No hay tiempo que perder
Colombia comienza su aislamiento preventivo obligatorio, serán 19 días en los que de manera solidaria y responsable estará en manos de cada persona cambiar la trayectoria de esta desgarradora epidemia.
Ningún gobierno estaba preparado para una pandemia. Quien diga lo contrario, miente. Lo que está marcando diferencia en la gestión de la crisis entre un país y otro es la capacidad de liderazgo y gestión de sus gobernantes orientados bajo principios de autoridad, unidad, firmeza, coordinación, transparencia y compromiso. Lo demás es negligencia.
El brote de coronavirus que, desde su aparición en China en diciembre del año pasado, ha matado a más de 15 mil personas en el mundo y contagiado a 350 mil en 174 naciones, entre ellas Colombia, está acelerando su expansión. Lo reconoce la propia Organización Mundial de la Salud que vuelve a hacer un enérgico llamado a los países para que pasen al “ataque” incrementando las pruebas de diagnóstico a todos los casos y decretando por la fuerza, a través de cuarentenas, el aislamiento social.
Hasta el primer ministro británico, Boris Johnson, que en aras de garantizar las libertades individuales de los ciudadanos se negaba a sumarse a las medidas draconianas decretadas por sus vecinos europeos, ordenó finalmente el confinamiento en Reino Unido por tres semanas. Es ultrajante que se sigan aplazando las decisiones conducentes a salvar vidas para priorizar desacertados criterios políticos o económicos y poco científicos sobre la estrategia para frenar la pandemia.
Las consecuencias no pueden ser peores. Los sistemas de salud de Italia y España están hoy desbordados en sus capacidades para hacerle frente a la enfermedad. Escasean camas en las unidades de cuidados intensivos, tampoco hay respiradores o ventiladores y los profesionales del sector están a punto de colapsar.
Colombia comienza su aislamiento preventivo obligatorio, como ha llamado el Gobierno nacional a la cuarentena que los habitantes de todo el país deben guardar desde las cero horas de este miércoles 25 de marzo y hasta el próximo 13 de abril. 19 días en los que de manera solidaria y responsable está en manos de cada persona cambiar la trayectoria de esta desgarradora epidemia que sigue cobrando la vida de los más vulnerables.
Aunque este confinamiento altere la vida de millones de personas generando todo tipo de desafíos y retos a superar en el interior de las familias, los hogares, el trabajo, la economía, las actividades académicas, el contacto social y un larguísimo etcétera; hay que convencerse que es una decisión acertada en medio de esta inédita situación global, porque de ella dependerá que seamos capaces, entre todos, de garantizar la supervivencia de muchas personas extremadamente frágiles.
El virus sigue sumando casos en el país y los que hoy conocemos podrían ser sólo una muestra reducida de los contagios reales. Por eso, hay que insistir en generar las condiciones para que se realicen más pruebas diagnósticas. El Instituto Nacional de Salud está en fase de alistamiento para extender la red de laboratorios capaces de detectar el coronavirus, lo que agilizará y reducirá los tiempos.
Sin embargo, el coronavirus no da espera y hay que acelerar los procesos de validación de los reactivos que están llegando al país y la capacitación del personal idóneo para adelantar estas pruebas lo antes posible. En Barranquilla están esperando luz verde el Laboratorio de Salud Pública del Distrito y la Universidad Simón Bolívar; y en el Atlántico, el Laboratorio de Salud Pública del departamento. Además, otras universidades de la región también han expresado su disposición de implementar los diagnósticos.
No hay tiempo que perder cuando la OMS clama por la realización de pruebas, pruebas y más pruebas reconociendo que el aislamiento no es suficiente para extinguir la pandemia si no va acompañado de los diagnósticos de detección. Es la forma más efectiva para romper la cadena de transmisión: saber quiénes están infectados para aislarlos.
Mientras millones de colombianos se confinan en sus hogares, un batallón de personas estará trabajando en otro puntal de la estrategia de atención para mitigar los efectos de la enfermedad, la habilitación de las camas para los pacientes.
En Barranquilla, como en otras ciudades de Colombia donde los recintos feriales se están convirtiendo en hospitales de campaña, el centro de eventos Puerta de Oro albergará 600 camas sencillas convencionales, mientras en el Camino Adela de Char se habilitarán 130 camas de UCI y 56 en el Camino Ciudadela 20 de Julio. En el Atlántico, se dispondrá de 5 albergues para 1.200 pacientes.
Es esencial que se planifiquen los distintos escenarios para garantizar una respuesta adecuada a los diferentes niveles que pueda alcanzar la enfermedad. A pesar de la infraestructura hospitalaria de la ciudad y del departamento, que se ampliará con la reapertura del Cari, se debe trabajar de manera coordinada entre las autoridades para que no se exceda la capacidad instalada para tratar los casos leves y los graves.
Para contener esta crisis, importa por igual que la dirigencia no llegue tarde a las decisiones que debe tomar como que la ciudadanía contribuya de manera comprometida con sus actitudes cívicas a respetar esas decisiones. Ni letargo ni inconsciencia ayudarán a combatir el riesgo de proliferación del virus.
El virus sigue sumando casos en el país y los que hoy conocemos podrían ser sólo una muestra reducida de los contagios reales. Por eso, hay que insistir en generar las condiciones para que se realicen más pruebas diagnósticas.