La vida en expectativa...
Estamos viviendo una de las situaciones más difíciles de la historia contemporánea, tal vez más difícil que la de las dos guerras mundiales, porque en las guerras son los países involucrados, con unas razones concretas y puntuales los afectados, y en este caso es el planeta entero sin razones conocidas ni puntuales, ni más, ni menos, así de sencillo..
Estamos los 7.500 millones de usuarios de este lugar, en un completo limbo; no es nuestra expectativa de vida, es la vida en expectativa..
Vivimos en tres expectativas de crisis, no sabemos cual de todas más incierta, desconcertante y dañina; la primera, la Crisis Sanitaria del coronavirus, donde supuestamente se inicia todo, o por lo menos eso creemos, y puede ser paradójicamente la más aceptable por malo que sea el bendito virus, pues estaremos en manos de científicos en su solución y no en las manos de otras soluciones como ya veremos, "o por lo menos eso creemos"; la segunda, es la Crisis Económica, vigente casi desde el inicio de la primera y no sabremos su verdadero resultado hasta tanto no finalice el ciclo de la sanitaria y se pueda desbloquear la economía mundial, que aunque parezca mentira se encuentra paralizada en su más alto porcentaje; su intervención y permanencia serán mucho más delicadas y complejas pues entran a jugar partido los dirigentes de las grandes Potencias Mundiales, los Inversionistas y Grupos Empresariales de talla mundial, organizadores y generadores de éste tipo de conflicto, con su conocido aspecto de víctima. La tercera, es tal vez la de menor accesibilidad de parte de nosotros, la medio bobadita de los 7.500 millones de inquilinos de esta zona del sistema planetario, es la Crisis de la Verdad; saber qué pasó, saber dónde realmente estamos parados, saber realmente de quien dependemos, y lo peor de todo, a quien perteneceremos, y no podremos dejar de preguntarnos si estos protagonistas fueron víctimas o fueron los verdaderos gestores de esta circunstancia, porque lo que si sabemos con absoluta seguridad es que el mundo es manejado a su total antojo por este grupúsculo de lideres.
Nuestra única y mejor opción es cambiar el liderazgo mundial, en la misma forma como se cambia un concejal, un congresista, o un presidente, con mucha dificultad, pero se hace; no estamos en las mejores manos..
Suerte con el coronavirus, suerte con todo.
Hector Asaf Quintero