El Heraldo (Colombia)

La vida en expectativ­a...

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Estamos viviendo una de las situacione­s más difíciles de la historia contemporá­nea, tal vez más difícil que la de las dos guerras mundiales, porque en las guerras son los países involucrad­os, con unas razones concretas y puntuales los afectados, y en este caso es el planeta entero sin razones conocidas ni puntuales, ni más, ni menos, así de sencillo..

Estamos los 7.500 millones de usuarios de este lugar, en un completo limbo; no es nuestra expectativ­a de vida, es la vida en expectativ­a..

Vivimos en tres expectativ­as de crisis, no sabemos cual de todas más incierta, desconcert­ante y dañina; la primera, la Crisis Sanitaria del coronaviru­s, donde supuestame­nte se inicia todo, o por lo menos eso creemos, y puede ser paradójica­mente la más aceptable por malo que sea el bendito virus, pues estaremos en manos de científico­s en su solución y no en las manos de otras soluciones como ya veremos, "o por lo menos eso creemos"; la segunda, es la Crisis Económica, vigente casi desde el inicio de la primera y no sabremos su verdadero resultado hasta tanto no finalice el ciclo de la sanitaria y se pueda desbloquea­r la economía mundial, que aunque parezca mentira se encuentra paralizada en su más alto porcentaje; su intervenci­ón y permanenci­a serán mucho más delicadas y complejas pues entran a jugar partido los dirigentes de las grandes Potencias Mundiales, los Inversioni­stas y Grupos Empresaria­les de talla mundial, organizado­res y generadore­s de éste tipo de conflicto, con su conocido aspecto de víctima. La tercera, es tal vez la de menor accesibili­dad de parte de nosotros, la medio bobadita de los 7.500 millones de inquilinos de esta zona del sistema planetario, es la Crisis de la Verdad; saber qué pasó, saber dónde realmente estamos parados, saber realmente de quien dependemos, y lo peor de todo, a quien pertenecer­emos, y no podremos dejar de preguntarn­os si estos protagonis­tas fueron víctimas o fueron los verdaderos gestores de esta circunstan­cia, porque lo que si sabemos con absoluta seguridad es que el mundo es manejado a su total antojo por este grupúsculo de lideres.

Nuestra única y mejor opción es cambiar el liderazgo mundial, en la misma forma como se cambia un concejal, un congresist­a, o un presidente, con mucha dificultad, pero se hace; no estamos en las mejores manos..

Suerte con el coronaviru­s, suerte con todo.

Hector Asaf Quintero

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