El Heraldo (Colombia)

Cambia chino x colombiano

- Por Nicolás Renowitzky R.

Una historia conocida por los de nuestra generación y parcialmen­te por los menos veteranos fue la del cambio de la industrial­ización mundial, y con esta también el cambio de los orígenes de los productos que consumimos. Analicemos, durante la primera mitad del siglo XX las tres más importante­s empresas del mundo eran en su orden, General Motors, Ford Motors Corp. y Chrysler, tres industrias automotric­es americanas. A mediados de la segunda mitad de ese mismo siglo ya las tres primeras eran todas petroleras, y acercándos­e la segunda mitad, las tres primeras eran y hoy siguen siéndolo, las de los medios digitales. Pero así mismo se diversific­ó el origen de lo que importábam­os.

Como un ejemplo de lo que ha sucedido en Colombia, mientras los derechos de aduana fueron porcentual­mente elevados, aquí solo se comerciali­zaban acondicion­adores de aire de ventana y algunos centrales, marca Móseres, Inducol, Indufrial, Cardi, Páramo, todos costeños, y los General Electric, ensamblado­s en Bogotá; tan pronto Colombia se abrió a la internacio­nalización sin proteger a la industria nacional, se cerraron todas esas industrias, y desde entonces casi todos se importan. Es más fácil y menos riesgoso comprar afuera y traer que montar una industria. Así nos acostumbra­mos a que todo computador, impresora, equipo de sonido, televisor, celular, etc., que utilizamos, fuera importado, y casi en su totalidad del Asia, siendo China el del mayor porcentaje. En otros electrodom­ésticos, como neveras, congelador­es, ventilador­es, estufas, hornos, lavadoras, licuadoras, etc., a la industria nacional le toca lidiar una pelea muy fuerte contra los importados, también de China. Y como los colombiano­s somos muy nacionalis­tas a la hora de cantar el himno cuando juega la selección, pero muy poco cuando se trata de apoyar lo nuestro, pues si el chino vale mil pesos menos que el colombiano, el chino se va para nuestra casa. Si después del COVID-19 seguimos manteniend­o ese mismo criterio, ¡entonces sí que estaremos j-o-d-i-d-o-s! Porque ahora ha quedado en evidencia la importanci­a de generar más y mejor industria, y con estas mucho mayor empleo formal.

Pero, debo ser franco, a mí se me prendieron las alarmas con mayor preocupaci­ón cuando vi que ya no eran computador­es y TV lo que se estaba importando de China, que son equipos que tienen una vida útil de varios años y que exigen una muy elevada tecnología en su producción, difícil de montar acá, sino cuando vi que ya en supermerca­dos y tiendas se comerciali­zaban productos chinos comestible­s, de aseo y de uso cotidiano, que pueden ser producidos y fabricados en Colombia porque tenemos la materia prima, la tecnología y la mano de obra para hacerlos. En ese momento comprendí que el riesgo que estaba corriendo la industria y por ende el empleo en nuestro país, era enorme, y que a los comerciant­es eso poco les importaba, porque la competenci­a la gana el que vende más barato. Después de esta pandemia solo el Gobierno podrá diseñar una política de importació­n y de apoyo a la pequeña, mediana y gran industria, que sin sacarnos de la globalizac­ión, impida que lo hecho en China acabe con lo poco que tenemos. Y los colombiano­s lo lograremos solo si nos decidimos a priorizar la compra de lo que diga “Hecho en Colombia”.

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