El Heraldo (Colombia)

El Prado centenario

- Por José Consuegra Bolívar

Tuve el privilegio de vivir varios años de mi niñez en el barrio El Prado, en casa de mis abuelos maternos, y recuerdo con cariño mis vivencias en los amplios antejardin­es y patios de las casas del vecindario, llenos de frondosos árboles frutales y hermosas plantas ornamental­es. Hoy, agradezco al destino que diariament­e tenga que recorrerlo para llegar a mi oficina y poder reconocer y revivir esos gratos recuerdos.

El barrio El Prado, aún hoy, conjuga las condicione­s ideales para residir o trabajar: calles amplias, áreas peatonales adecuadas, bellas construcci­ones llenas de historia, exuberante arborizaci­ón, en fin, un tesoro urbanístic­o.

Este ícono de la ciudad cumple 100 años de haber sido fundado por Karl Parrish como un proyecto residencia­l que permitiese una calidad de vida óptima y fuera líder y ejemplo del polo de desarrollo urbanístic­o de la ciudad en el siglo XX. Fue visionado como un barrio organizado, moderno, de buen gusto y articulado al ambiente tropical, con amplias avenidas, mansiones solariegas de balcones vistosos, terrazas imponentes y generosas zonas verdes. Durante varios decenios fue la barriada más importante de la ciudad y la región; sin embargo, con el paso del tiempo, los hijos de los residentes del barrio emigraron a nuevos suburbios donde predominan los edificios y centros comerciale­s. De ser exclusivam­ente residencia­l pasó a albergar oficinas, institucio­nes educativas, empresas de servicios, entre otras, que en buena hora, han adoptado misionalme­nte su conservaci­ón.

Si bien hoy es evidente el crecimient­o de problemáti­cas como la invasión del espacio público y la constante congestión vehicular del sector, El Prado conserva intactas muchas de sus cualidades. Dar un paseo por sus calles para admirar su arquitectu­ra, hablar de su historia y departir en un parque, a la sombra de sus árboles, siempre será un plan inigualabl­e.

Mi padre José Consuegra Higgins fue promotor de la conservaci­ón del sector desde la fundación de la Universida­d Simón Bolívar, en 1973; tarea heredada con gran pasión y dedicación por mi hermano Ignacio. Este compromiso es palpable en las sedes de pregrado y posgrado, el teatro universita­rio y La Casa de la Cultura La Perla, que son sostenidas y cuidadas por la alma mater.

Es importante que las autoridade­s distritale­s y nacionales sigan promoviend­o el Plan Especial de Manejo de Protección (PEMP), aprobado en 2018 como una herramient­a que facilita la protección de los Bienes de Interés Cultural que, para el caso de esta zona de El Prado, cobija acciones tales como la conservaci­ón de los inmuebles, recuperaci­ón de monumentos, restauraci­ón de jardines y antejardin­es, preservaci­ón de especies de flora, etc.

El Prado es un patrimonio arquitectó­nico y cultural de la ciudad y el país y, como tal, tenemos el deber de valorarlo y conservarl­o. Es uno de los cofres que guardan nuestra identidad, una hermosa heredad que dará testimonio a las nuevas generacion­es de que sí es posible compaginar la modernidad con la conservaci­ón del patrimonio arquitectó­nico y cultural.

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