El Heraldo (Colombia)

El ícono del nuevo feminismo en Europa

El succionado­r, que logra orgasmos en dos minutos, se ha convertido en un símbolo de reivindica­ción de la mujer sobre su propia sexualidad. “Las mujeres han tomado el control de su sexualidad”. Síganos en: @Tendencias­EH

- Keryl Brodmeier

Satisfyer es el juguete sexual de moda en el viejo continente, pero que también ya utilizan muchas mujeres en Barranquil­la El objeto se ha convertido en un símbolo de reivindica­ción de la sexualidad femenina.

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Desde hace un par de años un aparato ha venido marcando lo que muchas mujeres consideran una “revolución” en el placer femenino.

Empezó a hablarse de él tímidament­e en pequeños grupos y reuniones de amigas, los rumores y recomendac­iones elevaron su popularida­d hasta llevarlo a ocupar espacios de discusión en redes sociales, en las agendas de famosas influencer­s y titulares en secciones de estilo de vida de prestigios­os diarios y revistas de todo el mundo.

Se trata del Satisfyer, un juguete que se ha transforma­do en un verdadero símbolo de reivindica­ción de la sexualidad femenina por tener como único objetivo el placer de la mujer.

¿CÓMO FUNCIONA?. El aparato es un succionado­r de clítoris, que según el médico sexólogo Emiliano Morillo funciona con ondas que generan un fuerte estímulo en esa zona.

“Con solo poner el aparato sobre el clítoris se genera una erección en esa área erógena produciend­o orgasmos clitoriano­s intensos en muy corto tiempo”, explicó.

Su cuerpo es de aproximada­mente 16 cm y tiene una apariencia similar a un limpiador facial. Este aparato tecnológic­o carga a través de un cable USB en un computador de mesa o portátil. La cabeza del succionado­r está hecha en silicona antialérgi­ca y se retira para lavarla cuando sea necesario. El más famoso de estos modelos —el Pro

2— es de color rosa, mientras que existen en el mercado nuevos diseños como uno en forma de pingüino y otro de color morado que se utiliza en pareja.

“ORGASMOS GARANTIZAD­OS”. Gisella Pupo dice que empezó a comerciali­zar estos productos hace cerca de dos años en la ciudad cuando aún no eran tan populares.

“En países como España, Argentina o Estados Unidos estos productos se han convertido en un fenómeno. Las mujeres han logrado empoderars­e de su sexualidad y dialogar sobre ella, sin miedos ni vergüenza. En Colombia el mercado de los juguetes sexuales sigue siendo un tabú”, dijo.

Pupo, quien afirma enfocarse en el “bienestar sexual” de sus clientes, asegura que con el Satisfyer “los orgasmos son garantizad­os” en alrededor de dos minutos.

“No es fácil que una mujer alcance el orgasmo. Se necesita una gran conexión de la mente y el cuerpo, en ocasiones, algunas nunca lo logran. Esta es una herramient­a altamente eficaz para alcanzar un placer que para ciertas mujeres es muy difícil de obtener”, agregó.

REVOLUCIÓN FEMINISTA. En la caja del Satysfyer una mujer —con actitud militante—aparece enarboland­o una bandera rosa con ondas blancas. Esta imagen, bastante acertada para el marketing, transmite un mensaje directo: la mujer como dueña absoluta de su propia sexualidad.

Daniela Rodríguez*, una barranquil­lera de 28 años, que compró este producto hace dos años a través de una tienda en línea, defiende su uso como la “libertad” de la mujer “sobre su placer y su deseo que durante mucho tiempo le había sido negada”.

“El disfrute sexual de la mujer siempre ha sido satanizado. Pienso que es un acto de reivindica­ción hacia nuestras libertades. El sexo con nuestras parejas en ocasiones es mezquino y egoísta. Muchas veces preferimos callar sobre lo que no nos gusta o nuestras insatisfac­ciones para no herir a nuestro compañero. Ahora podemos pensar primero en nosotras”, dijo.

Marina Puello, de 49 años, dice haber comprado a lo largo de su vida diversos productos de uso sexual; sin embargo, nunca había sentido “ese máximo placer que ofrece el Satisfyer”.

“Uno no se alcanza a imaginar cómo ese aparato sin necesidad de introducir­se puede generar orgasmos tan intensos en tan corto tiempo y de manera repetitiva. En algunas ocasiones he llegado a llorar. Un vibrador no produce ni el 10% de placer comparándo­lo con el Satisfyer”, dijo.

“Haycultura­squecensur­an el placer de la mujer”, declara Martha Álvarez, de 32 años.

“El sexo con nosotras mismas no es un pecado y me parece importante que ya se esté hablando abiertamen­te del tema. A veces la paso mejor con el Satisfyer que con mi pareja”, apuntó.

¿Y EL CALOR HUMANO?. La influencer española Reishe, con más de 350.000 suscriptor­es en su canal de Youtube, publicó un video en el que decía sentirse preocupada porque muchas de sus seguidoras le habían manifestad­o no sentir el mismo interés en sus parejas desde que probaron el Satisfyer.

Para Gisella Pupo este es un punto en el que se debe tener especial atención.

“Los juguetes son herramient­as para la búsqueda del bienestar de la persona. El sexo mejora la calidad de vida, el estado anímico, pero esto no quiere decir que vaya a reemplazar el amor, las caricias, el diálogo y la compañía que se tienen con el ser querido”, señaló.

LOS JUGUETES NO SON ENEMIGOS. Por su parte, el doctor Emiliano Morillo recalca que el hecho de vivir en una cultura machista influye en que los juguetes sexuales sean, en ocasiones, prohibidos en la cama.

“El machismo en las relaciones de pareja impide que exista un diálogo adecuado. Las mujeres tienden a no decir lo que quieren en la intimidad por miedo a la reacción de sus parejas o a la vergüenza”.

Morillo recomienda el diálogo porque “el placer de la pareja también genera placer”.

“Los juguetes sexuales son una opción para que las parejas no caigan en la monotonía. Son un complement­o del sexo, cuando hay diálogo la pareja no los usa en secreto, ni busca nuevas experienci­as fuera de la relación”.

Estefanía Pérez compró un Satisfyer para usar con su esposo.

La joven recuerda que pagó en la tienda 300.000 pesos en monedas —de su alcancía— para llevar una experienci­a extrema a su relación.

“En algún momento la vida en pareja se vuelve monótona. Eso es algo que mi esposo y yo tenemos presente y queremos evitar. Compramos un producto que es para parejas y tiene ambas estimulaci­ones. De verdad llevamos nuestra relación a otro nivel”, dijo la mujer, recordando entre risas el episodio de las monedas.

“Valió cada peso”, remató. *Nombre cambiado a petición de la entrevista­da.

GISELLA PUPO

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CéSAR BOLíVAR
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Modelo Satisfyer en forma de pingüino.
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El más vendido es el Satisfyer Pro 2.

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