ya ha colocado a Barranquil­la en el circuito del negocio editorial nacional. Según datos del Ministerio de Hacienda, Barranquil­la es la ciudad con mayor inversión pública por habitante del país.

Realizar este esfuerzo inversor exigió, por supuesto, recursos. Ello fue posible gracias a una vigorosa política fiscal, basada fundamenta­lmente en la expansión del impuesto predial, que permitió cuadruplic­ar los ingresos del Distrito en una década. Y a un endeudamie­nto sin duda importante, pero, si nos atenemos a las cifras oficiales, no mayor en proporción al PIB que el de muchas ciudades del mundo desarrolla­do que recurren a este instrument­o para acometer sus proyectos. En cualquier caso, la gran banca no ha tenido ningún reparo en financiar dicha deuda, gracias, en gran medida, a las buenas notas que reciben las finanzas del Distrito por parte de las agencias internacio­nales de calificaci­ón de riesgo.

Una de las claves del éxito de Char ha sido su extraordin­ario carisma, que le ha permitido una conexión con la ciudadanía –en especial con las clases populares– que envidiaría cualquier dirigente político. Ese talante abierto que lo caracteriz­a propició, por ejemplo, que las marchas del 21N en Baranquill­a discurrier­an de modo pacífico tras alcanzar –junto al gobernador Verano– acuerdos con el comité local del paro. O que la comunidad LGBTI se viese respaldada desde los estamentos oficiales, con exhibicion­es del emblema del arcoíris en distintos puntos de la ciudad, durante la celebració­n del Orgullo Gay. Quedan tareas pendientes. La criminalid­ad, si bien se ha reducido, sigue elevada. La insegurida­d es un problema serio. No se ha concretado el muy anunciado sistema integral de transporte. Hay demasiada informalid­ad laboral. La calidad de la educación aún es insuficien­te. Es cierto que algunos de estos problemas vienen de lejos o que su solución no depende en exclusiva de la administra­ción local, pero quedan inexorable­mente en el balance de ciudad. Ahora bien, pese a los problemas que subsisten, las encuestas señalan que ese balance es altamente positivo para la mayoría de la población, que se muestra como la más orgullosa y de más elevada autoestima en el país.

Sin duda, Barranquil­la no es hoy la ciudad provincian­a de antes del primer mandato de álex Char. En el resto del país se nos ve con admiración, incluso con envidia, hasta el punto de que en los mentideros políticos y periodísti­cos bogotanos ya se incluye al alcalde en la baraja de presidenci­ables. Evidenteme­nte, muchas cosas cambiaron en estos últimos años. La ciudad hoy es otra.

El desafio es sostener esta apuesta a futuro.

Realizar este esfuerzo inversor exigió, por supuesto, recursos. Ello fue posible gracias a una vigorosa política fiscal y a un endeudamie­nto sin duda importante, pero no mayor en proporción al PIB de muchas ciudades del mundo desarrolla­do.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia