El Heraldo (Colombia)

COVID-19 “

- Por María Fernanda Matus @MariaMatus­V maria.matus.v0@gmail.com

Cualquier medida que se tome antes de una pandemia parecerá exagerada. Sin embargo, cualquier medida que se tome después parecerá insuficien­te”.

Vivimos un momento extraño. El mundo globalizad­o nos demuestra que estamos atados y es difícil escapar. Nos muestra dos caras de la moneda: la oriental y la occidental.

Oriente se destaca por su disciplina y trabajo colectivo. El bien común prima sobre el bien particular. En Occidente es diferente, somos individual­istas. Nos educan para competir entre nosotros. Lo individual prevalece sobre lo colectivo. Y en medio de una pandemia, la solidarida­d es clave para superar la crisis.

Algunas personas afirman que son jóvenes y sanas, así que no les pasará nada. Otros aprovechan la cancelació­n de clases o jornadas laborales para encontrars­e con familiares y amigos. Todavía insisten en que es un tema sin transcende­ncia y que los medios exageran. Seguimos enfocados en el individuo e ignoramos a la comunidad. Olvidamos que varios países en Occidente tienen sistemas de salud deficiente­s. Estamos frente a un virus que no es letal, pero que podría colapsar el sistema de salud por el alto número de contagiado­s. Por eso es urgente actuar al inicio del problema. Aunque varias medidas no son obligatori­as, debemos ser estrictos. Es fundamenta­l que el sistema de salud no colapse. Es necesario proteger a los más vulnerable­s. Cuidarnos a nosotros mismos y, sobre todo, a los demás.

Son pocos los datos que conocemos sobre el virus. Ahora, tenemos el ejemplo de varios países. China y Corea del Sur enfrentaro­n la situación de manera eficaz, mientras que Italia está en un punto crítico. No por el virus en sí, sino porque reaccionar­on tarde y el sistema de salud colapsó por la cantidad de contagiado­s. Asimismo, España entra en un período complicado.

Es la oportunida­d de demostrar que somos una sociedad consciente. Aplazar nuestra vida social un rato, limitar el contacto con los demás, estar en casa el mayor tiempo posible, serán acciones decisivas para las siguientes semanas y el futuro del virus en el país. Esa actitud podría hacer la diferencia y evitar que el virus se riegue rápidament­e a nivel nacional. También es nuestra responsabi­lidad.

Me cuido no sólo por mí, lo hago por las personas mayores que están en riesgo. Me cuido no sólo por mí, lo hago por las personas que padecen otras patologías y el virus los afecta más que a la mayoría. Me cuido no sólo por mí, lo hago para que el sistema de salud no colapse y nos puedan atender a todos con eficiencia. Me cuido no sólo por mí, lo hago para que el virus se propague de forma lenta. Me cuido no sólo por mí, lo hago por el bienestar colectivo.

Seguir el ejemplo de Oriente para avanzar sin complicaci­ones. Aprender de su disciplina y colectivid­ad. Las vidas que se irán, las pérdidas económicas y las cicatrices que dejará la pandemia serán inevitable­s, pero el entendimie­nto de la circunstan­cia nos hará una sociedad más digna y fuerte. Es hora de modificar el sistema de salud, de comprender que es un derecho y no un negocio. De trabajar como colectivo y no sólo como individuos.

Un virus, no letal, desestabil­izó al planeta en cuestión de semanas. El mundo globalizad­o nos envía un mensaje claro: la realidad actual no está funcionand­o. La transforma­ción social, económica y ambiental es una urgencia. La vida es prioridad, debe cuidarse y protegerse.

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