Cierre de fronteras, ¿la solución?
El tránsito frecuente y constante por la frontera con Venezuela -pese a las restricciones impuestas- sigue siendo el asunto más difícil de manejar por parte del gobierno colombiano. Se trata de una frontera porosa muy difícil de controlar por parte de las autoridades. Las imnumerables trochas que permiten el flujo de migrantes hace que sea imposible hablar de un “cierre de fronteras” y por consiguiente de un control efectivo al ingreso o salida de venezolanos al país. La frontera con Ecuador también es muy activa y por allí ingresan quienes vienen del vecino país para dirigirse hacia Venezuela. Aunque existen restricciones de tránsito, hay quienes logran entrar sin ningún tipo de control. La situación con Brasil también es muy compleja no solo por la estrecha cercanía de Leticia con Tabatinga, sino porque se trata -en la mayoría de los casos- de poblaciones indígenas que no se rigen por normas o principios fronterizos. El descontrol que existe en Brasil aumenta el riesgo en Colombia en lo que tiene que ver con el Amazonas.