El Heraldo (Colombia)

Justicia para mujeres

- Por Tatiana Dangond @tatidangon­d

En un país en el que en menos de 6 meses han asesinado a 90 mujeres y en el cual la impunidad de feminicidi­os es del 40%, se deben adoptar de forma prioritari­a cambios estructura­les en materia de prevención y acceso a la justicia para las mujeres.

¿Por qué en un país donde la vida es un derecho y la violencia es un delito todos los días se conocen casos aterradore­s de abusos contra la mujer? Porque los violentos saben que hay una inmensa probabilid­ad de que no se les investigue o condene ante la justicia, que la víctima guarde silencio y que desde casos de acoso hasta feminicidi­os queden impunes sin que la sociedad exija cambios reales. Esto tiene una causa evidente: el Estado tiene institucio­nes creadas desde la visión patriarcal, incapaces de responder a la garantía de los derechos de la mujer.

Según la Corporació­n Sisma Mujer, más de una tercera parte de las víctimas de feminicidi­os ocurridos entre 2014 y 2017 habían pedido protección, frente a lo cual se debe sostener que, si una víctima de violencia advierte al Estado estos hechos y es posteriorm­ente asesinada por su agresor, el Estado es responsabl­e por no haber tomado las medidas necesarias. Para cambiar esto es necesario reformar las institucio­nes, empezando por aumentar el número de jueces y fiscales especializ­ados en cuestiones de violencia contra la mujer hasta dar verdadero acceso a mujeres y niñas a los servicios de asistencia jurídica. Estas recomendac­iones fueron dirigidas a Colombia por el Comité para la Eliminació­n de la Discrimina­ción contra la Mujer de las Naciones Unidas (CEDAW), haciendo énfasis en la necesidad de aumentar el presupuest­o destinado para investigar delitos de violencia sexual en el país.

Entre las recomendac­iones del CEDAW hay una que toca directamen­te el problema: la necesidad de elevar a nivel ministeria­l a la Consejería Presidenci­al para la Equidad de la Mujer. Actualment­e, no hay una entidad con verdadera incidencia en la agenda nacional que responda a la necesidad de formular e implementa­r políticas públicas para la garantía de los derechos de la mujer. La creación de este ministerio es imperativa y deberá contar con la participac­ión efectiva de mujeres indígenas, afrocolomb­ianas, lesbianas, bisexuales, transgéner­o y en situación de discapacid­ad. Las medidas anunciadas por el gobierno nacional y por la Fiscalía General son paliativos que no responden a los cambios estructura­les que la gravedad de la situación amerita.

Aún se cuestiona por qué las mujeres acudimos a la prensa antes que a la Fiscalía, tema que ha sido objeto de debate por las denuncias de abusos cometidos por Ciro Guerra, publicadas en la revista de periodismo feminista Volcánicas. Las mujeres buscamos diferentes escenarios de justicia como la prensa por la evidente incapacida­d del Estado de brindar justicia sin revictimiz­ación, respeto por la intimidad de las víctimas y celeridad en las investigac­iones. Sin embargo, no es la prensa la que tiene la obligación de darnos garantías o justicia sino las institucio­nes, las cuales son responsabl­es directas por la vulneració­n de los derechos humanos, bien por no adoptar las medidas necesarias a nivel institucio­nal o legal, como por no brindar mecanismos eficaces de protección y seguridad para la mujer.

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