Primero los niños
La Gobernación del Atlántico decidió suspender las clases en unos 120 colegios de las cabeceras municipales y zonas rurales, que tienen dificultades con el suministro de agua y no pueden garantizar el lavado de manos.
En Europa, epicentro hoy de la pandemia de coronavirus, se adoptan a diario medidas para contener su propagación. Hay regiones confinadas en España, cierre de fronteras en Eslovenia y miles de menores sin colegios ni parques infantiles en Noruega.
Aunque las autoridades sanitarias del mundo han reiterado que los niños no son considerados un grupo de riesgo, a diferencia de los mayores y pacientes crónicos, los menores portadores del virus, asintomáticos aunque estén enfermos, sí pueden contagiar a los adultos.
En Bogotá, está en marcha la estrategia ‘con academia se evita la pandemia’ para prevenir que sus 786 colegios públicos, en los que se forman casi 800 mil niños y jóvenes, se conviertan en un foco de propagación. La iniciativa contempla actividades virtuales y no virtuales, uso de plataformas digitales, programas radiales y televisivos, talleres y guías en casa para mitigar los impactos en el proceso educativo.
En medio de la emergencia sanitaria declarada en el país, se evalúa el cierre de las instituciones educativas por el riesgo de expansión de la infección respiratoria en reducidos salones de clase donde pueden estar hasta 50 niños hacinados sin guardar ninguna distancia de aislamiento social. Las recomendaciones del ministerio de Educación destinadas a contener, controlar, retrasar y reducir el impacto del coronavirus, por ejemplo lavado de manos constante con agua y jabón, se estrellan contra la realidad de varias zonas del país como la ruralidad del departamento del Atlántico, donde en el 80% de las escuelas no hay continuidad en el suministro de agua.
De las 204 sedes educativas ubicadas en los municipios del departamento, excepto en Barranquilla, Soledad y Malambo, 102 suspenderán clases a partir del próximo lunes porque no pueden cumplir con las medidas sanitarias preventivas mínimas al carecer de suministro fijo de agua. En algunos casos estos colegios solo reciben el líquido, vía carrotanques, una o dos veces a la semana y sus estudiantes, docentes y directivas no se pueden lavar las manos 3 o 4 veces a lo largo de la jornada y tampoco hay cómo realizar el aseo permanente de los espacios físicos de las instituciones ni de los elementos empleados en las actividades.
La disposición de la secretaría de Educación del Atlántico comenzará el próximo lunes y se extenderá al menos durante una semana a la espera de que el ministerio modifique el calendario académico y le otorgue, como le solicitó, más tiempo para poder ejecutar un plan de contingencia que le permita garantizar el suministro de agua a estos colegios. Si se confirma, los alumnos estarían en sus casas 4 semanas adelantando proyectos pedagógicos y solo volverían después de Semana Santa.
Sin duda, el coronavirus está poniendo en jaque la gobernabilidad de los dirigentes mundiales, pero esta crisis tan profunda también puede ser una oportunidad para que las necesidades de las comunidades más vulnerables sean revisadas de manera prioritaria. En el Atlántico rural, hay enormes desafíos pendientes, entre ellos, mejorar la calidad de vida de los más pequeños ofreciendo soluciones a problemáticas que los golpean como el rezago escolar, los bajos logros educativos y las barreras en los servicios para el cuidado de la primera infancia. Con coronavirus o sin él, primero los niños.
La disposición de la secretaría de Educación del Atlántico comenzará el próximo lunes y se extenderá al menos durante una semana a la espera de que el ministerio modifique el calendario académico.