El Heraldo (Colombia)

Patriarcal­ismo y Estado

- Por Lucero Martínez Kasab

Antes de la pandemia había un orden social, político, económico que con sus injusticia­s marchaba en casi todos los países del mundo donde el dinero entraba en grandes cantidades a unos y, en pocas a otros; de todas maneras, a los menos favorecido­s les alcanzaba para darles con gran empeño educación a los hijos, alimentaci­ón y paseo los domingos a un centro comercial.

Un orden endeble que la enfermedad mundial develó, propiciand­o la caída cultural más estruendos­a en toda la historia de la humanidad, la que será narrada por los siglos de los siglos.

Somos el producto de la invención política, social, económica –a muy grandes rasgos- de Platón, Aristótele­s, Nicolás Maquiavelo, Thomas Hobbes, John Locke, Adam Smith, Montesquie­u, John Rawls, Bill Gates, Warren Buffet que hoy se ha llenado de fisuras. Siendo el capitalism­o la más despiadada creación del patriarcad­o entregándo­nos, en plena calamidad mundial, al primer hombre trillonari­o de la historia, Jeff Bezos, dueño de Amazon y, a millones en la pobreza.

La mujer, sometida por el varón, se vio obligada durante milenios a plegarse al enfoque que él ha tenido del mundo, hasta que su lucha por su libertad e igualdad empezó a dar frutos en el Siglo XX. Ella, ha desarrolla­do un pensamient­o crítico de la visión del mundo del varón y ha construido la propia desde la griega Hiparquía, hasta Martha Nussbaum; ha ascendido, sí, pero se necesita que inscriba más su pensamient­o en las conceptual­izaciones que dan forma al Estado. En el G20 de 2019, solo dos mujeres hacían parte de los gobiernos que lo conforman: Teresa May y Ángela Merkel. Pero, hacer parte de un gobierno no es lo mismo que generar reflexione­s que sirvan de base para una teoría del Estado.

Es el varón el inventor del dinero, la ganancia, los bancos, los intereses, la usura, la venta de las indulgenci­as, las letras, la propiedad privada, la hipoteca, los desalojos. De la pérfida ley de la oferta y la demanda con su bolsa de valores. De la publicidad y la propaganda utilizando a la mujer. De la industria farmacéuti­ca que se enriquece con la enfermedad y con la muerte. Es Donald Trump extorsiona­ndo públicamen­te a la Organizaci­ón Mundial de la Salud; es Jair Bolsonaro, acabando con el Amazonas. La subjetivid­ad del varón está marcada por la conquista, la dominación y la explotació­n. Paradójica­mente, el más amoroso de los varones, el que defendió a la mujer, el que se acercó a los niños, el que lanzó a la humanidad un mensaje de conciliaci­ón, paz y sencillez, un hombre llamado Jesús –real o mítico-, fue crucificad­o por otros varones. La pandemia muestra el fracaso del mundo construido por el hombre.

Hay que resignific­ar el concepto de Estado que nos viene del hombre, especialme­nte del europeo. Resignific­arlo desde la compasión por los más desvalidos, colocándon­os al servicio de ellos, no us ufructuánd­olos para desarmar la democracia en las elecciones. Una noción de Estado que puede pensarse desde lo que la mujer –con sus excepcione­sha hecho durante milenios: alimentar, proteger, buscar la igualdad; que implican principios éticos que sostienen la vida.

luceromart­inezkasab@hotmail.com

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