El aprendizaje de los adultos mayores en su confinamiento
La pareja de esposos Santander Solano y Tomasa de Solano, a sus 86 y 78 años, al principio de la cuarentena convirtieron el patio de su casa, en el barrio La Esmeralda, en el suroccidente de Barranquilla, en una huerta con frutas, verduras, plantas medicinales y algunas otras que han florecido espontáneamente. El espacio, cuentan, antes estaba lleno de escombros y maleza.
“Hay muchas cosas que se pueden hacer para matar el tiempo en esta cuarentena, incluso unas se inician sin saber por qué”, cuenta Santander Solano sobre los comienzos de este proyecto casero. “El patio de la casa es grande y la lluvia hace que le salga mucho pasto, además de la planta que es conocida como ‘coquito’, entonces, un día decidí limpiarlo. Al ver esto, mi nieta y mis familiares sugirieron que sembráramos diferentes semillas, las cuales fueron dando frutos. El resultado nos animó a dedicarle tiempo al huerto, también porque nos sirve de distracción ante tanta mala noticia”, continúa. “Esto surgió sin mucha expectativa, como para ver qué pasaba. Hoy tenemos tres camellones con diferentes frutas y verduras. Esto me tiene muy feliz”, manifiesta muy emocionada Tomasa de Solano. Explica que antes de empezar a trabajar la tierra se tuvo que adecuar el lugar, limpiarlo, quitarle las piedras que allí tenían y agregarle arena con compost, lo que ayudó a fertilizar el terreno. Sobre el cuidado de este espacio, Solano confiesa que se dedican a él más que todo por las tardes huyendo del sol y que en las mañanas se ocupan en la elaboración de semilleros. Él y su nieta Katheryn Meléndez están a cargo de todo el trabajo fuerte. La pareja de esposos nunca antes se había ocupado de una huerta o alguna actividad similar por estar entregados a los afanes del día a día; sin embargo, asegura que ahora este pasatiempo les da mucha tranquilidad y que se sienten productivos en un momento en el que la vida de muchos se encuentra en pausa.